Crisis migratoria
Del otro lado
Por: Jessica Woolrich
Lampedusa, la pequeña isla italiana de menos de 7,000 habitantes, esta semana se convirtió en el foco de atención mundial. Las miradas atentas de todo el mundo se mantenían expectantes entre la noticia de la llegada de los casi 10,000 inmigrantes provenientes de África, que en menos de tres días desbordaron a la pequeña isla, que pasó de ser uno de los lugares más tranquilos del mediterráneo, a ser el centro de una crisis humanitaria que a muchos les tomó de sorpresa, pero que para la gran mayoría era un problema que se veía venir.
Y es que si bien los movimientos migratorios en África siempre han existido, antes, la mayoría de éstos eran entre naciones africanas o movimientos del campo a la ciudad, y solo el 10% de ellos correspondían a movimientos hacia Europa, pero todo cambió con la Primavera Árabe y, sobre todo, con la guerra en Siria, que fue cuando el flujo de migrantes que buscaban una nueva vida en Europa comenzó a incrementarse, a tal grado que hoy las naciones europeas, especialmente las cercanas al mediterráneo, se han visto rebasadas por la llegada constante de inmigrantes, ocasionando que la Unión Europea considere primordial encontrar una solución para enfrentar esta terrible crisis migratoria, y por dicho motivo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un viaje por Lampedusa anunció un plan urgente con el que se busca hacerle frente a este conflicto.
Pero mientras muchos han aplaudido esta iniciativa, muchos otros consideran que es muy tarde para resolver esto, ya que el conflicto migratorio no solo se vive en las fronteras, sino en el interior de las naciones que, ante este flujo migratorio, no han sabido encontrar la manera para lograr una sana integración de quienes llegan buscando nuevas oportunidades y aquellos ciudadanos que se sienten de alguna forma invadidos y desplazados, lo que ha creado un ambiente un tanto ríspido en países como Francia, en donde los problemas entre los migrantes y los ciudadanos franceses son cosa de todos los días, sin que el gobierno encuentre una solución clara que pueda ayudar a manejar y a adaptarse a una nueva realidad, porque de otra forma los conflictos serán constantes y la estabilidad comenzará a disiparse, por lo cual sería bueno comprender lo dicho por Charles Darwin: “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”.