Bancos deben bajar comisiones
Son el contrapeso de los dos panistas pluris que traicionan a la patria
Por Ángel Álvaro Peña
Cuando los mexicanos se unen siempre es por una causa noble. Esta vez los diputados federales dirigieron su trabajo hacia los bancos, a través de una reforma migratoria que favorezca a los migrantes, en tiempos difíciles.
La amenaza de aplicar aranceles a las remesas a los trabajadores mexicanos que viven en Estados Unidos, fortaleciendo su economía, es como si se tratara de un terremoto para muchas familias que podrían perder buena parte de lo que ahora reciben, y la explotación de los patrones del otro lado de la frontera, tendrá que aumentar para que sus familiares de este lado, no padezcan menoscabo en sus ingresos.
Aumentar los porcentajes de impuestos a las remesas sin siquiera luchar por la reducción de las comisiones de los bancos es una batalla desigual. Porque equivaldría a una pandemia económica para miles de familias que viven del trabajo de mexicanos en territorio extranjero. Igual que una inundación, un tsunami o un temblor de consecuencias mayores, la intención de gravar las remesas dos veces por parte de la administración de Donald Trump resulta un verdadero crimen. Un atentado contra la salud de las familias, porque al reducirse el nivel de vida, de alimentación, de educación se bajan también las defensas de los mexicanos para defenderse de enfermedades y adversidades.
Mientras la Presidenta Claudia Sheinbaum participa en el Grupo G7, en el Congreso mexicano se cocina una reforma en que ya están implicados la mayoría de los partidos, es decir, Morena, PT, Verde y PRI, hasta el momento.
Surgen como la contraparte de los senadores panistas vende patrias plurinominales Téllez y Anaya, que utilizan la tribuna del Congreso para confesar su admiración por un monarca extranjero. Sin compromiso con los mexicanos ni sensibilidad política. Ahora, sin importar colores, los verdaderos mexicanos por quienes sí votaron los ciudadanos, muestran responsabilidad y patriotismo ante la traición de los conservadores, a quienes no les importa llevarse al país entre las patas si con ello logran hacerle daño a la Presidenta.
Ante el actual escenario de tensión entre México y Estados Unidos, el silencio de los banqueros llamó la atención de los legisladores que parecieran indiferentes a un problema que les atañe directamente, porque son un obstáculo para que el dinero enviado llegue de manera constante y sin obstáculos.
Porque no es sólo la comisión sino las condiciones y trabas que inventan los bancos para cobrar más comisión y robarles dinero de manera parasitaria a quienes trabajan de sol a sol en un país que no es el suyo.
Los diputados han propuesto ayudar a los mexicanos que viven y trabajan en el país vecino, que impulsan una reforma migratoria integral, intentan facilitar el envío de remesas al país.
El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de San Lázaro, el petista, Pedro Vázquez, en concordancia con la Presidenta, siempre defendiendo a los trabajadores mexicanos en Estados Unidos, ante la desesperación del gobierno de Trump, impulsa “una reforma migratoria: que Estados Unidos, sensibilizado de lo que aporta la comunidad migrante latinoamericana, pudieran abrir espacios, ventanas para que se pudiera canalizar toda esa inquietud y esa necesidad de residir legalmente en Estados Unidos por parte de los latinos y los mexicanos”, señaló el legislador.
En la propuesta se considera el proceso de revisión del T-MEC, en julio del año próximo, podrían tocar “aspectos que antes no se consideraban, como es el tema migratorio, y México está preparado” para ello.
La diputada priísta, Fuensanta Guerrero, propuso que los bancos en México bajen el monto de las comisiones que le cobran a los migrantes cuando envían remesas, para facilitar el envío de dinero ante el gravamen del 3.5 por ciento que aprobó el gobierno de Donald Trump.
La legisladora, que convoca así a la unidad de fuerzas legislativas de todos los partidos, pidió a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores que dialogue con las instituciones que envían y reciben remesas, para coordinar una estrategia en beneficio de la comunidad migrante.
Las remesas “representan el 3.5 por ciento del PIB nacional. En estados como Zacatecas son una parte fundamental de su economía”, dijo, por lo que solicitó hacer un análisis del impacto del impuesto, establecer mecanismos que faciliten el envío de remesas por canales formales, disminución de comisiones y regular a los bancos para prevenir prácticas perjudiciales.
Esto demuestra que hay puntos oscuros en el envío de remesas que pueden depurarse en beneficio de los trabajadores y del país. Los bancos no son facilitadores de las remesas sino obstáculos. No son un apoyo sino una ventanilla de peaje, prácticamente un cobro de derecho de piso, porque no implica ningún trabajo enviar dinero de un país a otro.
Es necesario que luego de tantos años de explotación a los trabajadores y sumada la represión a través de la cual se golpea y encarcela a los trabajadores, haya un alto humanitario en el camino.
Estados Unidos necesita a los migrantes para engrandecer su economía, los bancos deben responder con solidaridad con una propuesta que beneficie a los de por sí castigados trabajadores.
Ganan más contratando mano de obra barata que subiendo los aranceles, porque se ha mostrado que esta fuerza de trabajo es el eje de la economía en el vecino país, pero todavía no lo entiende la administración del presidente del vecino país y prefiere cobrar tributo, como en las monarquías para que haya dinero para comprar armas y continuar con la destrucción del mundo.
Llama la atención la expresión de solidaridad de los legisladores mexicanos y la espontanea intención, sin importar colores, de unirse para favorecer a los hermanos que trabajan del otro lado de la frontera.
Es hora de que los banqueros regresen al pueblo de México todo lo que le han quitado.