Leonardo Nierman
Por Ricardo Homs
Ha muerto a los 89 años de edad uno de los artistas plásticos mexicanos más importantes de la última generación. Sin embargo, en México no ha tenido el reconocimiento que su fructífera trayectoria como pintor y escultor merece.
Nacido en la Ciudad de México en 1932, hijo de padre lituano y madre ucraniana, -quienes llegaron a México en los años veinte-, aquí se conocieron y aquí se casaron, ha representado ser uno de los que han dado brillo a la larga tradición de excelentes artistas que México ha ofrecido al mundo.
Su obra es abstracta y visionaria y su estilo es inconfundible. Sin embargo, si a México lo queremos representar como el país donde el color es parte de su identidad, nadie ha manejado el color como lo hizo Nierman. Es más, generalmente sus obras pareciera que nacen de un punto central del cuadro y giran como un rehilete. Son una explosión cromática.
Sin embargo, México es tan prolífico en talento, que no reconocemos entre nuestros paisanos a quienes tienen ese don, sólo hasta que en el extranjero nos lo avalan y el impacto llega a nuestro país.
Los artistas plásticos mexicanos han logrado ser valorados, como es el caso de nuestros muralistas Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Sin embargo, la lista es grande. No menos importantes son José Chávez Morado y Francisco Eppens, quien rediseñó incluso nuestro escudo nacional en 1968.
Figuras como Frida Kahlo, Francisco Toledo, Sergio Hernández, Rufino Tamayo, Dr. Atl, María Izquierdo, los hermanos Rafael Coronel y Pedro Coronel, Saturnino Herrán, Jorge González Camarena, Aurora Reyes, Alfredo Zalce, José Luís Cuevas, hasta pintores no nacidos en México como Leonora Carrington y Carlos Mérida, -que se hicieron mexicanos por adopción-, hoy tienen gran reconocimiento en México y el extranjero.
Sin embargo, no se le ha hecho justicia a Leonardo Nierman en su propio país, no obstante que su obra está visible en edificios públicos de Australia, Austria, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, España Israel, Japón, México, Mónaco, Panamá, Suecia y Tailandia.
Además están en las galerías de El Vaticano, el Instituto de Arte de Chicago, el Museo de Bellas Artes de Boston, el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, la Galería de Arte Memorial de Rochester, la Galería de Arte Moderno de Nueva York y de Phoenix.
A lo largo de su vida recibió sesenta reconocimientos de instituciones mexicanas y del extranjero.
Sin embargo, aun dejando un importante legado, la prensa nacional no mencionó su fallecimiento
La pregunta es ¿por qué no se le han reconocido sus méritos?
Lo primero que salta a la vista es que su estilo abstracto y simbólico no es reconocido como mexicano, y por ello las instituciones culturales oficiales de nuestro país no le han prestado atención como los antes mencionados y otros más.
Buscando alguna razón, quizá es que el Estado Mexicano ha impulsado sólo a los artistas nacionalistas y de interés como los muralistas, así como a los que retratan nuestras tradiciones y a nuestras etnias, nuestros paisajes o a los que supieron estar cerca del poder e ignora a otros como Nierman.
Parece ser que no hemos descubierto aún que el arte y la cultura pueden ser una industria con gran mercado en el exterior, sustentado esto en el gran simbolismo estético que representa nuestro país.
Vale la pena repensar este tema y revalorar este gran capital humano y de talento que poseemos.
¿A usted qué le parece?
Facebook:@Ricardo.Homs1
Twitter: @homsricardo
LinkedIn: RicardoHoms