Si la Constitución pierde su vigor y fuerza, se hunde México
Por José Lima Cobos
Si el presidente Madero no hubiera impedido que su hermano Gustavo Madero mantuviera desarmado y detenido al general Victoriano Huerta —como ya se le tenía en Palacio Nacional—, el país se hubiera ahorrado la muerte de los mexicanos con la revuelta en la Decena Trágica y sobre todo que el chacal no se hubiera ensañado con su hermano, —que le sacaron los ojos, lo torturaron y lo exhibieron en la Ciudad de México— y atentar luego contra el Presidente y Vicepresidente, Madero y Pino Suárez, respectivamente, deteniéndolos y asesinándolos, paralelismo que hoy se dio —toda proporción guardada— con el hecho de que el presidente López Obrador, aceptó la renuncia de Medina Mora como ministro de la Suprema Corte de Justicia cuando debió iniciarse juicio político por actos de corrupción y contra la administración de la justicia, que serviría de ejemplo, sin embargo, esa esperanza se esfumó, y la soberbia y arrogancia se exhibe entre los demás ministros, incluido los cuatro que el propuso por este gobierno.
Ello no tenía que ser así, habida cuenta que para renunciar a ese cargo tan relevante, tendían que darse causas graves y calificarlas por la Cámara de Senadores, sin embargo, se le dejó ir en la impunidad mas relevante y con el manejo de recursos de procedencia ilícita que movió en distintas transferencias bancarias, durante su gestión como director de la Policía Judicial Federal, Procurador de la República –responsable de violaciones a mujeres en Atenco— Embajador en Gran Bretaña, Estados Unidos y luego ministro de la Corte, —propuesto por Peña Nieto— pese a que la unidad de Inteligencia financiera de la Secretaría de Hacienda tenía localizados y las denuncias respectivas en puerta en su contra, aunque la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia integrada por Alberto Pérez Dayán, Javier Laynez Potisek, José Fernando Franco González-Salas y Yasmín Esquivel Mossa, la propuesta de Medina Mora, ya habían creado la jurisprudencia para que el gobierno mexicano no pudiera congelar cuentas bancarias, si previamente no existía una solicitud de un gobierno extranjero, es decir, acotar la soberanía del estado mexicano y someterlo al escrutinio internacional en un actitud de traición a la patria.
Lo anterior viene a colación y es necesario resaltar y que se sepa en el mundo que si la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos —Artículo 136— habla de la inviolabilidad de la misma” no perderá su fuerza y vigor aún cuando por alguna rebelión se interrumpa su observancia “ante la pretensión de que no se observe lo previsto en el Artículo 127 constitucional que es claro y preciso en el sentido de que nadie —esto es claro e irrebatible— “ningún servidor público podrá recibir remuneración… mayor a la establecida para el Presidente de la República en el presupuesto correspondiente”, luego entonces, la solicitud del Secretario de Gobernación para que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación expliquen sus remuneraciones, que ha venido sido contraria a la Constitución y que sean los propios ministros los que la violen.
Si la Constitución pierde su vigor, entonces, nada queda más que iniciar con lo previsto en los Artículos 108 y demás constitucionales para que se cumpla por el manejo irresponsables de violaciones de las leyes en vigor y el enriquecimiento inexplicable tendrá que dar cuenta de manera urgente.
El criterio de la Suprema Corte de Justicia no puede quedar en asuntos varios como se dice que ahí se turno el escrito del Secretario de Gobernación, cuando es algo de la mayor relevancia de otra suerte, se pierde la legitimidad de los ministros, pues como lo expresó el ministro Pérez Dayan, nadie puede ser deferente contra la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
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