Fallece Francisco Javier Brito Herrera, director del penal de Mérida
Francisco Javier Brito Herrera, director del Centro de Reinserción Social de Mérida (Cereso) por casi 30 años, falleció la madrugada de este domingo, en su domicilio particular, por un infarto agudo al miocardio.
Tenía 75 años de edad y apenas el viernes de la semana pasada, participó en el Vía Crucis que desde hace años se realiza en el penal, con la participación activa de los internos e internas.
El 21 de marzo de 1996 fue designado director del Cereso por el gobernador priista Víctor Cervera Pacheco (1995-2001), en relevo de Miguel Ángel González, tras un violento motín con saldo de cuatro muertos.
Y así transcurrieron casi 30 años al frente del penal de Mérida, el más grande de Yucatán, con capacidad para albergar a mil 200 reos. Los otros dos centros de readaptación social están en los municipios rurales de Valladolid y Tekax, al oriente y sur del Estado.
Su labor tampoco estuvo fuera de la polémica. Hubo denuncias contra él por supuestos vínculos con el narcomenudeo y la venta ilegal de bebidas alcohólicas en el penal, entre otras, pero hasta ahora no se han aportado pruebas de estos delitos.
No obstante, Brito Herrera fue ratificado por los mandatarios,el panista Patricio Patrón Laviada (2001-2007); los priistas Ivonne Ortega Pacheco (2007-2012) y Rolando Zapata Bello (2012-2018); el panista Mauricio Vila Dosal (2018-2024) y por el actual titular del Ejecutivo, Joaquín Huacho Díaz Mena, del Partido Morena.
Su trayectoria fue reconocida internacionalmente con la distinción Reconocimiento Mundial «Nelson Mandela», galardón que premia a quienes impulsan sistemas penitenciarios humanitarios y respetuosos de la dignidad de las personas privadas de su libertad.
Hace años también fue funcionario en la Secretaría de la Reforma Agraria en la Ciudad de México y se desempeñó como Jefe del Departamento de Secundarias en la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (un puesto del que pocos saben que ocupó).
En el penal, Brito Herrera impulsó el autoempleo, el deporte y el acceso a la educación entre las personas privadas de la libertad, y también realizó una estrecha labor con la Pastoral Penitenciaria como parte de una estrategia de reinserción y unidad familiar.