ECONOMÍA

La banca registra “un rápido crecimiento” al margen de una regulación

La banca en la sombra está registrando “un rápido crecimiento” al margen de una regulación como la que tienen las instituciones financieras reguladas. El año pasado este dinero que sale de fondos de inversión hacia corporativos superó los 2.1 billones de dólares a nivel mundial el año pasado en activos y capital comprometido.

Fondos de pensiones y compañías de seguro están invirtiendo en este tipo de esquemas por los rendimientos que ofrecen. No obstante, “dado que este ecosistema es opaco y altamente interconectado, y si el rápido crecimiento continúa con una supervisión limitada, las vulnerabilidades existentes podrían convertirse en un riesgo sistémico para el sistema financiero en general”, advirtió el FMI.

El organismo explica que este mercado surgió tres décadas atrás como una fuente de financiamiento para empresas demasiado grandes o riesgosas para los bancos comerciales y demasiado pequeñas para endeudarse en los mercados públicos; pero su calidad crediticia no siempre es clara o fácil de evaluar, y las interconexiones poco transparentes entre fondos de crédito privado, empresas, bancos comerciales e inversionistas “pueden estar acumulando riesgos sistémicos”.

El FMI reconoce que actualmente los riesgos inmediatos para la estabilidad financiera derivados del crédito privado parecen limitados, pero “las graves lagunas de datos dificultan el seguimiento de estas vulnerabilidades en los mercados e instituciones financieras y pueden retrasar la evaluación adecuada de los riesgos por parte de las autoridades y los inversores”.

Por ejemplo, las empresas que recurren al mercado de crédito privado tienden a ser más pequeñas y tener más deuda que sus contrapartes con préstamos apalancados o bonos públicos. Con el incremento de tasas de interés en los últimos años, más de un tercio de los prestatarios ahora tienen costos por intereses que exceden sus ganancias actuales.

Este sólo es uno de los riesgos reportados por el organismo. Destaca que actualmente no se observa “un riesgo sistémico para el sector financiero en general”, derivado de los fondos prestamistas, las vulnerabilidades “pueden seguir acumulándose, con implicaciones para la economía”.

“En una crisis grave, la calidad crediticia podría deteriorarse drásticamente, provocando impagos y pérdidas significativas. La opacidad podría hacer que estas pérdidas sean difíciles de evaluar”, destacó.

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