Cárdenas, junior de la política
Por Ángel Álvaro Peña
El 18 de marzo es el día de los trabajadores de Pemex, de la soberanía de México de la riqueza natural del país. Por muchos años la conmemoración fue un requisito burocrático que se realizaba con más rutina que convencimiento. Se exaltaba el nombre de Lázaro Cárdenas y su valentía por enfrentarse con el poderoso vecino del norte.
En cada aniversario el centro de los reflectores era Cuauhtémoc Cárdenas sin más atributos que ser hijo de su padre. Un gran hombre sin duda, pero la grandeza no se hereda en las democracias; sin embargo, como si se tratara de una monarquía la celebración de la expropiación petrolera tenía un monarca, un líder: Cuauhtémoc Cárdenas, quien de tanto presidir esa fiesta nacionalista se convirtió en nacionalista, de tanto encabezarla se volvió, líder y de tanto repetir su nombre junto al de su padre, se creó un buen político.
Los héroes anónimos de la expropiación petrolera son las trabajadoras y trabajadores de Petróleos Mexicanos, quienes entregan su vida a la riqueza del país. No hay un año sin que un petrolero no muera en cumplimiento de su deber. Lo vemos siempre.
Sin embargo, la más recientes conmemoración de la expropiación de 1938 se convirtió en la consolidación de un líder que tiene una capacidad de convocatoria como nadie la había tenido, de manera espontánea en la historia de México. Pero en el pasado la conmemoración de esta fiesta nunca reivindicó, ni siquiera en el discurso, Cuauhtémoc Cárdenas.
Es decir, históricamente la conmemoración del 18 de marzo ha servido para fortalecer figuras particulares, primero Lázaro Cárdenas, luego Cuauhtémoc y ahora Andrés Manuel López Obrador, cuando en realidad el héroe de estas batallas es el trabajador de Pemex.
Pemex ha sobrevivido a pesar de los líderes sindicales, luego de que Carlos Salinas de Gortari, a los 40 días de haber tomado el poder, allanara la casa de Joaquín Hernández Galicia y le sembrara armas, el 9 de enero de 1989, el usurpador de la Presidencia de la República, hace evidente que no llegó a ese cargo por razones limpias ni claras, en un fraude electoral con un golpe a sus enemigos, que pudieron, en ese momento, cuestionar severamente el triunfo electoral.
Quién había ganado las elecciones era Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, a quien apoyo don Joaquín Hernández Galicia desde que inició su campaña. El sindicato petrolero nació tres años antes de la expropiación, es decir, en 1935.
Cuauhtémoc nació el 1 de mayo de 1934, su padre tomaría posesión siete meses después exactamente, como Presidente y llegaría al Castillo de Chapultepec, entonces, recinto presidencial. Desde que tiene uso de razón Cuauhtémoc está en medio de la política, de la cual pareciera saber todavía muy poco, a juzgar por el lugar que actualmente ha escogido ocupar en la historia contemporánea.
LA QUINA
Joaquín Hernández Galicia llegó a liderar el sindicato petrolero en 1958, manteniendo el poder del sindicato, detrás de trono, por cinco sexenios: desde Adolfo López Mateos, pasando por Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid y hasta el inicio del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, quien, a la mala lo destituyó violentamente, encarcelándolo.
El delito que Salinas había inventado fue homicidio contra el agente del Ministerio Público Federal, con sede en Chihuahua, Gerardo Antonio Zamora Arrioja. Y el allanamiento se debió a que el Presidente aseguraba que el cadáver se encontraba frente a la casa del líder sindical en Ciudad Madero.
La traición se veía llegar, hubo entre los líderes de las diferentes secciones sindicales, un plan de desestabilización, el caso más conocido es el que sucedió en Poza Rica, comandado por un tal Sergio Lorenzo Quiroz, quien a través de un grupúsculo denominado FRUS, Frente de Resistencia y Unidad Sindical, –al que el lidercillo insiste en llamar brazo político del sindicato petrolero, cuando en realidad es sólo un grupo de choque—,que maneja a su antojo y sabotea decisiones en favor de sus intereses personales y contra los derechos de sus propios trabajadores.
