Noche triste o victoriosa
Por José García Sánchez
Los libros de texto de la SEP no enseñaron a pensar como españoles. El amor a la corona que todavía se muestra en muchos mexicanos que ven con admiración cómo muere una princesa y toma posesión un nuevo rey en Inglaterra.
Hasta los famosos llegan a considerar a la reina Isabel como un familiar, como parte de la adoración a la monarquía, y siguen hablando de príncipes azules, tal vez sean los del PAN. Y toda una serie de herencias hasta lingüísticas como el hecho de contestar “Mande” cuando alguien nos llama, herencia de la época Colonial.
Es decir, la introyección cultural española que duró 300 años en México sigue conquistando mentes de mexicanos generación tras generación y muestra de ello es ver con toda claridad, nos impusieron a los mexicanos el nombre de la Noche Triste, cuando se habla de una de las derrotas de los conquistadores ante los habitantes de nuestro territorio.
Si la educación en realidad hubiera sido nacionalista, la Noche Triste debió llamarse alegre, o triunfadora o victoriosa como ahora lo describen los libros de texto, pero la colonización de nuestra historia oficial, anquilosada en los libros de texto por muchos años, es reclamada como error ideológico actualmente.
Hace unos años, el gobierno de España convocó a mexicanos con ciertos apellidos a adoptar también la ciudadanía española, miles si no es que cientos de miles de mexicanos empezaron a realizar ese trámite ´para la doble nacionalidad, sin importar su costo. La “inversión” no significaba poco dinero, lo cual habla de una clase social muy definida, porque alguien con salario mínimo ni siquiera pensaría en adoptar una nueva nacionalidad. Se trató de una clase con holgura económica nostálgica de la Colonia y adoradora de la monarquía, que se muestra enemiga del actual gobierno y de todo lo que acerque a la identidad auténtica.
La añoranza por ser españoles crea puentes con el país ibérico que degeneran en la conexión con asociaciones como VOX, o con neofranquistas, o con la nobleza parasitaria de ese país, todo menos lo que tenga que ver con México. Trataron de imponer a los mexicanos que somos españoles y que debemos defender España desde América, en una cultura tan manipuladora que todavía no pueden sacudirse algunos, incluso hay quienes se dicen orgullosos de tener apellidos españoles.
Hay muchos traidores a México con origen español empezando por Fox, pero también columnistas como López Dóriga. Todavía hay quienes le dicen a España la Madre Patria, al amparo del pasado y del conservadurismo.
LOS LIBRO DE TEXTOS
Estos libros de texto sirven para cobrar conciencia sobre la educación que hemos recibido, lejana a nuestra identidad y cercana a la traición que se practicó por muchos años dentro y fuera de la clase política.
La educación basada en la historia oficial, se encargaba de perdurar este tipo de absurdos. De sembrar el desprecio por lo propio y la admiración por lo extranjero. Todavía para mucha gente la educación, la ropa, los automóviles son mejores en el extranjero que en México. Desde luego que la educación como base del condicionamiento social está divida desde hace años en dos vertientes, la educación pública que se encarga de hacer cumplir un derecho a la ciudadanía; y la educación privada que convierte el derecho a la educación en mercancía.
En la primera la ética está desprovista de valores espirituales y religiosos, porque es laica; en la segunda la ética la fusionan con la moral y ésta sólo es enseñada como parte de la religión. Ésta y otras condiciones señalan las diferencias que terminan por polarizar, por hacer sentir mayores, mejores y más grandes a quienes más tienen, y menores peores y pequeños a quienes carecen de lo necesario.
La superioridad por los logros materiales alcanzados permeó en la sociedad mexicana hasta convertir el proceso en ambición, aspiración o sueño, que terminan siendo, por lo regular una frustración y no por falta de talento sino porque la movilidad social tiene obstáculos, muchos de ellos impuestos por condiciones muy similares a los de la nobleza española.
Hace falta pedigree para ascender en la escala social porque la igualdad es comunismo.