Perfecciona Semar la detección de semisumergibles
En octubre pasado, la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar) asestó uno de los mayores golpes al tráfico internacional de drogas del año reciente, y se confirmó que las organizaciones delictivas utilizan embarcaciones semisumergibles como nodrizas
que abastecen en distintos puntos del océano toneladas de cocaína a diversos cárteles que operan en territorio nacional.
El personal naval decomisó una embarcación de 15 metros de longitud, construida con madera y fibra de vidrio en la que se transportaban más de tres toneladas de cocaína, lo que provocó una afectación estimada en más de 37 millones de dólares para los grupos delictivos, señalaron autoridades mexicanas.
La nave contaba con sistemas de navegación, comunicación satelital, generación eléctrica, un sistema de propulsión sustentado en tres motores fuera de borda, ventilación artesanal y era tripulada por tres hombres de nacionalidad ecuatoriana que viajaron durante días, acostados, soportando temperaturas que superaron 40 grados centígrados, con poca agua y alimentos, según narraron a La Jornada tres de los participantes en el aseguramiento de la droga y del artefacto.
En lo que va de esta administración, actuando en calidad de Guardia Costera, la Semar ha logrado incautar más de 20 toneladas de cocaína que era transportada en lanchas rápidas, principalmente en estados que se ubican en la zona del océano Pacífico.
El decomiso del semisumergible, que presuntamente partió de Ecuador, es el mayor logro en un operativo, en el que además se incautaron embarcaciones menores con otras cinco toneladas del alcaloide.
Datos del Centro Internacional de Investigación y Análisis del Narcotráfico Marítimo, con sede en Colombia e integrado por autoridades de ese país, así como de Guatemala, Brasil, México, Honduras, República Dominicana, Perú, Panamá y Ecuador, refieren la posibilidad de que una embarcación como la asegurada en aguas nacionales se haya construido de manera clandestina en alguna zona costera a lo largo de tres meses y su costo alcanza cifras cercanas a un millón de dólares, cantidad que resulta pequeña comparada con los recursos que habrían obtenido los traficantes de haber llegado con el cargamento a los grupos delictivos.