“La Quina” fue encarcelado en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México. Al mismo tiempo que Salinas se quitaba de encima a un opositor de gran importancia lo quita para modificar el contrato colectivo de trabajo, de forma tal que lo flexibilizara y permitiera la contratación de empresas particulares nacionales y extranjeras para realizar actividades que desde 1938 se reservaban a Pemex y sus trabajadores. Con ello dio inicio una nueva época de contratismo de empresas extranjeras sin precedentes desde la expropiación.
Aquella noche del 6 de julio de 1988, se unió la oposición para reclamar un gran fraude electoral, así, Manuel J. Clouthier del PAN; Rosario Ibarra de Piedra, del PRT, y, Gumersindo Magaña, del PDM, reclamaron la victoria para Cuauhtémoc Cárdenas. Más se tardaron en reunirse para protestar que el tiempo en que Cárdenas negoció su derrota con Carlos Salinas.
Cuauhtémoc Cárdenas guardó silencio, probablemente como parte de la negociación, con Salinas, y nunca defendió a La Quina. Se desconoce si fue a visitarlo a la cárcel alguna vez.
Para entonces ya había aparecido la novela Morir en el Golfo, de Héctor Aguilar Camín, entonces director de la revista Nexos, en ese libro pinta a La Quina, como un hombre pintoresco, corrupto, vengativo, etc. Una vez en el poder Salinas adopta como su intelectual de cabecera a Aguilar Camín.
Se dice que Salinas, entonces secretario de Programación y Presupuesto, había pagado la elaboración de la novela para desgastar al líder petrolero, ya que con la apertura a la globalización que iniciaba en ese momento De la Madrid, el nacionalismo y poder de convocatoria de La Quina, empezaba a estorbarles a los tecnócratas en el poder.
A partir del golpe que Salinas da a don Joaquín, el liderazgo del sindicato petrolero se ha visto afectado por la corrupción, el desvío de fondos, el acoso, la venganza, la violencia, etc.
Salinas impuso a Sebastián Guzmán Cabrera, implicado posteriormente en el tráfico de drogas; para después dar lugar a Carlos Romero Deschamps, quien encabezó el sindicato del 25 de junio de 1993 al 16 de octubre de 2019, dejando en el liderazgo a uno de sus títeres, Manuel Limón Hernández. Actualmente el sindicato lo dirige la mano derecha de Deschamps, Ricardo Aldana Prieto.
Cuauhtémoc Cárdenas, nunca intercedió por quien lo apoyara en su campaña hacia la Presidencia de la República, don Joaquín Hernández, A pesar de que sabía de su limitada simpatía y de su gesto adusto que alejaba a la gente en lugar de acercarla, consideró que el líder era él, como depositario de una franquicia del apellido que tarde o temprano lo llevaría a la Presidencia de la República.
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano nunca fue cercano a Andrés López Obrador, pero la posibilidad de que coincidieran en actos y protestas, los unía. Unidad que fue deshaciendo poco a poco hasta cuestionar severamente al actual Presidente. A grado tal que su hijo, adoptado desde el inicio de la actual administración como coordinador de asesores, renunció a su cargo un día antes de la festividad de la expropiación de la industria petrolera.
Cuauhtémoc compitió en tres ocasiones por la Presidencia de la República, la primera, que fue el año del fraude, en 1988; la segunda en 1994, y la tercera compitiendo contra Fox, en 2000. Éste afirma que le propuso que uno, cualquiera de ellos, declinara en favor del otro.
Total, que la frustración de Cuauhtémoc fue otra razón para separarse de López Obrador. Cárdenas quiso ser Presidente, vio que no podía en el PRI, se pasó al PARM, fundó el Frente Nacional Revolucionario, creó el PRD y finalmente ante el arrase de Morena desistió competir de su obsesión por llegar.
PEGA Y CORRE
La petrolera italiana Ente Nazionale Idrocarburi anunció encontró un yacimiento de petróleo en la Cuenca Salina Sureste, en la costa de México, en aguas de profundidad media, que podría contener reservas de hasta 200 millones de barriles de crudo a 65 kilómetros de la costa.
Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes