La pobreza franciscana
Por Ricardo Homs
El tema “pobreza franciscana”, -en la narrativa presidencial-, tiene mucho fondo. No es una simple puntada retórica. Mas bien responde a subterfugios lingüísticos que pretenden reeducar la percepción ciudadana, dando a la pobreza un valor aspiracional equivalente a un valor moral.
Esta frase no sólo pretende justificar la incapacidad gubernamental para impulsar una economía sustentada en la productividad, sino que es la trampa para privilegiar la pobreza como un estado social ideal, -el mismo argumento que la oligarquía europea medieval utilizaba para justificar la existencia de la pobreza-, pero aquella ofreciendo a cambio un lugar en el cielo, aprovechando parábolas de la Biblia que estigmatizaban la riqueza.
En contraste, -como narrativa de la 4T-, la idealización de la pobreza se convierte en un inmovilizador social para frenar la aspiración legítima de todos los mexicanos de acceder a mejores niveles de calidad de vida, lo cual significa independencia económica y libertad de pensamiento, así como de afinidad política.
Si desapareciera la pobreza, la 4T perdería el control de una importante reserva electoral que hoy depende de los cheques de la Secretaría del Bienestar para poder sobrevivir.
Revalorar la “pobreza” y en contraparte fustigar el legítimo deseo de cada mexicano de mejorar su capacidad de compra, representan un intento de reeducar la percepción pública para sustituir la “movilidad social”, -que sustenta el esfuerzo de la gente asalariada por ofrecer a sus hijos oportunidades de desarrollo para que en el futuro tengan las comodidades de “la gente rica”-, a cambio de la trasnochada “lucha de clases”.
La “lucha de clases” representa la ideología que durante el socialismo del siglo XIX promovía el orgullo de la clase trabajadora por pertenecer a ese sector social. Estimulaba la confrontación en contra de la burguesía y las clases “acomodadas”.
A través de esa narrativa que idealiza la pobreza, se estimula el conformismo que genera resignación, a cambio de un cheque de ayuda social entregado por este gobierno.
Quizá haya gente que no pueda entender el significado religioso del concepto “pobreza franciscana”, pero este se refiere evidentemente a los votos de pobreza que debían formular quienes ingresaban a la orden religiosa de los frailes franciscanos.
Esta revalorización de la pobreza se vincula también con la reiterada narrativa que justifica la delincuencia como resultado de la pobreza.
Representa la estrategia de dotar de significados de lucha social a la delincuencia organizada, como si sus acciones criminales tuviesen una intención de reivindicación política de viejas injusticias, que sin duda existen.
Sin embargo, nadie le explica al pueblo que no hay forma de obtener recursos para financiar los programas sociales si éstos no se generan a través de los impuestos que pagamos quienes hemos estado siempre en el sector productivo.
UUUY … ¡QUÉ MIEDO!
La respuesta presidencial dirigida a los gobiernos de Estados Unidos y Canadá al ritmo de Chicoché y su grupo “La Crisis”, seguramente no tiene equivalente en la diplomacia universal contemporánea.
Que esos gobiernos manden el mensaje al presidente López Obrador de que se tome “en serio” este asunto, -relativo al diferendo energético dentro del T-MEC-, es de vergüenza nacional.
La diplomacia mexicana, -que ha sido tan respetada en el mundo durante el siglo XX y hasta antes de este gobierno-, con esta anécdota populachera ha vivido un momento denigrante.
Sería muy peligroso que para justificar ante el “pueblo de México” un conflicto eminentemente comercial, se recurriese a antecedentes históricos referentes a hechos bélicos acontecidos durante el siglo XIX, los cuales desde hace mucho tiempo ya están superados.
Actualmente ya se percibe la intención de dotar a este conflicto de significados relacionados con la soberanía nacional a partir de la intervención de villanos y héroes, evidentemente representados estos últimos por los actuales gobernantes y los villanos por los conservadores, opositores.
Una narrativa patriotera, -muy emocional-, puede reactivar viejos clichés nacionalistas y generar un ambiente colectivo complicado, que convertiría al presidente en un héroe ante los ojos “del pueblo”, -lo cual sería altamente rentable en la próxima elección-, pero nos heredaría una mala relación con nuestro más importante socio comercial y vecino.
EL PODER EJECUTIVO Vs. EL ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO
El poder presidencial se ha enfrentado reiteradamente al Estado Constitucional de Derecho. Esto es lo que significa la orden presidencial de seguir adelante con la construcción del tramo 5 del Tren Maya. A final de cuentas es un asunto de “seguridad nacional”, dice él.
Después de los amparos tramitados por diversas organizaciones ciudadanas contra la construcción del tramo 5, es que el presidente autoritariamente buscó darle la vuelta al procedimiento jurídico. Sin embargo, si él no respeta el marco legal de nuestro país, ¿con qué autoridad moral puede exigir a la sociedad civil que sea respetuosa de la ley?
Además, califica de “pseudo ambientalistas” y corruptos a quienes sólo piden cautela para garantizar la preservación del ecosistema de la región donde circulará el tramo 5 del Tren Maya.
Ningún cargo político justifica la falta de respeto a la dignidad de los ciudadanos que no pensamos como el presidente. Calificar como corruptos y pseudo ambientalistas es una ofensa para denigrar a los ciudadanos que representan una posición diferente al gobierno actual.
De igual modo vemos que el secretario de gobernación, -durante su gira por Aguascalientes-, se mofó del INE y del TEPJF por haber impuesto restricciones a los funcionarios del gobierno federal y a la jefa de gobierno de la CDMX para realizar acciones proselitistas de tipo electoral.
“No importa lo van a desaparecer” dijo respecto a las restricciones impuestas por el INE a los actos anticipados de campaña.
¿Con qué autoridad moral pueden gobernar quienes se mofan del “Estado Constitucional de Derecho”?
FILOSOFAR O ACTUAR
Cuando está de por medio una vida humana, no se vale filosofar, echar culpas o hacer diagnóstico. Se requieren respuestas inmediatas para que no vuelva a suceder algo así.
Muy insensible la actitud del presidente en una mañanera al ponerse a diagnosticar con visión política el sádico asesinato de Luz Raquel Padilla, quien fue incinerada por sus agresores en Zapopan, después de que ella buscase protección de las autoridades judiciales frente a las amenazas de su agresor, sin ser escuchada.
Es importante investigar y castigar con severidad a las autoridades que ignoraron las peticiones de protección de Luz Raquel.
La impunidad estimula el crecimiento de los delitos.
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