Estado de emergencia
Por Jessica Woolrich
La semana pasada las noticias, primero de la disolución del congreso peruano, por parte del entonces presidente Pedro Castillo y posteriormente la de su destitución y encarcelamiento, hicieron eco en todos los medios latinoamericanos, porque nuevamente un país de la región se sumía en el desgobierno, el alboroto y la tensión, pero como dichas noticias parecieron darse de una forma bastante pacífica, muchos pensaron que a partir de ese momento la calma reinaría en Perú, y la población en general se mantendría en calma, esto se pensó sobre todo porque las últimas encuestas anunciaban una disminución en la aprobación de Castillo. Y en general pocos eran los que creían que un importante sector de la población no solamente lo seguía apoyando, sino que incluso estaban dispuestos a levantarse para defender al destituido gobernante. Pero ahora que las protestas están llevándose a cabo a lo largo y ancho del país, ocasionando incluso muertes y a que se haya determinado un estado de emergencia, muchas voces son los que se preguntan si existe la posibilidad de que, en un futuro próximo, Perú pueda lograr su tan ansiada estabilidad política y social.
Y es que, en los últimos años, desafortunadamente la nación sudamericana ha visto como sin importar el constante cambio de gobernantes, nada ha cambiado y ninguno de ellos ha generado soluciones verdaderas que favorezcan a la mayor parte de la población, por lo que pensar que, en medio de esta crisis, la recién nombrada presidenta Doña Boluarte, pueda calmar los ánimos de quienes aún apoyan a Castillo, y logre así unas elecciones pacíficas, parece un sueño muy lejano. El hecho que desde la prisión el destituido presidente haya anunciado que todo se debe a un golpe de la derecha y que él pronunció su famoso discurso de disolución del congreso, debido a una bebida que le habían dado, generó que sus seguidores se lanzaran a las calles exigiendo justicia, así como la renuncia de la presidenta interina.
Hoy podríamos pensar que lo descabellado del argumento y de la defensa del Expresidente, generaría dudas entre aquellos que lo apoyan, pero la realidad es que es tal la división que existe en la sociedad y lo enfrentada que están la izquierda y la derecha, que para muchos, cualquier argumento parece ser suficiente para en nombre de él defender una postura ideológica que en los últimos años se ha radicalizado a tal grado que la hostilidad entre la izquierda y la derecha, ha corrido como pólvora por la mayor parte de las naciones de América y se ha vuelto en un problema muy grave que puede desatar crisis y enfrentamientos importantes, es por eso que hoy los ojos se mantienen atentos a lo que sucede en Perú, porque se sabe que ninguna nación está exenta de que dentro de sus fronteras ocurra alguna crisis que ponga en emergencia a los países. Por lo que esperemos que, a raíz de este tema, los gobernantes se den cuenta de la importancia de gobernar para todos, para evitar llegar a momentos de enfrentamientos, porque como bien lo dijo Winston Churchill “el político debe de ser capaz de predecir lo que va a ocurrir mañana, el mes próximo y el año que viene y de explicar después porque no ha ocurrido”.
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