Muros altos para un hombre pequeño
*Con vallas de acero reforzado de tres metros de altura, así es como blinda palacio nacional quien se autonombra el presidente más amado de la historia.
*El discurso presidencial dista mucho de la realidad.
Por: Zaynne Córdoba
El 8 de marzo se conmemora el Día de la Mujer, fecha en que se recuerdan todos los atropellos sufridos por las mujeres que iniciaron una movimiento -aún inconcluso- para hacer valer nuestros derechos.
Hoy en México la lucha se encuentra muy lejos de terminar, pues al frente del estado Mexicano volvemos a encontrarnos con una figura machista y retrógrada.
A tan solo dos días de que se lleve cabo la marcha que conmemora este día, Andrés Manuel López Obrador mandó a blindar su palacio con más de 100 toneladas de acero. El mismo presidente que se dice cercano al pueblo; quien se autoproclama como «amado líder», y al mismo tiempo descalifica a cualquiera que levante la voz sin importar qué tan legítimo sea su reclamo.
Ese que en días pasados tildó a las mujeres de “vendidas” porque le pedían romper el pacto y que se le quitara la candidatura a su amigo Félix Salgado Macedonio por contar con varias denuncias por abuso sexual, y así evitar que siga teniendo fuero constitucional que impida sea juzgado y pague sus delitos.
López Obrador muestra nuevamente su verdadero rostro, su verdadero ser, el de una persona con delirio de emperador, un hombre tan pequeño y acomplejado que pretende hacer oídos sordos al pueblo que gobierna, tras una muralla hecha a su medida. Sus acciones son un insulto, una muestra de desprecio en la que relucen sus innumerables complejos napoleónicos.
México ocupa uno de los primeros lugares en feminicidios en el mundo, en violencia contra las mujeres, en desigualdad social y laboral; es referente internacional en violaciones, cuenta con cifras estratosféricas en desapariciones de mujeres.
Pero el que se vendió como el presidente más feminista de la historia cuida más de su palacio y de sus monumentos, que a quienes representan el 51% de la población nacional y el 46% de la clase trabajadora y productiva.
Habrá que recordarle a quien hoy se oculta tras las murallas, que los colectivos feministas fueron pieza fundamental para que él ocupará la silla que hoy caliente muy a gusto, pues prometió ser diferente.