El oro vive una nueva “fiebre” por su alta valoración
Matt James ha coleccionado pepitas doradas y otros tesoros durante años explorando colinas y ríos de California. Pero con la creciente valorización del oro, James ha encontrado una verdadera mina en otro terreno: sus redes sociales.
El metal precioso ha tenido altibajos, pero prácticamente ha duplicado su cotización en los últimos dos años, rondando la máxima histórica de cuatro mil 300 dólares la onza en octubre.
“Mis redes sociales están definitivamente viendo un aumento en tráfico”, dijo a AFP James, durante una de sus excursiones en el norte de California, región que hace más de un siglo vivió la llamada “fiebre del oro”.
Este aumento de las reproducciones, y las comisiones que recibe por la venta de productos utilizados en sus prospecciones, se convirtieron en un ingreso adicional para este gerente de proyectos de 34 años.
“No me estoy volviendo rico, pero ciertamente me paga mi pasatiempo y mi pasión, y paga mi equipo”, comentó el anfitrión del canal de YouTube Mountaineer Matt, cuyos videos acumulan decenas de miles de visualizaciones.
“La pregunta que todo el mundo siempre hace es ¿dónde encontrar oro? Desafortunadamente es la pregunta que nadie quiere responder”, explica James.
“El oro es muy, pero muy difícil de encontrar, y todos quieren mantenerlo en secreto”.
James no pierde la esperanza de encontrar “la gran pepita”, pero dice estar consciente de que la situación dista del movimiento minero en 1849, cuando miles de hombres vinieron de un sinfín de lugares para explotar la llamada Veta Madre.
Pero afirma que el oro continúa presente en la región, y las cada vez más especializadas herramientas son claves para desenterrarlo.
“Crecimiento tremendo”
Es en este nicho donde Cody Blanchard, quien fundó la microempresa Heritage Gold Rush para darle un giro empresarial a su pasatiempo, ha encontrado un negocio.
“Vendo una serie de productos, desde las herramientas básicas que necesitarías para ir al río y panear oro (…) hasta una gran variedad de detectores de metales” que pueden costar miles de dólares, explica.
El trabajador sanitario de 35 años, que también ofrece paseos guiados para buscar oro, ha logrado triplicar sus hallazgos auríferos de una onza a poco más de tres por año gracias a estas herramientas.
“Pero como negocio he visto un crecimiento tremendo en un corto periodo de tiempo”, dijo refiriéndose a las ventas, más lucrativas.
Ambas líneas van de la mano, sostiene Blanchard: los detectores más nuevos encuentran más oro, lo que a su vez es la mejor publicidad.

