Mistificación del sindicalismo
Por Herlindo Robles
“El grito que lanzan las masas laborantes, es la verdad amarga reconocida hasta por los que viven de la propiedad y del trabajo de los demás, efectivamente en la actualidad el sistema de organización obrera por medio del sindicato es un engaño, lo es fundamentalmente en la medida en que sus dirigentes se confabulan con la representación de los intereses opuestos para negociar la contratación colectiva de trabajo: lo es, desde el momento en que los dirigentes sindicales se reparten las agrupaciones a título de dueño: lo es, desde el instante mismo en que las posiciones de mando adquieren un carácter dinástico; lo es, desde la época en que el proletariado es convertido en un apéndice del partido oficial”. Estas líneas provienen de un párrafo del prólogo del libro del Maestro Alfredo Sánchez Alvarado, escrito en los años sesenta.
Sin embargo, guardan gran actualidad, derivado de los abusos patronales maquinados por la Coparmex, CCE y demás depredadores del bienestar de los trabajadores, todo potenciado hacia el poder político del hegemónico Revolucionario Institucional, que en pocos años pasó de ser “La izquierda más radical dentro de la Constitución” con Adolfo López Mateos, a la caricatura de socialdemocracia en que lo convirtió Beatriz Paredes a su paso como presidenta del ese partido.
Así el socialismo de la Rosa se albergó en ese partido, en una regresión a los postulados revolucionarios, ante el reclamo no escuchado proveniente de las bases respecto a ejercer una democracia interna, hoy imposible.
Al darle “machetazo a caballo de espadas”, pues Alejandro Moreno se ha apropiado del partido al decirse revolucionario y nadie ha podido moverlo de su trono ni un ápice y según los audios filtrados, no pierde la esperanza de alcanzar la presidencia de la República previa candidatura que pretende arrebatar a sus cándidos correligionarios.
A pesar de la molestia de grupos de poder, como lo es el de Miguel Ángel Osorio Chong o Claudia Ruiz Massieu o Salinas como la llama Moreno, este avanza entretejiendo alianzas internas en el instituto político.
Para ello es indispensable utilizar la masa obrera desde el corporativismo y aplicarlo como alfil en la madre de todas las elecciones, la del Estado de México, sin dejar atrás a Coahuila, que ambas son el ultimo bastión de ese partido, muy partido por las divergencias internas a más de que ya no caben en el pequeño barco, los cientos de sanguijuelas del erario luego entonces, la utilización del sindicalismo para obtener el triunfo de esos estados, viene a dar una puñalada más a la clase trabajadora que ha soportado casi un siglo de cacicazgos de un sin número de ladrones que se han apropiado del poder político y económico de las entidades.
El cambio parece inevitable pues el electorado, ya despertó y a pesar de las falacias que transmiten los medios de comunicación masivos, la gente de a pie, reconoce los avances de la Cuarta Transformación, al mantener una moneda estable y fortalecida, lograr cerrar la importación de transgénicos y el bolsillo de los mexicanos recibe el sustancial y nunca visto aumento de 20% de aumento al salario mínimo, aunado a los programas del bienestar, con ello se ha logrado inyectar recursos económicos de abajo hacia arriba, algo impensable para el ejercicio de un gobierno del PRI o PAN, que solo buscaron desfondar las arcas nacionales y exprimir a la población vía aumento de impuestos.
Esa es la verdadera realidad de lo que ofrecen los gobiernos encabezados por esos partidos, que han hecho del pueblo mexicano, materia de explotación laboral al servicio de las transnacionales, vendiendo mano de obra a precio de miseria, por ello deberemos apoyar en su momento la candidatura de Delfina Gómez y de Armando Guadiana, ya que el compromiso para con la clase trabajadora, es un aliciente ante la falta de representación legitima y comprometida con la clase trabajadora, explotada por lustros y casi un siglo, y van por más, para mantener sus privilegios y seguir enriqueciéndose a costillas del pueblo obrero.
Twitter: @zorvha
