COLUMNISTAS

Las órdenes vuelven locos a Delgado y corcholatas

 

Por José Ureña

De locos. Una vez más fue llamado Mario Delgado a Palacio Nacional a recibir instrucciones sobre cómo conducir el proceso de las corcholatas.

Por lo sabido, hay nuevo cambio de fechas y se regresa al propósito original de alargar la promoción individual sin reglas internas ni control de gastos y menos supervisión de autoridades electorales.

Varios factores contribuyen a este fin. Si en algún momento hubo el propósito de adelantar las encuestas -en junio la de conocimiento y en julio la de popularidad- fue por razones de salud.

El Presidente se desvaneció en Mérida el domingo 23 de abril –váguido, le llamó él tres días después, fresco como lechuga recién florecida- y encendió sus propias preocupaciones.

Habría sido tras ese trance cuando decidió adelantar la postulación de su corcholata favorita para no generar vacíos y hasta dio fechas: sondeo del 10 al 20 de junio para medir su imagen y del 10 al 20 de julio para conocer su intención de voto.

Otra razón habría sido las presiones de ese momento, cuando se debatían las cuestionadas reformas aprobadas en la llamada noche negra en medio de cuestionamientos a sus hijos y a sus colaboradores.

Por ello habría decidido dejar toda la operación en manos del hombre de su máxima confianza y vicepresidente funcional, su secretario de Gobernación Adán Augusto López.

 

MI AMIGO EL INE

Otro factor es relevante:Con un Instituto Nacional Electoral (INE) intervenido y anulado a partir de la designación de nuevos consejeros -Guadalupe Taddei Zavala, Arturo Castillo Losa y Rita Bell López- ya no hay control.

El miércoles dos de ellos, Guadalupe Taddei Zavala y Rita Bell López, dieron sus votos claves para autorizar a las corcholatas a seguir en campaña abierta porque a su juicio no ha iniciado el proceso electoral.

Ahí está precisamente la violación de la ley, la no autorización para recorrer el país, realizar actos multitudinarios y obtener recursos de origen oscuro y acaso público para multiplicar sus bases sociales.

Pero ahora, con un primer mandatario recuperado y permiso oficial, las cosas cambian de nuevo.

Regresan al plan original y de eso se trataría precisamente la nueva instrucción al gerente de Morena, Mario Delgado, como corroboraremos en los próximos días.

 

LEY DE LA SELVA

La nueva decisión del INE en manos de Guadalupe Taddei tiene efectos colaterales.

Lo primero es la enorme interferencia del Gobierno federal, de sus funcionarios, de sus programas y de gobiernos estatales de Morena en el proceso electoral del Estado de México.

Con órganos electorales ciegos e incondicionales de nada servirán las denuncias de la oposición sobre esta injerencia y manejo de recursos presumiblemente oficiales.

Ni siquiera trascenderá el debate de anoche entre Alejandra del Moral y Delfina Gómez en el río revuelto, la ley de la selva imperante.

Ante esta realidad, solamente quedan dos diques: el Tribunal Electoral de Reyes Rodríguez Mondragón y la Corte de Norma Lucía Peña Hernández.

Por fortuna ella y ocho ministros en manos de delincuentes -el Presidente dixit- nos permitirán mantener un poquito de transparencia en las obras públicas.

Pero aclaremos: no está dicha la palabra definitiva.

 


 

 

 

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