Un cisne sinvergüenza
Por Luis Ramírez Baqueiro
“La vergüenza tiene mala memoria”
– Gabriel García Márquez –
Una vez más algunos personajes del ambiente político veracruzano vuelven por sus fueros pretendiendo engatusar a los ciudadanos en estos tiempos convulsos de división y polarización social.
Para algunos analistas, las declaraciones recientes del senador y ex gobernador de Chiapas, Manuel “El Güero” Velasco han causado cierto revuelo por destapar a Alberto Silva Ramos como presunto aspirante a la candidatura al Gobierno del Estado de Veracruz por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Dejando de lado las aspiraciones o posibilidades de Javier Herrera Borunda, -quien dicho sea de paso lleva más tiempo en el PVEM- y en donde habría sido ya diputado federal, evidenciando una vez más que la ambición y la traición en la política son el sello peculiar de algunos personajes.
De igual modo, llama la atención cómo es posible que a algunos de los periodistas veracruzanos se les haya olvidado tan pronto la infinidad de afrentas y actos de corrupción practicados por el plumífero personaje al que apodan el Cisne.
Y que con ello pretenden construir nuevamente escenarios para vendérselos a los ciudadanos que evidentemente olvidan las afrentas al pueblo de Veracruz.
Afrentas que no deben jamás y nunca olvidarse, porque el que traiciona una vez, traicionará siempre cita el resabio popular.
Pero aquí algunos datos para que nadie sufra de esa amnesia social que el tiempo siembra en todas las comunidades.
Ese mismo personaje que hoy asegura estar preparado para gobernar Veracruz, en noviembre de 2016 era señalado por el periodista Mussio Cárdenas en su destacada columna Informe Rojo de haber sido copartícipe de una serie de estafas que le costaron muchos miles de millones al erario veracruzano.
“De la mano de Alberto Silva, alias El Cisne, alias El Pato de Tuxpan, van 18 empresas que operaron para el saqueo en 12 dependencias del gobierno de Veracruz con saldo descomunal: 502 millones de pesos birlados al erario sólo en el ejercicio presupuestal 2014.”
“Emerge del fango este rufián, que el día que no anda servido anda bebido, que espulga los sobres de la prensa servil, los textoservidores sin vergüenza que del duartismo mutaron al hectorismo y hoy pasan al yunismo azul.”
“Sucia su mano, sirvió para ejecutar el robo a granel en el gobierno estatal y en el PRI, donde Javier Duarte le diera poder.”
“Su historia, que se remite a los días en que ambos, Javier Duarte y Alberto Silva Ramos, eran corifeos y plebeyos en la corte de Fidel Herrera Beltrán, en el Senado y en la Cámara de Diputados, o en Fonacot, alcanza su clímax con el saqueo a Veracruz.”
De igual modo, escribía el periodista Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal: “Lo retrata como es: rapaz, calculador, infinitamente voraz”.
Riva Palacio hace un recuento de su trayectoria pública por la alcaldía de Tuxpan, su tierra natal; señala su llegada a la Coordinación de Comunicación Social; su arribó posterior a la dirigencia estatal del PRI; pasó a ser diputado federal por ese partido del cual ahora reniega; volvió al área de prensa del gobernador Duarte, y retornó al Congreso federal.
Según señala el propio Raymundo Riva Palacio, Alberto Silva habría “Utilizado 18 empresas fantasma y a 12 dependencias del gobierno de Veracruz, para construir el entramado que les permitió desviar 502 millones de pesos sólo en 2014 – en solo un año-. La fachada: gastos de “promoción y publicidad” del gobierno de Javier Duarte.”
El periodista señala:
“La operación fue sencilla y crearon un patrón: pagaban facturas, en total 348, que emitían las compañías —ninguna de ellas con algún contrato con el gobierno del estado—, sin registro y sin comprobar los supuestos servicios prestados. El expediente muestra cómo el Servicio de Administración Tributaria (SAT) logró deshilvanar las operaciones y confirmó que las 18 empresas funcionan como fachada y causaron un daño al erario en 2014, en específico en la gestión de Alberto Silva Ramos al frente de la Coordinación de Comunicación Social de la entidad.”
Mismas que por cierto adeudan en algunos de los casos a empresas serias de comunicación, las cuales nunca les fueron pagadas y que debieron ser reclamadas al Gobierno del Estado vía largos litigios.
Pero continuando con los datos documentados por el propio Riva Palacios, “Silva Ramos se convirtió en el hombre de mayor confianza del entonces mandatario local, se mantuvo a su lado hasta el último día y a quien Duarte quería colocar como su delfín en el gobierno.”
A quien por cierto se afirma jamás ha ido a visitar al Reclusorio Norte donde lo tienen confinado desde mediados de 2017.
Pero eso no es todo, la fascinación por el saqueo del erario público de este personaje que ahora retorna a Veracruz con intenciones de vender espejitos a los ilusos veracruzanos quedó documentada por “Mexicanos contra la Corrupción” quienes el 2 de mayo de 2017 señalaban que “Alberto Silva, colaborador de Javier Duarte, desapareció 245 millones de pesos en solo 15 días”.
En donde se describe el entramado desarrollado por este y otros personajes que acompañaron al ex gobernador Javier Duarte a su paso por el Gobierno de Veracruz, para saquear descomunalmente las arcas públicas.
Sí así con está efímera muestra de datos el PVEM continúa su empecinada tarea de reposicionar a este personaje en la vida pública estatal, sabremos evidentemente que su misión no es en lo absoluto servir a México y a sus ciudadanos, sino por el contrario, proteger a personajes de baja estopa que a pesar de contar con una preparación y formación académica importante hicieron todo por beneficiarse ellos y no servir a su nación.
Por último, cabe destacar que es precisamente esa clase de personajes a los que los medios de comunicación y los periodistas debemos combatir y denunciar.
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