¿Ganó o perdió la justicia?
Por Alberto Woolrich Ortíz
Cada vez y con mayor frecuencia intervienen en cuestiones de justicia las redes sociales, los medios impresos de información, así como las voces de ciertos políticos ajenas al entorno de la procuración e impartición de ella. Dicen tener un papel relevante y en ocasiones descarnado. Para los ministros, magistrados, jueces, fiscales y agentes del ministerio público decentes normalmente, con ese tipo de expresiones, manifestaciones e informaciones es absolutamente imposible saber a quien le favorece la justicia, ni que resulta lo más beneficioso para ella. En la mayoría de los casos de discusión sobre el entorno de la justicia que afectan a ella, nada se soluciona a favor de la propia justicia, tomando en consideración las voces derivadas de las referidas intervenciones.
En pasadas y cercanas horas el pleno de los señores ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación votó y designó a la primera mujer en ocupar el relevante cargo de primera Presidenta de ese Órgano Jurisdiccional, ese parecer favoreció a la ministra Norma Lucía Piña Hernández, misma que presentó diversas propuestas para con ello pretender beneficiar a la justicia, ojalá sea veraz que en su momento se logre ese beneficio que pretende a favor de nuestra procuración e impartición de ella.
El proyecto de referencia, me permito transcribirlo en una muy somera síntesis —sin pasar por alto el proyecto de la ministra Yasmín Esquivel Mossa— los puntos esenciales de Norma Lucía Piña Hernández, se concretan diciendo:
En cuanto a la independencia judicial en memorial ajustado expresó: “comprensión de cada persona juzgadora sobre el término, complementado con la ética judicial y reforzando con mecanismos de nombramiento y control disciplinario”.
En relación al sensible tópico de combatir el fenómeno de la corrupción existente en los adentros del Poder Judicial Federal, ella expresó:
“Emisión de un acuerdo General sobre medidas anticorrupción”.
El destino de la justicia es el destino de México, por eso, la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, hoy se permite efectuar un comparativo de la otra mujer que contendió para ocupar ese elevado sitial Yasmín Esquivel Mossa. Para con ello, se sepa, donde se encuentra la justicia auténtica, sin patrañas logísticas y legaloides y que se perciba una realidad sin ficción.
La denostada toga de Esquivel Mossa propuso y, ello se dice en otra apretada síntesis que:
“De manera frontal se exige una absoluta independencia y limpieza en la Suprema Corte de Justicia”.
Relativo al tópico de independencia, esa toga de saber propuso una total independencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con los restantes Poderes de la Unión y por sobre todo con el Consejo de la Judicatura Federal.
Resumamos lo expuesto en dos frases muy aplicables al proyecto en comento, para ello hay que reproducir las palabras de dos ex destacados miembros del Poder Judicial Federal:
Alfonso Jiménez O’farril como Juez de Distrito, en su momento dijo: “La justicia no obedece las ordenes del gobierno”.
Salvador Mondragón Guerra, como ministro de la Suprema Corte de Justicia nos ilustró expresando: “nosotros no nos podemos investigar a nosotros mismos”.
Las conceptuosas e irrebatibles verdades se encuentran en que:
El proyecto presentado por Yasmín Esquivel Mossa, fue más al fondo, más intenso, más congruente con la realidad actual del cambio que requiere nuestro México en el entorno de impartición de justicia.
Debo afirmar a ese respecto, que la toga de la ministra perdedora no es, ni fue nunca una toga corrupta que vendiese sus determinaciones por dinero, sino una gran servidora pública a la que la riqueza nunca la tentó, ya que su concepción jurídica de la justicia gratuita nunca varió, tuvo y tiene un gran y relevante sentido de la decencia para impartirla, del cuál carecen algunas togas del Poder Judicial Federal que se dragonean de ser honestos.
Esta apabullante verdad se encontró presente en su proyecto para combatir la corrupción y la independencia judicial.
A la Academia de Derecho Penal sólo le compete finalizar estas líneas diciendo, que Yasmín Esquivel Mossa no es una perdedora olvidada, sino que ahora, como ayer, podrá volver a increpar y portar desde su elevado sitial, una bandera que todavía no cobija con la magia de su limpieza a la justicia que merecen los mexicanos, que como ella tenemos todavía el corazón puesto en ver una justicia decente y transparente.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio de Abogados de México, A.C.