COLUMNISTAS

¿Con qué autoridad moral?

 

Por Ricardo Homs

¿Con qué autoridad moral se puede calificar, -a nombre del Estado Mexicano-, de gobierno espurio” al actual gobierno de Perú, mientras se protege al dictador Daniel Ortega, que realiza en Nicaragua la represión más burda de toda América Latina?

El cuestionamiento respecto a los 130 contratos entregados por este gobierno de la 4T al cónsul de Nicaragua en Coahuila y Nuevo León, mientras Ortega exilia a 222 opositores que estuvieron encarcelados durante un buen tiempo para evitar que participaran en las anteriores elecciones presidenciales de Nicaragua, nos debe llevar a la reflexión.

Ortega retiró la nacionalidad nicaragüense y expropió sus bienes a los 222 expatriados, incluidos los del expresidente sandinista y ex compañero de armas de Ortega, el escritor nicaragüense y español Sergio Ramírez, así como a la escritora Gioconda Belli. 

Ya se empieza a percibir una fractura en la visión de la izquierda en los gobiernos de América Latina con respecto a esta dictadura. No sólo el presidente de Chile, Gabriel Boric, -de importante trayectoria en la izquierda de su país-, reprochó a sus homólogos y miembros del Foro de Sao Paulo, su complicidad frente a la represión realizada por Daniel Ortega.

El mismo Lula, -con gran experiencia como gobernante de gran liderazgo, que encabeza al gobierno del país más grande de América Latina-, ha manifestado su desacuerdo con el sistema represivo de Ortega y su actitud antidemocrática, que exhibe su talante dictatorial.

Quienes vienen de la lucha ideológica como Lula y Boric, empiezan a percibir los riesgos de solapar las actitudes antidemocráticas de sus homólogos.

Se empieza a hacer visible cómo los ideales que originaron los movimientos de izquierda latinoamericana, -originalmente vestidos de humanismo-, terminan siendo traicionados bajo el influjo de la contaminación y la seducción del poder. La fractura de lo que hasta ahora ha sido un solo bloque, parece inminente. Fernández, -de Argentina- y Petro, -de Colombia-, que hoy se han mantenido al margen, -en la indefinición-, quizá en poco tiempo asuman la misma actitud de Boric y Lula.

Hoy el presidente López Obrador, -quien preside la Alianza del Pacífico-, y ha concluido su gestión al frente de este organismo, -debe hacer la entrega de su liderazgo a Perú, país a quien le corresponde presidirla desde enero-, pero se niega ante la solicitud de su homóloga peruana Dina Boluarte, quién le solicita la titularidad de la Alianza del Pacífico.  

Yo no quiero entregar la presidencia a un gobierno que considero espurio, que decidan los miembros del grupo de Río…Yo no quiero legitimar un golpe de Estado” dijo nuestro presidente en una mañanera. 

Es notorio que las ideologías hoy son simples etiquetas que esconden la ambición y la lucha por el poder, de los políticos tradicionales.

Así vemos que la legitimidad del modelo político tradicional sólo se sustenta en la normatividad jurídica y constitucional de cada país, pero ya no corresponde a las expectativas ciudadanas.

Esta nueva sociedad que ha surgido a partir de la globalización y el influjo de las redes sociales, -que han empoderado a la ciudadanía-, exige cambios drásticos, o mas bien, un nuevo modelo más participativo y con responsabilidad social.

Las nuevas dictaduras están llegando vestidas de ovejas”, argumentando una visión humanista que no es sincera, a través de elecciones democráticas y luego traicionan al modelo electoral que les abrió la puerta del poder.

¿Cómo se ha consolidado en el poder las tres dictaduras longevas de América Latina: Cuba, Venezuela y Nicaragua?… pues a través de elecciones amañadas.

Es cierto que Cuba y Nicaragua nacieron de una revolución que sustituyó a una dictadura; la de Batista en Cuba y Somoza en Nicaragua, pero luego se consolidaron a través de elecciones que legitimaron su gobierno y después, controlaron los órganos electorales para ganar de forma espuria las sucesivas elecciones y reelegirse. Igual que hicieron en Venezuela Chávez y Maduro.

Después sus gobernantes, -anteriormente demócratas-, muestran sus verdaderas intenciones cuando se apropian del control de las instituciones democráticas a través de reformas a la Constitución de su país.

Porfirio Díaz, -el dictador mexicano-, se mantuvo en el poder después de sucesivas elecciones que siempre ganó, porque controló al órgano electoral.

Debemos aprender de la historia para que no nos suceda lo mismo.

 

¿A usted qué le parece?

 


 

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