INTERNACIONAL

Con amenazas contra migrantes y jueces, celebra Trump 100 días de gobierno

Este martes se cumplen los primeros 100 días del segundo mandato de Donald Trump los cuales el presidente y su equipo obviamente proclaman como un triunfo histórico espectacular, pero sus opositores señalan que en el centenar de días ha llevado al país al borde de una crisis constitucional y puesto en riesgo no sólo la economía nacional, sino lo que queda del llamado sistema diplomático y económico mundial.

Para marcar sus 100 días, el presidente firmó nuevas órdenes ejecutivas el lunes para atacar a ciudades y estados que ofrecen santuario a inmigrantes, forzó un éxodo de cientos de funcionarios dedicados a derechos civiles en el Departamento de Justicia y despidió a cientos de científicos y expertos encargados de elaborar el principal informe oficial nacional sobre los efectos del cambio climático en Estados Unidos.

Este martes, Trump festejó sus primeros 100 días con un discurso en Michigan, donde llamó “monstruos” a los migrantes y declaró que “el Partido Demócrata está defendiendo a algunos de los salvajes más violentos en la faz de la Tierra”. Afirmó que sus medidas habían reducido el flujo de inmigrantes indocumentados intentando ingresar a Estados Unidos a casi cero, insistió en que sus aranceles reducirán los precios y permitirán que logre reducir los impuestos sobre la mayoría de la población.

El incesante torrente de órdenes ejecutivas ha marcado los primeros cien días, las cuales abarcan desde medidas antimigrantes al despliegue de militares a la frontera, el arresto de activistas contra la guerra en Palestina, el indulto a más de mil 500 acusados por el asalto al Congreso en 2021, el retiro de Estados Unidos de pactos, acuerdos y tratados internacionales al desmantelamiento de programas y agencias federales de salud, asistencia exterior, educación, y ataques contra universidades, jueces y abogados que se atreven a desobedecer o son percibidos como desleales, a asuntos mucho más mundanos como anular regulaciones federales para limitar el volumen de agua en las regaderas.

“No podemos permitir que un puñado de jueces comunistas de la izquierda radical obstruyan la aplicación de nuestras leyes y asumir los deberes que le pertenecen exclusivamente al presidente de Estados Unidos”, afirmó Trump en su discurso en Michigan, parte de su ataque incesante contra quienes se opongan a sus políticas. De hecho, su gobierno ahora ha arrestado a una juez en Wisconsin quien fue acusada de ayudar a un inmigrante indocumentado a evadir las autoridades migratorias. Este martes, la Suprema Corte estatal de Wisconsin suspendió a la juez.

Sin embargo, analistas señalan que aunque Trump ha emitido un total de 142 órdenes ejecutivas -un récord- no ha logrado promover reformas o nuevas leyes mayores. A pesar del control de ambas cámaras del Congreso de su Partido Republicano, él y sus legisladores han promulgado menos leyes que cualquier otro presidente en las últimas tres décadas; un total de solo 5. Al mismo tiempo, muchas de sus órdenes ejecutivas y otras acciones enfrentan más de 200 demandas legales ante los tribunales y algunas han sido suspendidas o revertidlas, desde órdenes para desmantelar algunas agencias federales a amenazas para congelar fondos federales a universidades, a medidas antimigrantes.

Más aún, aunque la Casa Blanca ha desatado una ofensiva antimigrante cruel que ha sembrado terror alrededor del país, el nuevo gobierno no ha logrado deportar los números masivos que prometió y es poco probable que llegará a la cifra de un millón que prometió en su primer año, como tampoco ha logrado poner fin a la guerra en Ucrania, ni reducir los precios de bienes básicos, entre otras cosas que prometió hacer de inmediato. Además, muchos economistas están pronosticando la posibilidad cada vez más real de una recesión. Y su talento para distorsionar los hechos empieza a estrellarse con la realidad: hoy insistió en que el precio de huevo y gasolina se han reducido, mentiras que cualquier consumidor puede comprobar en este momento en cualquier esquina del país.

Por todo esto, los “logros” y “éxitos” festejados hoy por Trump y su Casa Blanca son cuestionados no sólo por expertos y analistas de un amplio abanico de tendencias políticas, sino ahora por la opinión pública donde su inicial tasa de aprobación se ha reducido de manera constante al llegar a niveles históricamente bajos -en una de las encuestas más recientes, del Washington Post/ABC News, Trump registró sólo un 39 por ciento de aprobación, el nivel más bajo para un presidente en sus primeros 100 días en ochenta años.

Aún más notable es que mayorías desaprueban su manejo de los temas que presentó como sus prioridades, desde el manejo de la economía, los aranceles, la migración y la reforma del gobierno según las principales encuestas nacionales más recientes.

Después de los primeros 100 días persiste el debate sobre si el gobierno de Trump tiene una guía o estrategia real con un mapa de ruta para transformar el país o si es más que nada un proyecto personal acompañado por un elenco de derechistas y tal vez el gabinete menos calificado de la historia moderna, con una visión narcisista. Por ello, algunos cuestionan si ponerle la etiqueta de “fascista” es demasiado elegante ya que implica alguna relación con una ideología. Lo que nadie cuestiona es el instinto político del mandatario, y el manejo de lo que algunos califican como un “reality show”, donde todo está coreografiado como un espectáculo con una sola estrella al centro.

Nadie disputa que Trump se ha atribuido poderes extraordinarios como ejecutivo, desafiando normas, órdenes judiciales y los principios de división de poderes. Algunos recuerdan sus frases para justificar sus acciones posiblemente ilegales, como, robarse la frase de Napoleón, “aquel que salva a su país no viola ninguna ley”; o su insistencia en que el país enfrenta “emergencias” que permiten que el presidente asuma poderes extraordinarios incluyendo la anulación efectiva de procesos debidos bajo la ley.

La pregunta es si podrá continuar con lo que críticos llaman un “asalto” contra los principios de la democracia estadunidense, ya que en estos primeros 100 días no solo hay un cambio en la opinión pública, sino que hay brotes cada vez más pronunciados de resistencia tanto en las calles como por algunas partes de la cúpula económica estadunidense. Mientras hay manifestaciones coordinadas nacionales en cientos de pueblos y ciudades a lo largo del país, hasta con los más vulnerables, los inmigrantes, encabezando algunas, junto con mítines de dimensiones sin precedente convocados por Bernie Sanders en contra de “la oligarquía”, más de 200 universidades entre ellas algunas de las prominentes, públicamente repudian las medidas de Trump en su contra, y ahora figuras públicas de un amplio abanico político -desde prominentes comentaristas a alcaldes y gobernadores, artistas y ex generales- ya no sólo critican sino llaman por una “insurgencia” contra quien califican como un autócrata.

“El presidente persistirá en su asalto hasta que sienta la resistencia de un pueblo que ya no lo tolerará más”, concluye David Remnick, director de The New Yorker.

Van 100 días, faltan más de mil 300 más.

Comparte en redes sociales