PROPUESTAS INCUMPLIDAS
Entre los ofrecimientos no cumplidos de la Cuarta Transformación de la Nación y su segundo piso se encuentra la procuración e impartición de justicia de manera transparente, la independencia de ella y eliminar la corrupción en su ámbito. Lejos de haber sido cumplido ello, el poder del fenómeno de la corrupción política y económica ha logrado definir a la “justicia real”, como una pugna entre las fuerzas del poder a efecto de conseguir el sufragio de sus adeptos.
El procedimiento para llegar a ello ha sido desgarrador. De las promesas efectuadas para llegar a una justicia idónea para nuestra México, en la que los agentes del ministerio público, fiscales, jueces y magistrados actuaran con máxima probidad para emitir las decisiones más transparentes a fin de proveer justicia, se pasó a la realidad de una justicia prostituida, degradada, corrompida, producto en un principio del indebido actuar del neoliberalismo y, posteriormente, de la política de “abrazos y besos a la delincuencia”.
Entre esa desagradable política de décadas, la cual no satisface a los justiciables, no existieron garantes de la justicia que impidieran ello, además, los agentes del ministerio público, fiscales, jueces y magistrados no tuvieron los tamaños de varón para oponerse a los mandatos de esa “política de justicia selectiva”, la cual fue instaurada para que no se persiguieran los intereses de los suministradores de recursos para esa mala gobernanza.
México lo que en realidad requiere es que se persigan y obtengan los altos intereses de la justicia. La utilidad pública debería de ser la luz donde deba dirigirse siempre la vara de la justicia.
Cómo bien ha señalado Don Carlos Villamata Paschkes, Presidente del Colegio Nacional de Abogados Foro de México A.C., “nunca ha sido más violentada y despreciada la regla constitucional. La política fue conducida para impartir y procurar una justicia indeseable e incompatible con el espíritu de la Constitución; los garantes de la sociedad fueron sometidos a disciplinas férreas para servir a la política y no a la justicia”.
Por otro lado, como consecuencia de esa manera errónea de procurar e impartir justicia, el nombre de México y sus recintos para aplicarla fueron y son reprobados por la comunidad internacional.
La Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, ha traducido esa perniciosa corrupción representativa del neoliberalismo diciendo que: “nadie discute la ilegitimidad de la corrupción, pero para esos anteriores presidentes constitucionales, ello fue imposible de entender”.
¿Será que Claudia Sheinbaum Pardo pueda con ese paquete?.
Es cuánto.