El oportunismo y traición a Morena de Rafael Espino
<<El suplente de Pérez Cuéllar en el Senado, ahora quiere lucirse como si fuera digno de este cargo y traiciona a su partido >>
Por Ángel Álvaro Peña
La triste historia de senadores sin identidad continúa como si se tratara de vidas encadenadas a la vergüenza y el arrepentimiento. Como en un jardín de niños y no de miembros del Senado de la República, la inmadurez individual se proyecta irresponsablemente en la vida pública de un país cuyos legisladores están rebasados por el pueblo.
Muestra de ello no solo son aquellos que se fueron de un partido a otro, o al limbo ideológico o simplemente traicionaron, por vocación o por dinero. Ahí está el autodenominado Grupo Plural o de los plurinominales, que consideró que su aparente independencia colocaría a sus integrantes en la vanguardia de esta Cámara, lo cierto es que se fueron hasta el final de la fila para ser tomados en cuenta como legisladores serios, tanto es así que ahora buscan desesperadamente ser cinco para tener representación en el Senado tal y como dicta la Ley Orgánica de dicha colegisladora.
Ya invitaron a Monreal y ahora lo hacen con Rafael Espino, un oscuro burócrata chihuahuense que intentó ser candidato a la gubernatura por Morena cobijado en grupos religiosos para llegar a suceder a Javier Corral Jurado y nunca fue designado, ni colocado en las encuestas siquiera.
Ahora el senador suplente de quien sí fue tomado en cuenta para la candidatura de Morena a la gubernatura de Chihuahua, Cruz Pérez Cuellar, quien finalmente terminó como presidente municipal de Ciudad Juárez, no sin antes dejar colgado de la brocha al abogado y empresario farmacéutico Rafael Espino, quien para que los medios voltearan a verlo votó contra el Plan B de la reforma electoral, a pesar de ser morenista y decirse amigo del Presidente de la República.
Ante tal situación no tardaron los integrantes del Grupo Plural que de plural nada tiene más bien es un grupo de ultraderecha que hace palidecer al PAN por sus posturas tan añejas. Espino le fue fiel a Monreal, votó en contra sin dar más argumentos que su protagonismo en busca de reflectores.
A nombre del Grupo Plural, el legislador Germán Martínez Cázares dirigió una carta a Espino para hacerle una invitación a formar parte de ese colectivo.
“No tenemos condición alguna que imponer. Y, como usted bien sabe, nos caracterizamos por respetar el voto libre en las decisiones que adoptemos; nuestro límite es el honor y la decencia en la vida pública y el bien de México que, estamos seguros, usted garantiza con su trabajo”, puntualizó.
Martínez sostuvo además que el Grupo Plural no tiene filias ni fobias, ni promueve odios ni rencores contra nadie, sino solo pretende cumplir su tarea legislativa con libertad y dignidad.
El Grupo Plural en el Senado está actualmente integrado por Emilio Álvarez Icaza, (plurinominal), Gustavo Madero, (plurinominal) Nancy de la Sierra, (plurinominal) y Germán Martínez Cázares (plurinominal).
El proyecto personal de Espino carece de contacto con la sociedad, se trata de una postura muy similar a la de los legisladores plurinominales, porque nadie nunca votó por ellos, pero en cambio sí reciben su curul, su dieta y su cuota de poder. En el caso del suplente Espino de la Peña, es todavía más alejado de la gente y tal vez en ello se identifique con el Grupo Plural, cuyos integrantes votan por sí mismos, con consignas particulares e intereses personales.
En términos reales el autodenominado Grupo Plural no son otra cosa que desertores de algunos partidos donde no figuraban, probablemente por su ya característica mediocridad y lo que quieren es aparecer en los medios como lo han demostrado. Claro, carecen de propuestas y sólo van a lo suyo. Así, con esas mismas definiciones y carente de identidad encuentran en Rafael Espino al hombre ideal para sumar al grupo de indefinidos y convertirse en un grupo de senadores con personalidad propia.
El consejero independiente de Pemex, Rafael Espino de la Peña hace dos años preparaba su camino hacia la candidatura de Morena, pedía apoyos a todo el que se encontraba y organizaba eventos siempre y cuando él no los pagara, así dejó plantados a más de un grupo de personas que le creyeron y apoyaron.
Hace un par de años, en un hotel de la avenida Universidad y Escudero, en Chihuahua capital con el patrocinio de Jaime Ochoa Hernández, coordinador nacional del Movimiento Cristiano y Organizaciones Secundarias, pidió apoyo y se le prometieron gente, recursos y hasta medios a su favor.
Alrededor de 15 representantes de movimientos cristianos y evangélicos sostuvieron una charla con el aspirante a la candidatura de Morena por la gubernatura de Chihuahua.
«Estamos preocupados por el que los valores éticos y morales, así como sociales sigan prevaleciendo en las familias mexicanas», expresó Jaime Ochoa, quien nunca escondió su tendencia conservadora. Ahora encabeza un intento de partido estatal en Nuevo León, llamado Vida, que se identifica a la derecha del PAN.
Espino asegura que siempre ha compartido la visión ideológica del proyecto de gobierno del Lic. Andrés Manuel López Obrador, a quien apoyó como abogado en su batalla legal contra el desafuero y contra los intentos de privatizaciones del petróleo a raíz de la reforma energética, además de participar del proyecto del Lic. López Obrador en sus 3 campañas presidenciales, desde hace más de 20 años: sin embargo, ahora votó contra su propuesta en momentos críticos, dando la espalda a su amigo y a tantos años de militancia tirados a la basura.
Porque al igual que otros que empezaron en Morena y fueron al PAN o al Grupo Plural o simplemente desde las curules morenistas votan contra las propuestas de la 4T, Rafael Espino quiere reflectores de los medios, su anonimato lo ahoga y su estancamiento lo asfixia.
Atrás de la figura política de Espino hay un empresario ligado al futbol, es socio del Club Gallos Blancos de Querétaro y se ha visto involucrado, dentro y fuera del Senado en la defensa de empresas transnacionales. Amigo de Alfonso Ramírez Cuéllar, quien diera golpe de estado a la presidencia de Morena y oportunista consumado, Espino se muestra como un traidor al partido, al líder moral, a la bancada de senadores, y a la democracia.
Nadie podría esperar menos de alguien que llega al Senado igual que los plurinominales, por dedazo, sin representación, sin votos, sin apoyo social, sin compromiso, sin comunicación con el pueblo y sin bandera.