Presidencia en riesgo
Por Jessica Woolrich
Hace unos meses, la justicia colombiana inició una investigación en contra del Nicolás Petro, hijo mayor del presidente Gustavo Petro, por presuntamente haber recibido dinero del narcotráfico, acusación que en aquel momento fue rechazada categóricamente tanto por Nicolás, como por el presidente colombiano, sin embargo conforme fue avanzando la investigación, las voces de quien lo defendían se fueron minimizando hasta que cuando el pasado sábado 29, el acusado fue detenido, nadie abogó por él, y quienes antes lo apoyaban, buscaron la manera de poner distancia para evitar que el escándalo los afectara, sobre todo porque a decir de muchos analistas, esto sólo es la punta del iceberg y el problema podría ser tan grave que incluso la permanencia de Petro en el poder estaría en juego.
Esto fue mucho más evidente, cuando después de haber rechazado las acusaciones, el imputado supo de una serie de nuevos cargos que podrían caer sobre él, Nicolás Petro se dio cuenta que su mejor opción sería negociar con la fiscalía y reducir de esta forma el 50% del tiempo estimado en prisión. Fue así como finalmente el hijo mayor del presidente aceptó no solamente haber recibido dinero de Samuel Santander López Sierra, quien fue condenado por narcotrafico en Estados Unidos, sino que confirmó lo que ya se sospechaba, que ese dinero no solamente lo utilizó para llevar la vida de lujo que de pronto comenzó a vivir, sino que parte de la suma recibida fue utilizada para la campaña presidencial de su padre, lo que sin duda es una acusación que no puede tomarse a la ligera y que seguramente será investigada a fondo.
En medio de la polémica, al presidente colombiano no le quedó más que asegurar que no intervendrá en el proceso judicial y que éste va a ser completamente independiente, pero su respuesta no logró convencer a nadie sobre su inocencia y muchos creen que a partir de ahora su mandato presidencial irá cuesta abajo, porque su credibilidad va a la baja y los problemas a la alza, lo cual nunca es una buena señal política y siempre suele ser un parteaguas de un declive, por lo que habrá que estar pendiente del proceso para saber cuál es el rumbo hacia dónde se encamina Colombia, lo que es un hecho que por más que el presidente se esfuerce en señalar a los opositores, y buscar culpables, como el golpe vino desde dentro, las posibilidades de una recuperación son escasas, ya que pocos creen en él y en sus palabras, porque como dijo Johannes Brahms: “La confianza perdida es difícil de recuperar, porque la confianza no crece como las uñas”.