DELIRANTE GOBERNANZA
La abogacía independiente y pensante de la República, en estos tiempos de infortunio y desgracia para nuestro Poder Judicial Federal, dadas las arteras “reformas judiciales” se ha constituido en coadyuvante en la defensa del Pacto Federal, aún a sabiendas que ello le va a causar enojo al Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Esa defensa se erige por el valor simbólico que atañe a la Separación de Poderes: porque, en su letra y espíritu se consagran los ideales de un México libre y soberano.
Los abogados deprecantes de nuestra Nación la defendemos aún en contra de los caprichos de Andrés Manuel López Obrador, porque, ese mexicano la ha atacado desde los inicios de su mandato y nunca tuvimos un tiempo bastante para unificarnos como ahora. En el final de su gobernanza tiene que explicarnos por qué no podemos estar de acuerdo cuando en su calidad de Primer Magistrado de la Nación ataca y pisotea a nuestra Carta de Carranza.
El Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas con la hostilidad que denota en contra de la Carta Magna y la artera “reforma judicial”, politizó un adecuado ambiente para la fácil germinación de una semilla de protesta, con sus caprichos iluminó escondidos horizontes que llevan como objetivo destruir al Poder Judicial Federal, con su infortunio reveló una posibilidad para tratar de destruir a la justicia mediante aquél voto popular. Engañó a México.
En estas malogradas fechas en el fin de su delirante gobernanza, la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, hace acto de fe públicamente en apoyo de aquellos jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación honestos, al acudir a repudiar esas disparatadas, insensatas e incoherentes reformas aprobadas por esos hinchas y simpatizantes de la desgracia de nuestro México.
Aunque el asunto de su reforma haya sido aprobado y supuestamente debatido, la polémica forense hoy toma mayor fuerza, ya que no vamos a permitir con su ocurrencia se tome el control de la constitucionalidad de nuestras leyes y se interprete a futuro de manera inadecuada aquellos actos y normas que sean dictadas por la autoridad; jamás la abogacía pensante e independiente de nuestra República permitirá que la justicia dependa del poder político. Ello es lo que suscita nuestra amplia oposición.
La abogacía de confronta y contra argumentación por ello trae a colación el día de hoy, las viriles palabras del mejor Juez de Distrito de todos los tiempos: Don Raúl Jiménez O’farril: “la justicia no obedece las órdenes del gobierno, entiéndalo usted señor presidente”.
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.