Mojarse los zapatos ¿responsabilidad del político?
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“La desgracia es ocasión para la virtud.” – Lucio Anneo Séneca.
Por la posición geográfica de Veracruz es inminente que la población y la entidad sufrirán los embates de las fuerzas de la naturaleza.
De tristes recuerdos resultan meteoros como el Karl, Stan, y muchos más que han dejado miles de damnificados y costosísimas afectaciones.
Inclusive podemos recordar que regiones enteras fueron devastadas por los eventos climatológicos que ha sufrido Veracruz.
El famoso Plan DNIII empleado regularmente por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) nació en Pánuco, Veracruz como resultado de las medidas de reacción por el desbordamiento de su caudaloso río en 1966.
El huracán Inés, de categoría 4, afectó a cerca de 84 mil personas y causó daños materiales en Veracruz y Tamaulipas. El plan se denominó DN-III-E porque se incluyó en la Planeación de Defensa Nacional como anexo E.
El plan tuvo resultados positivos y propició una recuperación rápida de la zona de desastre, por lo que desde entonces ha sido el mecanismo de reacción inmediata en apoyo de la población civil afectada.
Pero en todo evento climático de naturaleza devastadora los políticos veracruzanos tuvieron la voluntad y el compromiso de reaccionar, apoyar e incluso intervenir acudiendo a las zonas damnificadas.
Así se recuerda a gobernadores como Dante Delgado, Patricio Chirinos Calero, Miguel Alemán y Fidel Herrera Beltrán con las aguas hasta la cintura recorriendo las zonas afectadas.
Vamos hasta el gobernador más vilipendiado y vejado de Veracruz, como lo ha sido Javier Duarte comprendió lo sensible que es reaccionar y atender a sus gobernados en crisis como estas.
Pero resulta que la administración Cuitláhuista está que presuntamente emano de la voluntad popular del movimiento transformador ha sido la más fría e indiferente a encarar estas crisis, pero sobre todo apersonarse en los sitios donde sufren las afectaciones.
Mientras se convirtió en la burla nacional por andar realizando chapeos y cortes de pastos en jardines, jardineras y camellones, el mandatario Cuitláhuac García Jiménez parece decir no a mojarse sus reales y democráticos zapatos.
Para gobernadores populistas como lo fue Fidel Herrera Beltrán la llegada de esta temporada climática eran verdaderas oportunidades para hacer crecer su nivel de aceptación y con ello ganarse el afecto y cariño del pueblo.
Así fue una tradición durante todo su sexenio, la conformación del denominado “Comando Unificado” de atención y reacción inmediata, que resolvía y atendía las crisis por eventos climáticos, de la mano claro está de la respectiva declaratoria de emergencia, que le abría las arcas federales para la llegada de más recursos que permitieran atender la desgracia y bueno porque no, para ver que negocito se podía hacer con ello.
Pero independientemente de los beneficios que pudo traer para políticos y empresarios, la atención inmediata y la sensibilidad del gobernante en turno era parte del protocolo político veracruzano.
Eso volvió hacer así a partir de este lunes, cuando a través de imágenes divulgadas por la propia Secretaría de Protección Civil se pudo ver al mandatario acudir a Tlacotalpan, Isla y otros municipios afectados para prestar y brindar atención directa a la población.
No se aprecia que el mandatario en funciones remojará sus piecitos en el agua del desbordado Río de las Mariposas, pero al menos ya acudió.
Aunque nos informan que lo hizo porque el pasado viernes llegó hasta el mismo Palacio de Gobierno la gobernadora Electa Rocío Nahle García a ponerle los puntos sobre las “ies” al mandatario en funciones, que no tuvo otra más que atender la amable sugerencia de apersonarse en la zona con las manos metidas en los bolsillos y con el respectivo regaño que le brindó la ex secretaria de Energía, quien desde los pasillos del balcón interior del segundo piso del mismo Palacio de Gobierno, le acomodó al imberbe e indiferente mandatario.
La sensibilidad política es un don que debe tener todo aquel que a la función pública se dedique, es indispensable y necesaria para la buena gobernanza de su mandato, no se puede actuar con la frialdad de un témpano de hielo, porque tarde o temprano la misma población se lo recriminará.
Al tiempo.