Diputado local quiere playa 5 estrellas en Tuxpan
Por Ángel Álvaro Peña
TUXPAN, VER. La sucesión se adelanta no sólo a nivel federal sino que en algunos municipios de Veracruz no falta alguno que quiera asomar la cabeza prematuramente para que lo vean, ante la mediocridad de su trayectoria. Y esto sucede en Tuxpan, donde el diputado local, Genaro Ibáñez Martínez, quien, con el único objetivo de llamar la atención se le ocurrió que la extensa playa de ese municipio debe certificarse, para convertirse en la primera de la entidad en alcanzar ese reconocimiento.
No cabe duda que quiere ser el sucesor de la actual administración municipal que apenas comenzó hace 7 meses y medio, pero hay quienes no quieren dejar un espacio libre a los contrincantes y este morenista prefiere el ridículo a quedarse en el anonimato.
En Tuxpan, la inquietud denota ansiedad, pero sobre todo, inseguridad, porque en el equipo del propio alcalde hay personas que ya se dicen presidenta municipal de Tuxpan para dentro de dos años y medio, sólo porque cuentan con una muy cercana amistad con diputados locales.
La ocurrencia del diputado Ibáñez Martínez, no repara en procesos previos a dicha certificación, sino que la busca, sin méritos, primero debería conocer la extensión de la playa y sus problemas sociales como la necesidad de abrir definitivamente la Barra de Galindo, o apoyar a los pescadores antes que proponerla como candidata a la certificación. Se ve que no ha visto que los juniors de la localidad y los municipios cercanos toman la playa como cantina, y dejan los envases de cervezas y bebidas alcohólicas en el camino a la playa impunemente, con el pretexto de que no hay botes de basura.
Si eso que propone el diputado local de Morena es gobernar para los pobres, pues pobres de los pobres.
Quiere Ibáñez quiere desarrollo turístico cuando todavía no logra que amen sus espacios los jóvenes a los que quiere servir sin saber que primero debe educarlos. No puede ser un polo de atracción Tuxpan, mientras encuentres los turistas sus botellas vacías, sus necesidades fisiológicas y restos de sus excesos.
TURISMO CINCO ESTRELLAS
Genaro Ibáñez habla del desarrollo turístico como obra de su creación, y al saludar con sombrero ajeno caen en la falsedad al asegurar que ya se trabaja con un proyecto que sentará las bases para buscar la certificación de la playa de Tuxpan y convertirla así en la primera en el estado.
Resaltó, además, que este proyecto es una forma de garantizar la calidad ambiental, sanitaria, de seguridad y de servicios. Lo que sucede es que quiere la mesa puesta para decir que él fue el creador de la certificación que no se logra de un día para otro y menos con la conducta delos visitantes de la playa de Tuxpan, cuya conducta deja mucho que desear. Asegura que de lograr la certificación se establecerían estándares y ayudaría a distinguir playas que ofrecen una alta calidad, en términos de servicios. Lo cual implica que actualmente no hay servicios o hay deficiencias golpeando a la actual administración con tal de sobresalir él en lo personal.
Debe admirarse la audacia e ingenuidad del diputado local, que a pesar de que sabemos que lo hace para llamar la atención no le teme al ridículo que al parecer forma parte inseparables de su trayectoria política.
Y no esconde su ambición de convertirse en el sucesor de José Manuel Pozos al decir: “Si se hace una buena gestión, se puede lograr un importante avance de más del 60% para la certificación de la Playa”, o amenaza al actual alcalde o lo presiona para que le deje todo listo, a pesar de que en la localidad se sabe que la síndica única ya dice que Tuxpan es de ella a partir de 2025 y que nadie se la va a quitar.
Es verdad que el estado de Veracruz no cuenta hasta el momento con una playa certificada, precisamente porque no es fácil ni rápido e implica la colaboración de todos los elementos de la sociedad y no sólo de la voluntad de una persona. Pero Genaro Ibáñez Martínez, se cree único.
Desconoce los requisitos que se basan en trabajo y disciplina y sólo quiere protagonismo personal para que el partido voltee a verlo y convertirse en el próximo presidente municipal, de una localidad que no es fácil gobernar, por lo que se ve lejano el día que pudiera llegar a la alcaldía con las herramientas que le caracterizan.
Todavía no cumple un año la actual administración y ya la quiere hacer a un lado para ponerse en el centro del debate un incauto, impidiendo que el desarrollo natural de su gobierno municipal se maneje de manera normal y sin presiones. La actitud de Ibáñez es muestra de la división en morena producto de la ambición personal que, tarde o temprano, terminará por acabar con el partido, porque si bien no tiene contrincante afuera, sí tiene muchos enemigos adentro.