Barren corrupción en Profeco y Segalmex
Por Ángel Álvaro Peña
Sorpresiva, sin duda fue la intervención de la Secretaría de Gobernación y de la Función Pública, a la Procuraduría Federal del Consumidor y cesar a funcionarios de primer nivel de esas oficinas sin que su titular, Ricardo Sheffield, estuviera enterado. El funcionario se enteró por los medios del despido de su gente de confianza.
Por un lado, se extrae el cáncer de la corrupción de administraciones pasadas, cuyos burócratas se mantienen agazapados, pero actuando incorrectamente, por otro lado, se coloca gente de confianza en puestos clave y, se depura una administración pública que saqueó las arcas del país.
El encargado de la política interna del país, Adán Augusto López Hernández informó que “acordó con el titular de la Función Pública, Roberto Salcedo Aquino, la remoción de algunos servidores públicos de la citada procuraduría”.
En la Profeco, como sucede en todas las dependencias del gobierno permanece el cáncer de personajes de pasadas administraciones que sólo son filtradores de información sino agentes de corrupción que no ha podido erradicar a la actual administración pública.
La remoción fue realizada a causa de “presuntas irregularidades de carácter administrativo y jurídico al interior de las distintas áreas de la Procuraduría Federal del Consumidor”.
En los cargos que removió se designó como subprocurador jurídico de Profeco a Miguel Ángel Chico Herrera; a Carlos Priego de Wit como director general de Verificación y Defensa de la Confianza de Combustibles; y como director general de Oficina de Defensa del Consumidor a Rubén de Jesús Cervantes González.
Igualmente, se informa que con esta fecha quedan sujetas a revisión las titularidades de las 38 Oficinas de Defensa del Consumidor en todo el país”, anuncia Gobernación.
Ojalá esto hubiera sucedido en el sexenio pasado, cuando el propio secretario de Economía mantenía a la Profeco como su caja chica, y para eso invitó a un experto en transas, Rogelio Cerda, quien se rodeó de una sarta de ladrones regiomontanos y de priístas que contribuían a financiar las campañas del PRI, a través de Guajardo Villarreal, el que dijo “Los pobres no comen gasolina, comen tortilla, pollo, leche y huevo”.
Para la realización del desfalco Rogelio Cerda Pérez se rodeó de la peor mafia y rendirle así, cuentas claras a su jefe.
El 30 de julio de 2018 fue detenido José Guadalupe Aguirre Solís, director nacional de Verificación y Vigilancia de la Profeco, con 275 mil pesos cuya procedencia no pudo acreditar por lo que ni siquiera puesto a disposición del agente del Ministerio Público, ya que todo se arregló con una llamada telefónica.
Este evento llamó la atención sobre los desvíos de fondos en la Profeco que capitaneaba Cerda Pérez, quien en 2003, José Natividad González Parás, entonces gobernador de Nuevo León, lo nombró subsecretario general de gobierno y 2005 fue nombrado secretario general de Gobierno, cargo al que tuvo que renunciar en 2007 tras ser señalado de tener nexos con el crimen organizado, con esos antecedentes lo contrató Ildefonso. El 14 de agosto de 2017, Peña Nieto lo nombró titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, por recomendación de Ildefonso Guajardo.
La Profeco es un nido de ratas de donde todavía no terminan de salir todos los que hicieron de ese lugar una serie de desvío de fondos. La generosidad de Guajardo fue tal que ahora goza del premio que su partido le dio a cambio de tanta gentileza: una diputación federal plurinominal.
Esto mismo ahora deben hacer en Seguridad Alimentaria Mexicana, de donde fue despedido Ignacio Ovalle, un oscuro burócrata, que fue secretario de la Presidencia con Luis Echeverría.
Durante la administración de Ovalle Fernández se registró un fraude que representa casi un tercio del presupuesto que recibió y ejerció entre 2019 y 2021, periodo en que, según los reportes de la cuenta pública, recibió 29 mil 81 millones de pesos.
Cuando fue despedido Ovalle dio posesión también el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, por lo que esperemos que con este mismo esquema se depure la administración pública y se vayan quienes deben irse.
Dentro de la administración pública hay arraigadas muchas costumbres propias del pasado que anda tienen que ver con el propósito de la actual administración. Esto no quiere decir que los funcionarios públicos de la Cuarta Transformación sean ciento por ciento honestos, sino que la economía de guerra que dejaron los anteriores debe erradicarse y, para lograrlo, es más fácil detectar a los que están ahí enquistados desde hace años y que conservan conductas poco decentes.
No basta con despedir funcionarios públicos, hay que sancionarlos y de manera ejemplar.
PEGA Y CORRE. Nuestra indignación por el asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos, de Sinaloa, su cuerpo fue localizado este jueves en el sector sur de Culiacán en un camino de terracería que va de la carretera México 15 al Campestre Las Nanchis. Estaba envuelto en plástico. El Mecanismo se apunta una derrota más en este tipo de hechos, donde debe poner atención ante la mínima amenaza, o actuar severamente por mínima que sea la agresión hacia un comunicador. En México no debe haber comunicadores de primera o de segunda, los medios tradicionales no tienen el monopolio ni de la verdad ni de contratar periodistas honestos. Están las redes, como alternativa de información, que muchas veces son más apegados a la verdad…
Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.