COLUMNISTAS

Cuitláhuac o Cantinflas

 

Por Ángel Álvaro Peña

El intento fallido por imitar al Presidente de la República fue para el gobernador de Veracruz su derrota más sonada. Porque surgió desde lo profundo de su ser el espíritu de Cantinflas que se adueñó de su discurso y es la hora en que no puede expulsarlo.

El inicio de su mañanera no fue tan criticable como su imitación de quién es quién en las mentiras, donde señala sólo a medios nacionales y no a medios estatales o periodistas de la entidad, con lo que se cobija, como un niño chiquito, bajo la protección del Presidente de la República al no tener el valor de señalar culpables de mentir en los medios de Veracruz directamente. Esos medios son de los que más se quejaba y ahora no los toca.

La tardía aparición de Cuitláhuac en la tribuna para defender la verdad, según su percepción de la realidad, lo hace ver como un gobernante poco preparado para el cargo, que muestra sólo novatez en su trato con la prensa.

Ya había tenido varios roces con los periodistas de la entidad en anteriores conferencias de prensa, donde mostró no sólo superpotencia sino misoginia, porque contestaba mal a las mujeres comunicadoras y se derretía con algunos periodistas varones. En ambos casos la inexperiencia se hacía notar porque no está acostumbrado a ser cuestionado, tiene la piel muy delgada y todo le altera los nervios.

Al contestar las preguntas de los comunicadores evoca el espíritu de Mario Moreno y lo asume como vocero de su administración en todo momento, ante la carencia de especialistas en comunicación dentro de su equipo, mientras que los periodistas que tienen la mala suerte de tener una relación de trabajo con él, deben soportar la lógica de la Chimoltrufia que, “como dice una cosa dice otra”. Sin que haya posibilidad de tener certeza sobre sus aclaraciones que siempre deja en el aire, donde habla mucho pero no dice nada.

 

 

Desde el inicio de su administración la torpeza para hablar es uno de sus principales problemas, tener un vocabulario muy reducido, una cultura elemental y una inteligencia corta, arroja a la vida política del país a un ser vulnerable a las críticas de todos.

Su comunicación con la prensa siempre fue mala. Independientemente del contenido de sus palabras no hubo comunicación y ahora, casi cinco años después de ser gobernador, quiere establecer el contacto con una prensa que lo rechaza no sólo por su mala relación con la prensa sino por una administración fallida que hace mal todo lo que debe hacer.

Mientras el Presidente de la República asegura que en el territorio nacional no hay presos políticos, en Veracruz hay casi mil, que fueron sometidos por motivos políticos con el pretexto del delito de ultrajes a la autoridad, —que fue revivido por el Congreso local, por órdenes de Cuitláhuac—, para deshacerse de sus contrincantes políticos.

Un ejemplo claro de esto es el encarcelamiento, por más de dos años, del diputado federal por el PRD, Rogelio Franco Castán, quien fue el primero en caer en la trampa de dicha ley que le fue hecha a la medida, de tal manera que fue denominada la Ley Franco. Delitos van y vienen en su contra, ha ganado todos los amparos y todavía está en el Penal de La Toma, en Amatlán, Veracruz sin poder alcanzar la libertad.

Cuando la orden del Jefe del Ejecutivo es no robar, alrededor del gobernador hay una cueva de ladrones cuya incapacidad ni siquiera es capaz de sospechar. Sus colaboradores ya le tomaron la medida y conocen perfectamente su ingenuidad por lo que se despachan con la cuchara grande y no se da cuenta de las corruptelas que suceden frente a sus narices en la administración que encabeza.

Cuitláhuac, al inicio de su administración, trató de basar sus tropelías ilegales en el Poder Judicial, pero la presencia de un fiscal impuesto desde el gobierno anterior estorbaba a sus planes, debió tumbarlo hasta contar con el apoyo incondicional de una fiscal que juega con las leyes e impone delitos al gusto del gobernador. Sin ella las anomalías orquestadas por el grupo en el poder de Veracruz hubieran sido actos fallidos de venganza, de su venganza personal.

Traiciones, empujones y mentiras Así, cuando un periodista hace alguna pregunta en esta etapa de mañaneras jarochas las palabras se cruzan en una mente estrecha, sus pensamientos se agolpan mostrando poca capacidad para realizar su trabajo.

En este juego de palabras el gobernador de Veracruz intenta ocultar su incapacidad la utilización de sus colaboradores para hacer lo que les viene en gana y la falta de vocación política. Porque si bien fue uno de los gobernadores más votados en las elecciones, gracias a la ola López Obrador en 2018, resultó ser uno de los peores porque dejará la gubernatura sin pena ni gloria. Lo mismo sucedería si no hubiera habido gobernador.

Sus esfuerzos inútiles por darse a entender sólo quedan en el intento y en su afán por justificar la ineficacia, surge de su lengua un discurso cantinflesco, que hace honor al cómico pero que no soluciona nada, ni responde a las preguntas ni aclara dudas. Sólo palabras sin significado, acciones innecesarias, declaraciones vacías. Lo mejor de Cuitláhuac es que ya se va. Ahí está el detalle.

 

PEGA Y CORRE

Otra víctima de los enemigos de los periodistas cayó en Tepic, Luis Martín Sánchez Íñiguez, corresponsal de La Jornada en Nayarit, quien fue localizado la mañana del sábado 8 de julio, en Huachines, cubierto con bolsas y con un mensaje clavado en el cuerpo. Había sido reportado desde la noche del miércoles anterior.

 

Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes

 


 

 

 

 

 

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