COLUMNISTAS

LA COMUNICACIÓN ANIMAL EN LA ERA DIGITAL

Por Zaida Bacre Llado

Soy Zaida Bacre Llado, desarrolladora humana y de organizaciones, y hoy quiero invitarte a reflexionar sobre los animales domésticos desde la perspectiva del lenguaje y la comunicación, y cómo la tecnología está abriendo nuevas posibilidades de interacción con nuestras mascotas.

El día que una perrita me cambió la mirada

Como psicóloga, siempre me ha fascinado el desarrollo humano, especialmente del lenguaje. Recuerdo que en mi primer empleo como docente de maternal me maravillaba observar cómo los niños pequeños construyen significados a partir de modelos, estímulos y afecto. Sé que comparar esto con animales puede sonar atrevido, pero observar un proceso similar emergiendo en una perrita, gracias al respeto, paciencia y amor de su cuidadora, fue simplemente fascinante.

Todo comenzó un día cualquiera, cuando un video en Instagram captó mi atención. Era Bunny, una perrita que se comunica con su dueña usando botones de comunicación aumentativa (AAC buttons). Su perfil (¡What About Bunny!) no es solo entretenimiento: forma parte del proyecto TheyCanTalk (Ellos pueden hablar), impulsado desde 2020 por la Universidad de California en San Diego [7][9].

Los investigadores parten de la hipótesis de que los animales no humanos (particularmente perros) son capaces de utilizar estos botones de forma intencionada para expresar conceptos, necesidades y emociones reales. Más allá del condicionamiento o la repetición mecánica, buscan demostrar que estos animales pueden emplear símbolos para comunicarse, incluso combinándolos en expresiones complejas. Si esto se confirma, transformaría profundamente nuestra comprensión del lenguaje, la cognición y la conciencia emocional en otras especies [7][9].

¿Pero qué son exactamente estos botones de comunicación aumentativa? Son dispositivos que reproducen palabras o frases grabadas previamente por el tutor. Una vez que el animal comprende el significado, puede expresar sus necesidades o emociones presionándolos con su pata o hocico. Cada botón representa conceptos específicos como treat (premio), outside (afuera), play (jugar) o help (ayuda). Las marcas más conocidas incluyen FluentPet (la usada por Bunny [8]), Talking Pet Buttons (una versión genérica), y Learning Resources/Recordable Answer Buzzers (originalmente diseñadas para humanos, pero adaptadas para mascotas).

Bunny no es un caso aislado. Otros animales han adoptado exitosamente esta tecnología. Stella, una perrita mezcla de Catahoula y Blue Heeler entrenada desde 2018 [10], llegó a construir frases como come play outside (vamos a jugar afuera) o Stella all done mad (Stella está enojada porque terminó).

También está Billi, una gata extraordinaria que llegó a dominar más de 70 botones [11], diciendo palabras como water (agua), treat (premio), mad (enojada) o later (más tarde). Aunque Billi falleció en 2024, su legado inspira investigaciones en aves, cerdos e incluso conejos.

Ya no es una moda pasajera: estamos frente a una puerta abierta hacia una convivencia interespecie más consciente. Escuchar a Bunny decir mad (enojada), ouch (dolor), stranger (extraño), help (ayuda), e incluso referirse a sueños usando verbos en pasado, cambió profundamente mi percepción sobre las emociones y capacidades expresivas animales.

Pero lo más impactante, lo que realmente motivó este artículo, fueron dos preguntas existenciales de Bunny. En la primera ocasión, frente al espejo junto a su cuidadora, preguntó: ¿What dog? ¿What human? (¿Qué es perro? ¿Qué es humano?). No era un truco; era una pregunta cargada de significado sobre su propia identidad y su entorno.

La segunda pregunta fue aún más conmovedora. Después de varios días enferma y con menos juego, Bunny preguntó: ¿When no Bunny? (¿Qué pasa cuando Bunny ya no esté?). Mi mente explotó: ¿estaba preguntando sobre la muerte, la ausencia, el olvido? La inquietud era profunda, y su cuidadora no supo qué responder. Fue entonces cuando, sin planearlo, pedí perdón a todas las mascotas que han pasado por mi vida, no por maltrato, sino por comprender que pude haber prestado más atención y ser más empática con lo que vivían.

Ciencia, conciencia, praxis y nuevo paradigma

Lo que nos enseñan Bunny, Stella, Billi y otros animales no es un truco: es una invitación a reconstruir nuestro vínculo con otras especies y …con nuestra propia especie. No podemos seguir viéndolos como adornos emocionales, seres inferiores o máquinas de reproducción para ingresos extras. Son conciencias vivas, con emociones, memoria, historia interna, traumas y duelo.

¿Que aún no se ha demostrado científicamente cada emoción? No importa. La duda ya está sembrada y la ciencia avanza. Eso debería bastar para cultivar una empatía más profunda.

Desde la ciencia, diferentes enfoques validan la conciencia animal. Temple Grandin (2005), en Animals in Translation [3], sostiene que los animales poseen una conciencia compleja, merecedora de atención ética. Mark Bekoff (2013) [1] defiende una ciencia ética que valide emociones animales auténticas. John Bradshaw (2011) [2], en Dog Sense, muestra cómo los perros reflejan nuestras emociones y estructuras sociales. Patricia McConnell (2002) [5] destaca reconocer señales de estrés para construir confianza y seguridad. Alexandra Horowitz (2009), en Inside of a Dog [4], introduce el concepto de umwelt (mundo sensorial canino), explicando cómo malinterpretamos comportamientos animales.

Desde la práctica, César Millán, conocido como «El encantador de perros», defiende que los problemas de conducta animal provienen del desequilibrio emocional humano. Su lema: “rehabilito perros y entreno humanos” no es marketing; es filosofía validada por años de experiencia rescatando y rehabilitando perros y gatos de contextos traumáticos, agresivos o simplemente no óptimos para su sano y digno desarrollo [6].

Les dejo tarea

Para profundizar en este tema, recomiendo dos documentales en Netflix: “Secretos de las mascotas” y “En la mente de un gato”. Luego, realizar un autoexamen sobre tu relación con tus mascotas y considerar qué puedes mejorar. Estas serán tus áreas de oportunidad para tu convivencia y desarrollo integral, algo que tus mascotas agradecerán.

Reflexiones finales

Aceptar que los animales tienen conciencia y cuestionan su realidad es el nuevo paradigma. Que puedan aprender nuestro lenguaje, transforma nuestra relación con ellos y con nuestra humanidad. Reflexionemos sobre cuánto nos enseñan y actuemos con mayor comprensión, empatía, coherencia y responsabilidad.

Quizás nunca traduzcamos por completo su lenguaje, ni pensar ambiciosamente que ellos dominen totalmente el nuestro (y menos tener un set completo de esos elegantes botones), pero lo que sí podemos hacer es elegir escucharlos, responder con respeto y actuar conscientemente. Porque entender a los animales es evolucionar no solo como individuos, sino como sociedad, Estado y como especie.

Soy Zaida Bacre Llado, convencida de que toda transformación de paradigmas comienza con una reflexión. Gracias… ¡y nos leemos pronto!

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