Xóchitl al ganar, pierde
Por José García Sánchez
La crítica sin sentido de Xóchitl al quinto informe del Presidente es una de las partes más sustanciales de su proyecto de Nación, ejemplo de su intelecto y su ignorancia política, basado en la crítica sistemática al actual gobierno, todos se preguntan en qué puede construir el gobierno de alguien sin más propuesta que al de regresarle la pensión a los expresidentes o hace de las gelatinas el postre nacional.
La señora X dijo que el quinto informe fue bla bla bla bla bla bla. Textual el sabio comentario. Una percepción propia de quienes carecen de argumentos y no saben lo que significan las palabras.
Lo que no entendió Xóchitl es que ganando perdió, las evidentes trampas que terminaron con el futuro laboral de todos y cada uno de los integrantes del Comité seleccionado escrupulosamente para determinar una candidata que ya estaba elegida por jerarcas nacionales y extranjeros, porque pudo hacer historia no es su camino al triunfo electoral, que ya tiene perdido desde ahora sino como impulso a la democracia de tres partidos caracterizados por el dedazo en sus candidaturas que se vendían al mejor postor. Nada ha cambiado.
OPOSITORA MEDIOCRE
Su lenguaje florido, su búsqueda de autenticidad extraviada, su anonimato como persona pensante, su baja instrucción académica, su ignorancia supina, se muestra ahora hasta para quienes estuvieron por un par de semanas a su favor. Xóchitl se quitó la máscara y el disfraz de botarga para aparecer como una mediocre opositora sin proyecto ni inteligencia.
Educada políticamente bajo el cobijo de otra obra del marketing político como Vicente Fox, quiere volver a engañar al electorado con situaciones chuscas y agresiones simplonas. Eso ya pasó, los mexicanos ya entendieron que ese tipo de productos milagro ni curan ni alivian sólo agudizan los conflictos y alejan las soluciones.
La pobreza de su leguaje con un vocabulario que no llega a las 500 palabras la derrotará como primer extravío discursivo, sin contar que es una persona que no está acostumbrada a trabajar y realizará una campaña muy similar a la que dijo haber realizado Ricardo Anaya, a quien ya convocó para que la asesore en la derrota y la ignominia. Seguramente le sugerirá una campaña a través de Tik Tok.
Tan separada del pueblo como su falso origen indígena Xóchitl fue la gran perdedora de un proceso electoral que abortó. Por las prisas por sacar a la triunfadora cuanto antes para hacerla competitivo y evitar el empate con Beatriz Paredes o su repunte, gastaron en boletas porque la parte de la votación simplemente se quedó en el basurero del gran abortero Alejandro Morena.
El PRI apostó toda su historia a la candidatura de Xóchitl, haciendo lo que mejor sabe hacer: el fraude electoral. Esta vez ni siquiera los votantes tocaron las boletas. Esta apuesta debe tener implícito el proyecto de un megafraude que por lo menos haga perder con menos margen a la mujer gelatina ante la aplanadora de Morena, pero los visos de una trampa son tan evidentes como la corrupción que corre por las venas de Alito y su ahijada Xochitl.
Xóchitl deberá recordar en cada aparición pública que no es legítima para nadie, ni es panista ni priistas, ni de izquierda ni de derecha, ni mestiza ni indígena, ni ingeniera ni política, ni senadora, ni candidata. Se mueve en el filo de la navaja que sólo anuncia un desgaste prematuro y una derrota anticipada.
Lo que fue una broma de mal gusto se convirtió en candidata por obra y gracia del dedazo, como si los votantes fueran menores de edad que se dejan llevar por una caricatura en lugar de una propuesta seria.
Los integrantes de la comisión que se suicidaron política y laboralmente Arturo Sánchez, Alejandra Latapí, Rodrigo Morales, María Teresa González, Juan Manuel Herrero, Patricia McCarthy y Marco Antonio Baños, los seis primeros exconsejeros del entonces IFE y el séptimo del INE. Perdieron credibilidad y nadie querrá saber de ellos porque fueron comparsa de un fraude que el PRI se fabricó a sí mismo en un engaño que todos rechazaron, incluyendo 650 mil militantes que renunciaron al PRI en rechazo a la botarga y al líder homicida de su partido.