COLUMNISTAS

EL GABINETE

Ricardo Homs

El gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum ha servido para dar confianza y certidumbre respecto al perfil del nuevo gobierno.

Los nombres, excepto el de Mario Delgado dan buena impresión y generan expectativas optimistas.

Sin embargo, la duda es y será siempre en estos casos: ¿Qué tanto margen de operación tendrán en el ámbito de las atribuciones de su cargo?

Es un hecho de que en el gabinete del presidente López Obrador sólo dos secretarios lograron cumplir sus funciones y seguramente acotados por directrices muy generales que ellos tuvieron que interpretar: la Secretaría de Hacienda tuvo un buen manejo profesional con los tres sectetarios que les tocó cumplir según las circunstancias del país y de la economía globalizada de hoy… el finado Carlos Urzúa, Arturo Herrera y Rogelio Ramírez de la O.

Sin embargo, tuvieron, – y ha tenido Ramírez de la O-, que generar los recursos para todos los caprichos presidenciales y las exigencias de la “política social” de este gobierno, y fuera de estas exigencias, las políticas fiscales han sido su responsabilidad absoluta. Alicia Bárcena como canciller ha tenido el mismo contexto.

Por otra parte, Marcelo Ebrard tuvo amplio desempeño como Secretario de Relaciones Exteriores, dejando en manos del presidente el área que este se reservó para sí mismo, que es Latinoamérica, donde ha podido dar rienda suelta a sus ideas políticas con perfil ideológico.

Por ejemplo, la Secretaría de Gobernación, -con sus tres titulares, Olga Sánchez Cordero, Adán Augusto López  y ahora Luisa María Alcalde-, han actuado  como secretaría particular del presidente, donde él dicta hasta los mínimos detalles, pues en la política interior él se mueve con total holgura y naturalidad, muchas veces sin percibir que lo que él manifiesta-de forma pública o privada-,  termina siendo noticia en este mundo interconectado en tiempo real y de forma globalizada.

Lo anterior nos debe lleva a tratar de entender cómo las grandes figuras que hoy conforman el gabinete de la presidenta Sheinbaum podrán actuar.

El más controvertido por lo que representa como hombre conflictivo, es precisamente Mario Delgado, -quien aún habiendo ocupado esa cartera en la jefatura de gobierno de la Ciudad de México-,  los agravios y conflictos sembrados como presidente de MORENA, le impedirán ser un factor de conciliación en un área de vital importancia para el país como lo es la educación, que en este sexenio se ha deteriorado al grado de parecer una caricatura de que fue.

La educación ha dejado de lado la calidad para orientarse por la ideología y la improvisación, en un mundo en el cual el conocimiento es el eje de la competitividad laboral y los negocios y ello se refleja en el nivel de calidad de vida de la población.

Esperemos que esta presidenta trabaje en equipo y deje que sus colaboradores hagan lo que saben hacer.

¿A usted qué le parece?

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