COLUMNISTAS

¿Senador o delincuente?

Por: Luis Ramírez Baqueiro

 

“Nadie es desgraciado sino por su propia culpa.” – Lucio Anneo Séneca.

 El poder político obnubila la razón, y el que fue todo poderoso en muchas ocasiones pasa simplemente a ser un prófugo de la justicia, ese pareciera ser al menos el destino de un senador electo por primera minoría del Estado de Veracruz.

Y es que una vez que se prueban las mieles del poder, pareciera que el empalagoso dulce que da el mismo, se convierte en una droga imposible de olvidar, mucho menos de saciar.

Cueste lo que cueste, alcanzar una curul desde la posición legislativa que sea representa un aparente escudo de impunidad, para seguir haciendo y deshaciendo a sus anchas, claro al amparo del poder.

El caso del prófugo de la Ley, Miguel Ángel Yunes Márquez parece recordarnos que el tablajero de ayer, se convierte en la res del mañana. Le cuento.

Cuando Miguel Ángel Yunes Linares y su clan comenzaron la cacería sobre Javier Duarte de Ochoa a mediados del año 2016, que lo llevó hasta su entrega a la justicia tras pactar su detención engañado por el entonces otrora poderoso secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en Guatemala, nadie hubiera apostado porque los persecutores originarios de aquel embrollo político se convertirían en perseguidos y forajidos de la justicia años más tarde.

La llegada de la 4T dio al traste con los planes de perpetuidad que el Clan boqueño tenía programado. La soberbia, la petulancia, y ese aire de intocables que los hizo perder la elección en parte obedece a esa falta de control en su proceder político.

Acostumbrados a tenerlo todo gracias al esfuerzo y dedicación del líder del Clan, los vástagos del Yunismo Boqueño cometieron atrocidades al amparo del poder que hoy los tienen a salto de mata.

Este reportero ha podido confirmar que, desde el pasado martes, las autoridades de la Fiscalía General de la República (FGR) traen puesta la mira sobre padre e hijo quienes han estado huyendo de un punto a otro de la Ciudad de México en su enfermizo afán por alcanzar el tan anhelado fuero que los libre de enfrentar a la justicia.

Se sabe que el ingreso del ex alcalde de Boca del Río a territorio nacional se realizó por carretera, encajuelado, con la complicidad de funcionarios migratorios.

Lo mismo de su presentación a primera hora del martes en la sede del Senado de la República en donde pretendió ser el primero en registrarse para lograr obtener la charola y con ello la aparente protección que le daría acreditarse como senador de la República.

Solo que, a pesar de pasearse con un amparo bajo el brazo, el temor a ser detenido y encarcelado lo hace moverse de un punto a otro, de manera constante, evadiendose del lugar.

Ya el periodista veracruzano Silverio Quevedo Elox habría referido que “el personal administrativo de la Secretaría General de Servicios Parlamentarios del Senado, dio inicio al trámite, pero no le entregaron la credencial, debido a que la debe recoger el interesado en persona.”

Cosa que no hizo, dejando a un propio con presunta carta poder para realizar el trámite. “Por lo que queda en duda si efectivamente fue acreditado el propio Senador, además que, si bien lo festinan como legislador, este acto no refleja ni le da la validez legal que tendría en cambio, una toma de protesta la que aún no ocurre.”

Autoridades de la propia FGR aseguran que han cambiado de lugar de refugio en al menos más de seis ocasiones, teniendo ubicadas todas y cada una de ellas, la más reciente en Hegel No. 315 de la Col. Chapultepec Morelos donde pernoctaron la madrugada del jueves, cercana a la sede del Senado de la República.

Se ha podido saber también, que las facilidades brindadas para su ingreso al recinto legislativo obedecieron a instrucciones dadas desde la misma oficina del coordinador parlamentario de Morena, Ricardo Monreal Ávila –quien aparentemente le ha venido brindado una extraña protección- pues no es posible siquiera concebir que esté jugando para la 4T, y a su vez, se preste al juego de favores con la oposición.

Pero así es la política mexicana, una red de complicidades inconfesables, que cuando salen a la luz, desenmascaran las verdaderas intenciones de sus actores políticos, evidenciando que sus intereses están muy por encima de los intereses de la población.

Aquellos que presumieron ser una inmaculada versión del político que no miente, que no engaña, que era diferente, resultó ser un verdadero saco de mañas, en donde cualquier entelequia que los ayude a alcanzar el fuero basta, es suficiente y porque no, hasta válida, siempre y cuando se aplique en ellos.

Así que no le extrañe enterarse que aun perdiendo la elección –sin la aprobación popular- puedan evadir a la justicia, que pueda pernoctar ya desde una semana antes en el interior del recinto legislativo, escondido quizá en la misma oficina del Coordinador Parlamentario de Morena, Ricardo Monreal, o encajuelado en un vehículo –dejando de lado los graves malestares de sus afecciones, al menos eso declaraba ante la autoridad- tome protesta.

La pregunta es ¿pero a qué costo? ante los ojos de una sociedad veracruzana sumamente politizada que ya no se deja engatusar y que sabe que se les acabó el cuento de la calidad moral siquiera para opinar.

Hoy por hoy, ¿senador o delincuente?, deberá enfrentar a la justicia, porque si piensa que por tomar protesta no será llevado ante la Ley, se equivoca.

Solo cabe recordar que, así como ellos hicieron con Javier Duarte, ahora ellos andan a salto de mata, pernoctando en sus múltiples propiedades esperando que sea el 29 de agosto para entrar al Senado y agarrar fuero. Aunque esto seguramente será temporal, porque la 4T va a ir hasta el desafuero en caso necesario, para que el vástago yunista aprenda a enfrentar sus responsabilidades legales.

¿Senador o delincuente? Usted concluya.

 

Al tiempo.

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