NACIONAL

Otro Américo, nuevo estado

 

<< Villarreal Anaya, ejemplo de su padre, quien fiera gobernador de la entidad, renueva la esperanza de los tamaulipecos >>

 

Por Ángel Álvaro Peña

Américo Villarreal Guerra, padre del actual gobernador constitucional de Tamaulipas, fue el mandatario estatal que marcó el final de las administraciones que no produjeron delincuentes. Porque a partir del siguiente mandato fueron encarcelados o los busca la justicia para arreglar cuentas.

El siguiente fue Manuel Cavazos Lerma, que trabajó en Gobernación y después dijo encontrar la paz y la impunidad en la meditación y el camino de la pureza.

En 2012, en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, las autoridades mexicanas abrieron una carpeta de investigación contra el exgobernador de Tamaulipas, Manuel Cavazos Lerma, por delitos contra la salud y lavado de dinero.

Villarreal Guerra fue senador, igual que su hijo, el médico del mismo nombre.

Miembro destacado del PRI, ingeniero civil, por la UNAM, y un experimentado y responsable servidor público, de quien tuve el gusto de ser su amigo.

El Ing. Américo Villarreal Guerra fue un distinguido tamaulipeco por su brillante carrera deportiva y personalidad.

Su carrera deportiva se desarrolló en la disciplina de Atletismo en las pruebas de velocidad, 110 metros con vallas, salto de longitud y salto con garrocha, este último el que lo llevó a representar a Tamaulipas en campeonatos Nacionales y a México en los juegos Centroamericanos y del Caribe.

Su gobierno no tuvo problemas, gobernó de 1987 a 1993, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Como ingeniero ocupó cargos en la Comisión de Estudios en la Cuenca del Río Pánuco en representación de Tamaulipas, Residente de Agua Potable y Alcantarillado y posteriormente Director de Obras Hidráulicas para el Desarrollo Rural del gobierno del estado.

Mantuvo siempre una relación cordial con el gobierno federal a diferencia de sus sucesores, quienes llegaron al extremo de organizar el Foro Federalista que tenía como objetivo dejar de pagar los impuestos porque afirmaban que ellos mantenían a los habitantes del sureste del país.

Ese fue el caso de Francisco García Cabeza de Vaca, quien junto con el ex gobernador de Nuevo León y el actual Samuel García intentaron no sólo dejar de enviar impuestos a la Federación, sino que planeaban independizarse de México.

Al llegar la sequía pidieron agua a los estados del sureste luego de resistirse a aceptar y tratar de robarle a los estados colindante el vital líquido como fue el caso de Coahuila.

Los problemas de los estados del norte llegaron precisamente luego de que los gobernadores como Américo Villarreal Guerra dejaron el poder, después, en el caso de Tamaulipas, imperó la improvisación y el latrocinio.

 

 

Tamaulipas detuvo su crecimiento una vez que Villarreal Guerra dejó la gubernatura, el progreso fue para los gobernadores en tiempos de impunidad, donde fueron tan grandes y evidentes los delitos de todos ellos que el que no está en la cárcel es un prófugo de la justicia.

Pero nunca tan evidentes y graves los delitos como los cometidos por Cabeza de Vaca, a quien el PAN defendió hasta el último momento, a pesar de la evidencia de su responsabilidad.

De 1970 a 1976 fue director de Obras Hidráulicas de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, de 1977 a 1978 ocupó la Dirección General de Obras Hidráulicas e Ingeniería Agrícola para el Desarrollo Rural de la nueva Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos y de 1978 a 1981, fue Subsecretario de Infraestructura Hidráulica de la misma dependencia

Américo Villarreal Guerra falleció el 23 de junio de 2010 en Ciudad Victoria. Los tamaulipecos lo extrañan y ahora ven en su hijo, el médico, la posibilidad de curar al estado de las graves enfermedades que impusieron quienes nunca será suficiente una condena por larga que sea por burlarse de una población que tiene una trayectoria muy importante en la historia de México.

Ahora, es tiempo de asomarse a los orígenes de una entidad federativa cuyos gobernadores nunca se preocuparon por destacar su trascendencia, su arte, sus expresiones, sus creencias, sus rituales.

Voltear a la historia no es nostalgia del pasado sino recuperación de los orígenes que dan lugar a los chichimecos y huastecos, que han sido olvidados por los gobiernos anteriores y que le otorgan identidad a los tamaulipecos de hoy, quienes deben sentirse orgullosos de sus raíces, pero para esto hace falta conocerlos, porque los regímenes anteriores de la entidad pareciera que trataron de esconderlos.

El nuevo gobernador Américo Villarreal Anaya, reiteró que uno de los proyectos que mencionó en campaña, es la segunda línea del acueducto Guadalupe Victoria, una de las prioridades relacionados al abastecimiento de agua, donde existe un rezago que pareciera que la historia contemporánea de la entidad dio un salto, que en realidad significa un hueco de 1993 hasta 2022.

 

 

En la toma de posesión afirmó: “Gestionaré con el gobierno de la República obras estratégicas como la conexión de los puertos de Tampico y Altamira hacia la zona industrial de Monterrey, completando la autopista de doble carril, en el tramo entre Magueyes y Ciudad Victoria»

 

Es decir, harpa lo que necesario hacer, peor con una sobrecarga que representa la inactividad de 29 años de regímenes que sólo trajeron retraso social y un gran auge económico personal.

Anteriormente Tamaulipas era un paso obligado para la migración que provenía del sur del país y se Centroamérica, ahora, frente a la criminal pasividad de los últimos gobernadores, la gente de Tamaulipas se convirtió en migrante, conflicto que deberá atender Villarreal Anaya.

Los tamaulipecos tienen un gran orgullo de sus orígenes, el cual se dedicaron a desaparecer los gobernadores anteriores, cuenta la historia que cuando se dividió la tierra, En el punto de Laredo Tamaulipas, y Laredo, Texas, la mayoría de los tamaulipecos de este lado de la nueva frontera desenterraron a sus muertos y los llevaron a suelo mexicano en carretas, para que quedaran de este lado del continente.

La criminal división que implicó el robo del vecino país profundizó la identidad de los tamaulipecos que no deberá perderse a pesar de que haya tormentas en contra. La esperanza renace en este nuevo gobierno, cargado de rezagos y lleno de compromisos, que seguramente no logrará erradicar de la noche a la mañana.

Lo cierto es que hay un vació administrativo en Tamaulipas, que inició con Manuel Cavazos y termina con el adiós repentino de Francisco García Cabeza de Vaca.

 

 

 

 

 

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