COLUMNISTAS

La lucha interna

Es evidente el reconocimiento y lealtad de la presidenta Sheinbaum para con el expresidente López Obrador. Sin embargo, los grupos que están aglutinados alrededor de la presidenta, -y los que siguen siendo leales a López Obrador-, tienen sus propios intereses.

Es evidente que los intereses personales de cada uno de los miembros de esos dos grupos ya antagónicos ahora, -aunque formaron parte inicialmente del mismo tronco-, lucharán por el control político del país.

Es indiscutible que esto sucede abajo, entre los miembros de los dos grupos, aunque quienes los encabezan se juren una lealtad eterna.

México es un país pragmático, donde las ideologías no cuentan, sino los intereses personales de cada quien. La idiosincrasia mexicana es totalmente individualista y por tanto, ajena a los idealismos obradoristas.

Hoy los obradoristas seguramente tienen entre su arsenal de argumentos para sembrar temor la “revocación de mandato”, sin embargo …  ¿Qué sucederá después de esa fecha?

Es notorio que los mensajes de la presidenta Sheinbaum no dejan de llevar un obsesivo contenido de reconocimiento a la labor del presidente López Obrador. Sin embargo, frente a las circunstancias tan demandantes que surgen desde Estados Unidos, -el país que es nuestro principal socio comercial-, la necesidad de respuestas conciliatorias que se ve obligada a dar la presidenta Sheinbaum son totalmente opuestas a las que con toda seguridad hubiese dado el presidente López Obrador.

Mientras López Obrador decía una cosa y accionaba en sentido opuesto, -con la sensación de tener el control-, con la complacencia y tolerancia del presidente Biden, el contexto actual es de definiciones inmediatas frente a los requerimientos del presidente Trump.

Aún recordamos las groseras actitudes del presidente López Obrador en contra de Antony Blinken, el secretario del interior de Estados Unidos en el gobierno del presidente Biden. Eso hoy sería impensable en la persona de Marco Rubio, el poderoso secretario del interior que sustituyó a Blinken

Valgan como ejemplo las recientes represalias del presidente Trump contra Canadá simplemente por una campaña televisada en contra de los aranceles impuestos por el presidente Trump, -que fue patrocinada por el gobierno de Ontario-, resultaron en una crisis diplomática entre ambos países con el rompimiento de las negociaciones comerciales entre ambos.

En contraste la presidenta Sheinbaum, -con mucho sentido común-, ha sorteado los riesgos de despertar “al tigre”, lo que implica haber asumido una actitud de una eficiente colaboración continua.

El discurso oficial sigue girando alrededor del afecto y reconocimiento de la presidenta Sheinbaum por su maestro y mentor político López Obrador.  Sin embargo, las acciones de la presidenta Sheinbaum siguen la ruta pragmática de las exigencias de este contexto inestable y cambiante.

Los requerimientos ideológicos y partidistas hoy representan  el mayor riesgo, así como ser considerada una “camisa de fuerza” que limita el sentido de las decisiones.

Las acciones valen más que las palabras y por tanto, nos definen un rumbo de hacia dónde va la presidenta-, hacia la consolidación de su propio espacio y su propio estilo, al margen de la retórica y la narrativa que hoy caracterizan a la parte discursiva de la comunicación de la presidenta Sheinbaum.

En política las acciones valen más que las palabras.

¿A usted qué le parece?

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