COLUMNISTAS

París en llamas

 

Por Jessica Woolrich

Conforme pasa el tiempo, las fronteras parecen desvanecerse y el mundo se convierte en una mezcla de culturas y nacionalidades, el sur se funde con el norte y el oriente y occidente se entremezclan, lo que ocasiona  que algunas posturas se dividan entre quienes apoyan estos cambios y quienes se mantienen reacios a que los países pierdan sus “identidades”. Es por eso que los ataques racistas se han vuelto una problemática mundial, ya que cada día se escucha de más situaciones de ataques y abusos verbales, sin embargo, desgraciadamente en algunas ocasiones esas expresiones de violencia escalan hasta convertirse en actos de odio que muchas veces acaban en muertes, como en días pasados cuando en plena centro de París, un hombre de 69 años, que recientemente había sido liberado de la cárcel, abrió fuego en una barbería, un restaurante y un centro cultural Kurdo, matando a tres personas e hiriendo a otras tantas, y aun cuando la policía intervino inmediatamente y detuvo al atacante, la protestas no se hicieron esperar, por lo que la capital francesa se ha vuelto una zona caótica con comercios cerrados, las calles incendiadas, ventanas rotas, automóviles dañados y voces levantándose exigiendo una respuesta del porqué el hombre se encontraba en libertad, cuando tendría que haber estado preso.

Y es que, en junio de este año, al hombre de origen francés se le había sentenciado a 12 meses de prisión por unos ataques con arma cometidos en el 2016, además de haber cometido un ataque apenas el diciembre pasado en donde con un sable hirió a un inmigrante, entre otros delitos cometidos por el criminal que confesó de forma inmediata que la motivación de todos sus ataques no era otra cosa que el racismo.

Y es precisamente por esto, que los ciudadanos franceses se lanzaron a las calles esperando que la policía de respuestas concretas que puedan dar claridad a este hecho, en donde si bien no se puede cambiar el pasado si se puede prevenir para que este tipo de ataques no vuelvan a ocurrir.

Lo preocupante aquí es que con todo y la presión social y las protestas, la policía, simplemente no ha dado respuestas y solamente ha tratado de contener las manifestaciones que parece salieron ya de su control, por lo que el país no encuentra el camino para recuperar la calma y hacerle ver a los nacionalistas que el mundo ha cambiado y que hay que adaptarse a dichos cambios, y sobre todo hacerles comprender como dijo Nelson Mandela , que “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión”.

La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario”.

 

 

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