El desprecio a ministros confirma corrupción en la SCJN
Por José Lima Cobos
En este mes dedicado a la patria, el presidente López Obrador demuestra que su desprecio por los once ministros de la Suprema Corte es producto de una decisión republicana y de auténtica austeridad y congruencia que, con los señalamientos abiertos de que están en contra de la nación y a favor de los grupos oligárquicos, o bien de la delincuencia de cuello blanco y de los criminales de todo género, evidencia el grado de corrupción que permea en ese poder que, debiendo servir de ejemplo de dignidad, la caradura y la desvergüenza se enseñorea en todos ellos y no se emula, por ejemplo, al ministro Vázquez del Mercado que sin ser señalado por el gobierno de Portes Gil de nada que pudiera avergonzarlo, en un acto de dignidad presenta su renuncia irrevocable precisando que lo hace por “dignidad”, al observar que los amparos concedidos por los jueces no eran acatados.
Está en los registros de la suprema corte este acto de repudio de un ministro ante el autoritarismo del gobierno de ese momento, sin que ahora veamos una respuesta similar, si como se afirma que la dignidad y la vergüenza no se vende ni se compra, ahora estamos viendo que se quiere seguir saqueando o atracando a la economía de la nación, en contraposición de lo que el artículo 127 constitucional señala y las leyes de austeridad republicana precisan, pese a señalamientos tan serios de quien legítimamente representa a la nación, que ha optado por guardar una prudente distancia de ese poder, cuyo desprestigio daña la imagen de quien está luchando contra la corrupción que ahí se anida.
Es cierto que las cosas han cambiado de manera elocuente, pero por exceso de prudencia no se ha llegado al fondo, porque sencillamente, por violaciones graves a la constitución, por actos y omisiones de los ministros, se da lugar al juicio político o de procedencia para retirarles el fuero y actuar en consecuencia, observando lo que la constitución señala en los artículos 108, 109, 110 y demás relativos contenidos en el titulo cuarto que habla de las responsabilidades de los servidores públicos, o de particulares vinculados por faltas administrativas graves o hechos de corrupción, y patrimonial del Estado; sin embargo, el presidente de la república ha exhibido a los ministros de forma tal para que voluntariamente renuncien o bien que se moderen su voracidad o rapiña lo que no harán y su soberbia llega a grado de la ignominia e irresponsabilidad del ministro Aguilar al presentar un proyecto, -que luego retiró-, para dar un golpe judicial contra el presidente, -similar a lo acontecido con el Juez Moro de Brasil, que condenó a prisión al hoy presidente Lula da Silva para que no pudiera participar en las elecciones- lo que sin duda obliga al presidente a dar un paso adelante para detener esa perversión jurídica en su contra, pues con independencia de que el presidente solo puede ser acusado por traición a la patria y delitos graves, el escándalo que produciría ese ministro vendría a generar inestabilidad política y afectaría la solidez económica de la nación.
El presidente ha denunciado al poder judicial de estar podrido y que se han dedicado a actuar en contra de la transformación y que están en contra del pueblo, siendo además, representantes de la oligarquía, de la minoría corrupta y rapaz, de ahí que en las fiestas patrias han sido excluidos y exhibidos, por representar lo más negativo del país en la impartición de la justicia, pero esto no debería quedarse así, pues como alimañas ponzoñas seguirán socavando al país, ahí está la actitud de ese ministro que no ha resuelto un amparo que pidió conocer en contra de un defraudador fiscal.
Si bien el presidente busca que sea de manera democrática la integración del poder judicial, de ahí la necesidad de hacer una reforma a la constitución para que dejen de ser ministros del dedo presidencial o de los intereses corruptos y corruptores como hoy acontece, como lo han sido desde tiempo inmemorial, y que el pueblo vote de manera libre, sin que ello implique, como algunos creen, que no serán capaces de impartir justicia porque los candidatos a esa responsabilidad tendrán la mayor preparación de los que ahora existen, pues serán aquellos que se han distinguido en la impartición de la justicia, de honestidad acrisolada y con formación social, para dejar de ser integrantes de las cúpulas de la oligarquía.
Al esperar que llegue ese momento de cambio democrático, los ministros actuales que han atracado y saqueado el presupuesto al violar el artículo 127 constitucional y que afirmen que no se manejan en los fideicomisos fondos públicos, es una situación por demás sospechosa, por decir lo menos, pues no tienen por qué manejar otros recursos más que la federación les entrega, y de acuerdo con la ley de contabilidad y responsabilidad hacendaria, los recursos que no se apliquen tienen que regresar a la tesorería de la federación, pues al no hacerlo están incurriendo en responsabilidad administrativa, lo que es penado.
El juicio político contra los ministros es lo más recomendable por estar en la constitución, y si bien ya existen denuncias en la cámara de diputados del congreso de la unión, lo procedente es que se ponga a funcionar, porque no tan solo serán castigados severamente, sino que tendrán que devolver lo recibido indebidamente desde el año 2009 en que se estableció que nadie puede ganar más que el presidente de la república y no se ha observando por dichos servidores en un agandalle execrable.
Twitter:@limacobos1