Reforma Electoral no pasará, ¿pero?
Por Francisco Blanco Calderón
“La victoria de Andrés Manuel López Obrador en el referéndum revocatorio confirmó su estatus como uno de los líderes de izquierda más populares del mundo y fortalece su misión de rehacer la política mexicana. Él y su partido son tan populares como siempre. Morena está listo para ganar la mayoría de las gubernaturas en juego este año… Mientras tanto, la oposición está en ruinas, con la coalición electoral derechista “Va por México” en desorden y la “alianza federal” de gobernadores opositores desmoronada. Se cortó listón en el Aeropuerto Felipe Ángeles en la Ciudad de México y el mes próximo en la Refinería Dos Bocas en el estado de Tabasco. Además en su gobierno se nacionaliza importantes reservas de litio del país y recibe todo el respaldo de la SCJN para el control energético” (La éra de AMLO. Kurt Hackbarth, Tribune. Inglaterra).
Al destacar las motivaciones para promover una nueva Reforma Electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo que “sería una gran irresponsabilidad de su parte, surgir de un movimiento democrático, venir de una lucha democrática, llegar a la Presidencia, tener la facultad para presentar una iniciativa de reforma constitucional y no hacerlo porque se van a enojar los oligarcas o sus voceros, o sus intelectuales orgánicos o sus achichincles”. No hay otro país –y es vergonzoso– con más fraudes electorales que México, con más imposiciones, con falta de democracia, con predominio de partidos únicos, con mafias del poder dominando el país, con grupos de intereses creados que mandan, deciden, que hayan llegado al extremo de subordinar a todos los poderes públicos.
¿Cuál es el propósito del presidente Andrés Manuel López Obrador de enviar una propuesta de reforma política condenada a ser rechazada en la Cámara?
Hace unos días su iniciativa en materia energética quedó lejos de conseguir los dos tercios necesarios para ser aprobada en el Congreso; esta nueva propuesta, que afecta el interés mismo de los diputados y las finanzas de los partidos que habrán de calificarla, tendrá aún menos posibilidades de ser aprobada. ¿Cuál es la intención del presidente al someter a discusión una iniciativa cuya derrota ha sido anunciada?
La Reforma Electoral: una manzana de la discordia más, así lo sostuvo el doctor Lorenzo Meyer, ante Julio Astillero, ya que considera que la iniciativa de reforma electoral se presentó a sabiendas de que no será aprobada en el Congreso. Sin embargo, sus objetivos son “cobrarle cuentas” al INE y decirle al ciudadano que está pagando por un aparato democrático muy costoso y le están tomando el pelo.
Al anticipar que la Reforma Electoral enviada por el presidente López Obrador no pasará en el Congreso federal, el senador Julen Rementería del Puerto, vocero del VOX, representante de Le Pen, subsidiario de Álvaro Uribe, fiel creyente de Victoriano Huerta, consideró que sólo es un distractor del Ejecutivo y Morena, “para polarizar, controvertir y tratar de poner como el malo al INE”.
CUATRO MOTIVOS
Jorge Zepeda Patersson propone cuatro motivos que inducen al presidente con la Reforma Electoral: 1. EL JUICIO HISTÓRICO, AMLO es un hombre obsesionado con la historia, ya que está convencido de que el balance de su Gobierno será la suma de logros concretos, pero también de las intenciones no materializadas debido a la fuerza o a la bajeza de sus adversarios. 2. AGENDA POST SEXENAL. La batalla por convencer, conseguir votos, polemizar en torno a la necesidad de estos cambios, hacen de estas demandas reivindicaciones permanentes del obradorismo y, en esa medida, mandatos populares inevitables para el próximo presidente. 3. DESPRESTIGIO DE LA OPOSICIÓN. López Obrador entiende que puede ganar aún perdiendo. La denuncia ante la opinión pública de los excesos y prácticas viciadas que la reforma política deja en situación incómoda a la oposición que rechazaría tales enmiendas. Diputados, senadores y partidos políticos son los protagonistas de la vida pública con las cuotas más bajas en las encuestas de legitimidad. 4. MODIFICAR PARADIGMAS; Una reforma que se presenta como destinada a disminuir el número de diputados y senadores, reducir el oneroso costo que representan partidos, y simplificar los procesos electorales va a gozar, de entrada, de una simpatía popular nada despreciable, el hecho de que ahora se ponga sobre la mesa de discusión una acción concreta para modificar ese estado de cosas lo convierte a ojos de la población en una bandera exigible. Y eso constituirá una presión sobre la clase política”. (Jorge Zepeda Paterson, Sin Embargo: https://www.sinembargo.mx/01-05-2022/4173593 )
Epigmenio Ibarra expresó en Twitter: El miedo y el odio son las herramientas de la derecha conservadora. Más que divulgar un programa político; que no tienen, exponer sus ideas y sus propuestas; que tampoco tienen, intentarán generar incertidumbre, confusión, desconfianza entre la ciudadanía.
Y así en redes se desbordaron los comentarios: “El marketing para «fabricar» un líder de oposición ya no les resulta. Perdieron el control de la información por las redes sociales. Y están tan ocupados en criticar, que han olvidado hacer política. Las voces y plumas «analíticas» ya no les dan resultados. Nunca han sabido trabajar”, (Stark27709302.Twitter).
En suma, lo que parece un soberano contrasentido, hacer una propuesta destinada a fracasar en las cámaras, puede ser un triunfo para López Obrador en muchos otros terrenos. Puede ser acusado de atrabancado, rústico o provinciano, pero lo cierto es que en materia de estrategia López Obrador parecería ir dos pasos adelante del resto de la clase política, y que cuando los demás van él ya viene de regreso. Veremos si esta operación también le resulta. Total si persisten los amparos y con ello el retraso de las obras estratégicas de la 4T, le queda el recurso de alargar su mandato hasta que los jueces y magistrados dejen de recibir moches y a los artistas y ambientalistas se les suspendan los subsidios de las grandes empresas trasnacionales. Traición a la patria fue el primer reclamo popular, para encaminarse a la “paliza” que les espera a su incapacidad, ineptitud como oposición política.