Castigo a la mitomanía
Por José García Sánchez
Las consecuencias de las mentiras de Xóchitl Gálvez empiezan a hacer mella en su campaña y no precisamente de parte de sus adversarios, que cada día aumentan y sus artificiales simpatizantes disminuyen ante la decepción que representa su figura política.
Para empezar el Frente Amplio por México decidió cancelar la marcha que en su favor se realizaría el domingo 23 de julio porque sería un verdadero ridículo. Una cosa es que los medios la inflen y otra que en realidad tenga el apoyo social que dice tener. Una de sus mentiras.
Otra de ellas es la aceptación con la que asegura contar en Twitter, con poco más de 95 mil seguidores, resulta que le cancelaron su cuenta porque tanto los admiradores como los likes son bots y esto no puede permitirlo la empresa, que está ahora en manos de Elon Musk, a quien le había adjudicado la señora X su apoyo a la candidatura, por el hecho de haber colocado una X en su plataforma. En entrevista con Gabriela Warkentin, Xóchitl aseguró que la cuenta de Twitter era totalmente orgánica y que solo pagaba 200 mil pesos mensuales con sus recursos para crecer en YouTube y Facebook, sin embargo, recordemos que orgánico es funcionar sin dinero, pagar campañas digitales en redes sociales, ya no es orgánico.
La poca cultura de la hidalguense le obliga a decir que tiene apoyo en 36 estados de la República. Lo cual es un disparate no sólo de carencia de información geográfica sino política. Pero así sigue andando por el tortuoso camino de la candidatura hacia el cargo público más importante del país. El frente amplio empieza a marginarla de sus planes y comienza a apostarle a otras personas como Rosario Robles, José Ángel Gurría o ya de perdida a Santiago Creel.
MUCHAS MENTIRAS
Pero las mentiras que se revierten no terminan en lo fraudulento de su conducta como servidora pública que hace negocios con sus propias empresas y su falso origen indígena. En una de sus giras sus simpatizantes le dieron una bicicleta normal, para pasear su imagen por las calles pero como no era eléctrica, no aguantó ni una cuadra y tuvo que bajarse dando a conocer que eso de la condición atlética de una ciclista ecologista consumada que va a su casa y al Senado en dos ruedas, es mentira.
Ahora asegura que cuenta con 220 mil firmas de gente que apoya su candidatura, pero falta ver cuántas de esas firmas compradas y basadas en la ficción son validadas como reales, sobre todo viniendo de una persona mitómana y poco auténtica.
Lo que hace es que a unas cuadras antes de llegar a los lugares donde la esperan los medios se sube a su bicicleta para hacer el espectáculo que todos esperan.
A partir de ahora todo será malo para la senadora botarga, quien empezó de payasita en el circo panista y en el intento por querer administrar el circo simplemente se desinfló. Tienes tres denuncias penales en su contra dignas de tomarse en serio, una petición popular de juicio político y la presión permanente de dejar su curul en el Senado, que la dejaría sin fuero, a expensas de la justicia administrativa, ámbito en el que tiene muchas cuentas pendientes.
Desenmascarada en la esencia de su propaganda, la figura de quien dijo vender gelatinas, no solo se desinfla sino que decepciona y esto crea cierta animadversión. Los desayunos a los que convoca con un precio que van de los 400 a los 600 pesos, ya no tienen la misma afluencia y los partidos que dice representar están preocupados por preparar a otra apersona como su candidata.