COLUMNISTAS

Quadri pide pensión

Uno de los más aguerridos críticos de los programas sociales se acoge a ellos en beneficio personal

Por Ángel Álvaro Peña

El doble discurso deja en la nada la personalidad de algunas personas, pero esta contradicción se convierte en delito cuando se trata de servidores públicos, militantes de algún partido o representantes de alguna corriente ideológica.

Toda mentira debería ser exhibida y sancionad tratándose de personas dedicadas a la vida pública y el caso del chavo de la Ibero, Gabriel Quadri rebasa todas las expectativas que sobre este personaje han caído, porque sólo muestra su interés personal en la política, carece de vocación de servicio y sólo pretende servirse de los cargos.

Panista de cepa, famosos por sus declaraciones fascistas como la de elogiar al general Augusto Pinochet y comparar, lo cual es un honor para todos, al Dr. Salvador Allende con Andrés Manuel López Obrador, y además responsabilizar al chileno de un golpe de estado, que a sangre y fuego derrocara la CIA colocando como títeres a los militares de ese país que dice admirar.

Pero contradicciones como ésta, anulan cualquier tipo de inteligencia está el hecho de autodenominarse ecologista y asistir reiteradamente a las corridas de toros. O afirmar que el Tren Maya dañaba los árboles y callar cuando una inmobiliaria quería adueñarse de una parte de la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec, uno de los principales pulmones de la Ciudad de México.

Ubicado en la ultraderecha, muy cercano al fascismo, el frustrado candidato a la Presidencia de la República se describe a sí mismo como: “ingeniero civil, economista, ambientalista, badmintonista, necaxista, liberal de centro-derecha, partidario de un México próspero, moderno, seguro y sustentable”.

Solito se describe y descubre como un personaje que ya no pertenece a este tiempo. Los mexicanos han rechazado a la extrema derecha con su voto, y las circunstancias mismas tienden a disminuir el número de ciudadanos conservadores en el país, de tal manera que el aislamiento y la falta de correligionarios los vuelve más radicales. Arrinconados no son más peligrosos pero sí más rabiosos.

En 2017, el panista Quadri aseguró, que las personas en situación de calle que se refugiaban alrededor del Monumento a la Revolución, eran violentas y amenazaban a niños y mujeres. Argumentó: “Monumento a la Revolución convertido en guarida de indigentes violentos que amenazan a niños y mujeres. Y el gobierno CDMX y de Cuauhtémoc?”. Calificó a esas personas como “malvivientes, indigentes y drogadictos”

En abril de 2022, fue muy audaz el señorito Quadri debido a que llamó a Salma Luévano como “señor” a pesar de que se identifica como mujer, lo cual fue condenado por diferentes integrantes de partidos políticos posicionados en ambos lados del espectro, principalmente Morena, el Revolucionario Institucional y el mismo PAN. Le pidieron que se disculpara y no lo hizo ocasionando que fuera sancionado a ya no concursar por ningún cargo de elección popular por su postura rancia de discriminación y machismo.

En enero de ese mismo año, escribió en su cuenta del entonces twitter: “Si México no tuviera que cargar con Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sería un país de desarrollo medio y potencia emergente…”. Por lo que el entonces gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, le exigió una disculpa pública. Ante esto, Quadri respondió que la disculpa deben darla “los malos gobiernos”. Todo un personaje de una derecha violenta, polarizada, agresiva e ignorante.

El 15 de noviembre de 2023, Quadri tuiteó: “En vez de subir impuestos, deben recortar subsidios y dádivas clientelares”. Ese mismo día, en otro tuit dijo: “Estoy en contra de que el gobierno nos robe para darle dinero a sus clientelas electorales, y para promover una cultura improductiva, paternalista y de dependencia indigna hacia el gobierno para perpetuarse en el poder”.

Las constantes críticas a todo lo que hiciera, declarara o pensara cualquier morenista le colocan en el basurero de la historia. Uno de sus temas recurrentes fue el de los programas sociales, a los que consideraba como votos comprados a la población, como si ésta fuera tan ignorante como algunos derechistas que no salen de su esfera de cristal en la que viven confortablemente.

Resulta que al señor Quadri se le vio inscribiéndose en la lista de beneficiarios de los programas sociales que tanto critica. Clasista pero con necesidad de ser tomado en cuenta aunque sea por los programas sociales. De no ser por esta acción seguiría en el anonimato y en el olvido al que está condenado.

La foto fue difundida que llegó hasta la conferencia matutina de la Presidenta, quien señaló: “Si el exdiputado federal del PAN, Gabriel Quadri fuera consecuente con sus críticas, no se hubiera inscrito para recibir la Pensión de Adultos Mayores”.

En Palacio Nacional, la mandataria también difundió un par de mensajes que Gabriel Quadri ha escrito en su cuenta de X, antes Twitter, criticando este programa, el cual ha afirmado que «en los próximos años reventará fiscalmente».

El exdiputado respondió a las críticas argumentando que al inscribirse como beneficiario ejercía su derecho como ciudadano, ya que los recursos que se destinan para el programa provienen de los impuestos. Pero, no omitió su acostumbrada incomodidad con el presente al considerar como acoso haber sido exhibido en la conferencia mañanera de la presidenta Sheinbaum Pardo, quien calificó de “interesante” que el panista se registrara como beneficiario de una pensión gubernamental.

Se olvida que una persona pública no puede tener la misma privacidad que un ciudadano común y corriente y reclama, ahora sí, anonimato al decir: “Vergonzoso es que el gobierno privatice el gasto público para comprar votos, que atropelle la privacidad de los ciudadanos en instalaciones oficiales (lo cual es un delito), y que desde lo más alto de un poder ya ostensiblemente dictatorial se siga agrediendo a opositores sólo por ejercer un derecho”.

Todo le molesta, pero debe saber que el delincuente es él, pero esto no puede ocultar la contradicción que niegan su congruencia como político y como ser humano, un doble discurso que no sólo cae en la hipocresía sino en la traición a sí mismo y al partido al que dice pertenecer.

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