La telaraña y la mosca en el Congreso Local
Por Ángel Álvaro Peña
Cuando la familia coincide en la política y defiende más el parentesco que el servicio a la sociedad, esta práctica se vuelve una mafia y se aleja del propósito principal que los mantiene viviendo del presupuesto.
Así sucedió con dos personajes de la política veracruzana que desde que llegaron a cargos públicos en la estructura del gobierno de Veracruz, no han hecho otra cosa que protegerse entre ellos y atacar a los demás, de resultados cero, lo cual debe tomarse en cuenta para no volverlos a designar en el futuro. Ya no pueden hacer más daño Cecilia Guevara y su hijo mimado, Fernando Elías Guevara.
El cerebro maquiavélico de quien luego de la frustración de no ser candidata a la presidencia municipal de Poza Rica, puesto por el que había hecho una gran inversión y debió quedarse con la nominación a diputada local.
Las aspiraciones truncadas siguieron al no competir por una diputación Fernando por Morena sino por el PT, partido que no alcanzó en la entidad los votos suficientes para que llegara, a pesar de que estaba tan seguro de ganar que hasta hizo campaña para ese cargo innecesariamente, pero nunca llegó. A Fer le dieron la subsecretaría como consolación, aunque su madre siempre pensó que se merecía la titularidad de la dependencia de Infraestructura y Obras Públicas. Creyéndose amigos del aspirante a gobernador y del líder del partido, y, sobre todo, de López Obrador, creyeron conseguir todo lo que deseaban pero nunca advirtieron carecer de experiencia, vocación y simpatías.
Las frustraciones se cuentan una a una, igual que los quebrantos y aspiraciones perdidas.
Con esas frustraciones en la familia poco tiempo podrían dedicar a construir o pensar en los demás. Todo fue rencor y sed de venganza. Así que Cecilia aprovechó su experiencia como presidenta de los diputados locales de Veracruz y con esos contactos, creó toda una estrategia para recibir a Elio Hernández, quien, según ella, le robó el puesto a su hijo, y actuó en consecuencia.
Desde la víspera de la comparecencia de Elio Hernández la mano de Cecilia se notó. La trampa empezó a colocarse como telaraña para las moscas desde las curules. Se tomó en cuenta la poca claridad con la que ha trabajado el secretario, como es el caso del subejercicio pendiente en su dependencia del año pasado, que se suma al del presente y su incompetencia para realizar su tarea y entonces preparó su veneno.
Así como no perdona a Fernando Remes que esté sentado en la presidencia municipal de Poza Rica, tampoco perdona a Elio Hernández como titular de la secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, ella quiere ocupar el puesto de Remes y, que su hijo sea secretario, aunque sea por dos años. Sabe, de sobra, que la trayectoria propia y la de su hijo no gozan de muchas simpatías como para pensar en que en el futuro les podría ir mejor. No son bien vistos en la región.
Así que, aunque el gobierno sea morenista, instruyó a diputadas locales de ese partido, como Janix Liliana Castro Muñoz, para increpar a Hernández Gutiérrez al decir que las carreteras del sur de Veracruz parecen “cono de huevo”, y le exigió al funcionario estatal que la acompañe a un recorrido en la zona sur de la entidad, para que conozca directamente las necesidades de la población, en materia de caminos y obras.
“La carretera estatal Isla-Santiago Tuxtla, tramo carretero federal 145 Sayula de Alemán-Tierra Blanca-La Tinaja, la tenemos como un cono de huevo”, dijo Castro Muñoz, quien pidió que se realicen trabajos para la rehabilitación de los caminos, así como la construcción de un puente en la comunidad El Maguey, municipio de José Azueta. Lo que empezó a mermar el optimismo de secretario de Obras Públicas del Gobierno del Estado de Veracruz.
Desde luego que priistas y panistas también se le echaron encima. En realidad, no necesitaba Cecilia arriar a nadie contra Elio, hubo mucha tela de dónde cortar. Así, el panista Enrique Cambranis Torres dijo que era muy grave que este año la secretaría carezca de avance alguno en proyectos carreteros en la entidad, criticando además que el titular declarara públicamente que no es prioridad para esta dependencia más obras de impacto social.
Pero quien, sin duda, se llevó las palmas en cuanto a los cuestionamientos a la secretaría de Obras, fue el priísta Marlon Ramírez, quien responsabilizó al compareciente de entregar obras a empresas de reciente creación por 320 millones de pesos, y mostró pruebas al enseñar un contrato de una persona de nombre Víctor Manuel López Sandria, de 27 años, supuesto apoderado de José Octavio Méndez Morales, una obra por 11.5 millones de pesos, mientras que de acuerdo con la Ley de Obras Públicas del Estado, se requiere experiencia suficiente para llevar a cabo estos compromisos.
Marlon Ramírez Marín, mostró la fotografía del domicilio fiscal de la empresa LMN Constructores Asociados a la que le entregó más de 32 millones de pesos, en la colonia El Sumidero, imágenes de viviendas muy “modestas”. Añadió que las empresas de nueva creación a las que se les entregaron contratos no son de administraciones pasadas, sino de la actual, creadas en 2019.
Además, señaló que no se ejercieron mil 200 millones de pesos este año, siendo el subejercicio una práctica reiterada en la dependencia, porque año con año desde que tomaron posesión del cargo Hernández Gutiérrez y Elías Guevara, se deja de gastar el presupuesto asignado a obras de primera necesidad social, por si fuera poco, el dirigente del PRI en la entidad aseguró que mientras que lo poco que se ejecuta es con empresas “fantasma”.
Porque resulta poco creíble que en todos estos asuntos el inmaculado subsecretario no se haya dado cuenta de todos los tejemanejes de su jefe. La Ley de Servidores Públicos aclara perfectamente que, si un subordinado se da cuenta de un desvío de fondos o actos de corrupción de sus superiores, tiene la obligación de denunciarlo y el chamaco Guevara nunca dijo esta boca es mía.
Debieron pasar cuatro años en la administración para que se descubrieran estas anomalías que seguramente empezaron con el actual gobierno. Sin embargo, el gobernador presume que en su sexenio se ha construido más infraestructura que en las administraciones anteriores.
Ahora, Fernando Elías aparece, junto al secretario en el Congreso Local, como un Judas de la administración veracruzana.
PEGA Y CORRE
Desde que el Presidente de la República anunció que para el próximo año habría un incremento de 20 por ciento al salario mínimo, los empresarios afiliados al Consejo Coordinador Empresarial declararon a los medios que estaban de acuerdo. Señalaron que no era necesario ni discutirlo, ni que lo platicaran, como una muestra de que no hay ni enfrentamiento no distanciamiento entre el gobierno y los empresarios como algunos quieren hacer creer. Así avanzamos más y mejor.
Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes
**Las columnas firmadas en este medio son responsabilidad de quienes las firman**