COLUMNISTAS

Carta contra la democracia

-Ex militantes de partidos, ex consejeros, ex funcionarios, ex candidatas, ex parásitos contra los cambios

Por Ángel Álvaro Peña

Pocos pueden tomar en serio que una carta firmada por algunas personas que han sido rechazadas por la población. Incluso a muchas de ellas nadie quisiera volver a verlas en los medios.

Se gobierna obedeciendo al pueblo y si los mexicanos rechazan a una minoría nostálgica de poder, lo menos que puede hacerse es mostrar sus ambiciones personales, con más pasado que futuro.

La creación de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, motivó la publicación de una carta que parecía la conformación de indeseables, con personajes como Beatriz Pagés, Xóchitl Gálvez, Héctor Aguilar Camín, Margarita Zavala, Cecilia Soto, Guadalupe Acosta Naranjo, Lía Limón, Luis Carlos Ugalde, Lorenzo Córdova, entre otros, hasta completar 270.

Se autodefinen como minorías pero en realidad son monerías, porque ni siquiera llegan a conformar grupos y están en proceso de conformar partidos que pareciera se quedarán en el camino por falta de apoyo social.

Una larga lista de frustrados políticos que tienen cerrados los accesos al poder por decisión popular.

Ninguno de los anteriores puede verse como servidor público o representante de grupos. Son sobrevivientes de partidos desaparecidos o a punto de desparecer y en el mejor de los casos comediantes de la política.

Quieren promover un debate público incluyente que cuente con la participación de partidos, instituciones y ciudadanía, lo cual está abierto, pero como sucede con el PAN, dicho en palabras de su líder, el capo del cártel inmobiliario Jorge Romero, que “no les ha llegado la invitación”.

Están desesperados porque la convocatoria está abierta a todos, pero quieren un lugar preponderante para hacer espectáculos al estilo de su compañera senadora conocida como traidora a la patria, no quieren ser uno más del montón.

Desde que la reforma electoral fue una simple idea, se habló de un debate plural representativo, esto quiere decir que cualquier mexicano que tenga una representación social, aunque sea de 10 personas tiene derecho a asistir, pero como los ex consejeros del INE, no representan a nadie, no los quiere nadie. De hecho, aunque haya muchos que trabajaron en el IFE o el INE, sólo tienen una propuesta individual con miras en el pasado.

El PAN, que quiere una invitación especial pide autonomía de organismos electorales y designación de consejerías vía Congreso en reforma electoral, además de una segunda vuelta en las elecciones presidenciales, lo cual resulta tan innecesario como costoso, pero la cosa es llamar la atención y decir que están vivos todavía, pero sobre todo sabotear la reforma.

Indicaron que se requieren modelos de representación con voz y voto, olvidando que para eso están las elecciones. Y una de las premisas más concretas y acordadas por consenso, desde hace muchos años, dice que para que las minorías tengan derechos éstos deben ser aprobados por la mayoría, a la cual no pertenece ni uno solo de los abajo firmantes.

Piden autonomía de un órgano que nunca ha sido autónomo, lo que quiere decir que consideran que todo regrese al estado en el que estaba en el pasado negando los avances en la democracia que impulsa la conciencia social.

Todo lo que piden está señalado en los propósitos, marcados claramente en la iniciativa original que será no sólo discutida sino modificada, de acuerdo con los resultados de los debates populares previos a la discusión parlamentaria, de tal manera que cuando llegue al Congreso contenga las ideas de buena parte de la población que asistirá a las mesas de trabajo a las que convocó el INE, además de reiteradas invitaciones de Morena, de la Presidenta, de los legisladores del partido en el poder, etc.

Inventan pretextos para que la reforma electoral no llegue a buen fin, entre otros argumentos, señalan que una reforma electoral verdaderamente democrática no puede provenir del poder sino de la oposición, de las minorías, cuando en realidad no se han dado cuenta que les beneficia la propuesta inicial, pero les golpea fuerte el hecho de que haya una reforma electoral porque su argumento de que México vive en una dictadura se caería.

Porque no hay dictadura en el mundo que convoque a la sociedad a diseñar una reforma electoral. La derecha en México tiene como pretexto la existencia del autoritarismo en México para poder comunicarse con organismos internacionales a los que acuden los conservadores para acusar represión y falta de libertad de expresión, cuando en realidad nunca antes ha habido tanta libertad para criticar, insultar, denostar, pero cuando se quiere ejercer el derecho a la réplica acusan violación a los derechos humanos.

Por si fuera poco, piden que haya rendición de cuentas de gastos ocasionados por la reforma electoral.

Pero no esconden sus verdaderas preocupaciones como exhibir su contrariedad ante la reforma al Poder Judicial, al cual dicen le hace falta robustecer su independencia. Esto quiere decir que adivinan el futuro y ven en su bola de cristal, que a los jueces, ministros y magistrados les hará falta separarse del poder. Los nuevos elementos entran en funciones el 1 de septiembre, y hasta el momento no hay muestra de dependencia o sumisión hacia ningunos de los otros dos poderes.

“A nuestro llamado se han sumado muchas más voces. Esta adhesión, amplia y diversa, confirma que la exigencia de una reforma construida con respeto y deliberación no es un asunto exclusivo del poder: es una demanda nacional creciente en la que debemos estar incluidos todos”, afirmaron.

Son 270 personas que se dicen representar al país entero, en un delirio que los coloca más en el drama político que en la comedia mediática.

El pueblo de México apoya una reforma por demás urgente. La oposición disfrazada de sociedad civil, está desesperada por no ser mayoría.

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