NACIONAL

Elefante blanco de la oposición, INAI a la basura

 

<<La duplicidad de funciones, su parcialidad y el excesivo presupuesto colocan a la institución al borde de su desaparición>>

 

Por Ángel Álvaro Peña

El Instituto Nacional de Acceso a la Información se considera a sí mismo, como el defensor de la transparencia y los enemigos de la corrupción, ante un historial de actuaciones mediocres y actividades duplicadas.

El INAI fue creado por Vicente Fox para ocultar el nombre de los beneficiarios del Fobaproa, siguiendo la norma de que, si se quiere ocultar algo para siempre, entonces es momento de crear una fiscalía especial o un instituto que entierre las evidencias de los ilícitos que supuestamente debe descubrir.

Entre los beneficiarios del Fobaproa están los hermanos del ex presidente, quienes además tienen la acusación de emplear a niños en sus campos de brócoli en Guanajuato.

La historia del INAI ha sido una suerte de acceso a una burocracia dorada cuyos consejeros ganan mucho y trabajan poco. Por lo regular simpatizantes de la derecha y, en algunos casos, abandonan su militancia partidista para poder incorporarse como consejeros al INAI o una vez que abandonan este organismo se afilian al partido con el que se identifican que por lo regular es la derecha, la actual oposición.

El caso de María Elena Pérez Jaén es clásico, desde que pugnaba por un espacio en el INAI en la Ciudad de México lo hizo a través de mecanismos poco legales hasta que pudo alcanzar uno de esos cargos con altos sueldos y muy bajas cargas de trabajo.

 

María Elena Pérez Jaén.

 

Fue precisamente María Elena Pérez Jaén, ex comisionada del INAI, quien envió la noticia falsa a un medio de que el hijo del presidente José Ramón López Beltrán, había abandonado México, molesto por la irrupción en su casa de Coyoacán por dos “reporteros” de Mexicanos Contra la Corrupción que encabeza Claudio X. González. La foto fue publicada en un semanario como real, después fue desmentida en la misma revista.

 

INSTRUMENTO DE OPOSICIÓN

El INAI como lo fue el INE, en su momento, se convirtió en instrumento de la oposición. Si se solicitaban datos sobre los regímenes del pasado la institución retardaban los datos y cuando llegaban a entregarlos los daban “testados”; es decir, con párrafos enteros cubiertos de tinta negra que niegan toda información por considerarla de suma importancia o porque está en proceso la persona, el caso o el tema.

En cambio, cuando se trataba de investigar a los funcionarios de la 4T, acciones, corruptelas, la información salía del INAI con una rapidez inexplicable, y además añadían anexos y supuestas evidencias.

Por otra parte, cada oficina de gobierno tiene sus oficinas de transparencia, donde la población puede informarse sobre los pormenores de salarios, actividades, responsabilidades e irresponsabilidades, de tal suerte que el INAI sale sobrando, no sólo por duplicidad de funciones sino porque resulta demasiado caro para el presupuesto mantener a los consejeros que también se ampararon para no ganar menos que el Presidente de la República.

En 2022, se ingresaron 314 mil solicitudes de información pública (de octubre 2021 a septiembre de 2022), así como 63 mil 435 solicitudes para la protección de datos personales en el mismo periodo y atendió más de 16 mil recursos de revisión. La mayoría de esas solicitudes intrascendentes.

A pesar de la mediocridad en la que se ha desarrollado el INAI, surge, inevitable, la defensa a ultranza de la oposición por una entidad que ni siquiera saben para qué sirve, asó lo comprobó en público la diputada federal y ex primera dama Margarita Zavala, al decir que servía para conocer la calidad del aire y la contaminación de las playas.

Ni siquiera quienes defienden al INAI saben para qué sirve, porque en realidad nunca dio lugar a voltear a verlo. Se trata de una oficina sin resultados, con parcialidades y simulaciones.

A pesar de esto la comisionada presidenta del organismo Blanca Lilia Ibarra Cadena, afirmó que la institución la preside de la mano de la ciudadanía, cuando en realidad no hay atención en sus oficinas a cualquier persona, ya que deben llenarse requisitos que no cualquiera puede superar, es decir, es todo menos una oficina para el pueblo.

 

 

Además, los “altos funcionarios” ganan 4 mil 700 pesos al día. El presupuesto anual es de 2 mil 815 millones 761 mil 633 pesos.

Tampoco puede afirmarse que el INAI combata la corrupción porque sirve de tamiz para saber lo que buscan y si son del equipo avisar a los aludidos para que guarden bien sus evidencias.

La frivolidad del INAI es creciente y llega al extremo de contratar medios para que defiendan, incluso en la conferencia matutina una institución que a la vista de todos está de más.

Por ejemplo, se desconoce qué papel jugo el INAI en las denuncias de los vecinos afectados por el cártel inmobiliario, o las complicidades con OHL o con Odebrecht. Sin embargo, sus datos son utilizados para crear noticias falsas que luego desmienten a los medios pero nunca se han puesto a revisar la redacción de los datos que brinda el INAI, que se caracterizan por su ambigüedad y falta de precisión.

La creación del INAI es una contradicción en sí misma porque al mismo tiempo que ofrece transparencia asegura cuidar la identidad de las personas. Es decir, pone límites a las investigaciones que se lleven a cabo, porque no pueden ellos dar a conocer información si afectan la privacidad, aunque se trate de delincuentes o sospechosos.

Al nacer de una contradicción su lucha interna surge como pretexto para calificar de desinterés por la rendición de cuentas de las actuales autoridades, que si bien no son las más puras del país muestran que se duplican funciones ya que su tarea principal es parcial por las limitaciones que tienen de origen.

Es decir, si se define que una institución fue creada para defender a un grupo de personas con poder, y que sus funciones están establecidas en las oficina de gobierno en todas sus instancias y niveles no quiere decir que haya una guerra contra la rendición de cuentas sino una manera de recortar el presupuesto para destinarlo a otros fines; sin embargo, la información que surge desde la presidencia del INAI es la afirmación que se quiere cancelar esas oficinas por miedo a la transparencia, discurso que la oposición adopta como veraz aunque sus miembros no conozcan las verdaderas funciones de sus trabajos.

 

 

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