COLUMNISTAS

Educación de pésima calidad 

 

Por Ricardo Homs 

No hay duda de que la educación generada en la escuela, —principalmente en los primeros años de edad, en lo que se le denomina educación primaria—, son fundamentales para sacar de la pobreza a las familias que están en el ámbito de la sobrevivencia.

La educación es la que da acceso a mejor calidad de vida, pues permite alcanzar las oportunidades laborales de mejores salarios. 

Sin embargo, durante este sexenio se ha descuidado la calidad de la educación pública que hoy ofrece este gobierno, lo cual está quitando oportunidades a mucha gente y familias que podrían salir de la pobreza de forma definitiva.

Los experimentos ideológicos que se están haciendo con los libros de texto gratuitos nos muestran que a este gobierno le interesa más la manipulación ideológica que combatir la pobreza con educación.

Como ejemplo vemos que este gobierno busca ideologizar a los maestros a través de promover el movimiento guerrillero de México, en lugar de motivarles a mejorar la enseñanza de los estudiantes de secundaria.

Los países que hoy han tenido éxito en el combate a la pobreza lo han logrado fortaleciendo la calidad de la educación pública. 

Importante es identificar cual es el compromiso de los gobiernos adheridos al Foro de Sao Paulo con la educación. 

La educación representa libertad e independencia, pues se convierte en un instrumento de movilidad social y crecimiento socioeconómico y cultural. Esto significa independencia de criterio y rechazo a la manipulación ideológica.

El presidente López Obrador ha manifestado su animadversión en contra de las clases medias, a las cuales ha calificado de aspiracionista, aunque en realidad lo que cuestiona es la independencia que le protege de la manipulación gubernamental.

La ignorancia para este tipo de gobiernos representa poder y control social y político.

La ignorancia y la falta de oportunidades laborales que ofrezcan buenos salarios y calidad de vida generan vulnerabilidad y dependencia de los programas sociales, lo cual garantiza una reserva electoral para mantener a un grupo o partido político indefinidamente en el poder.

La baja calidad educativa representa, -para la cuarta transformación-, la oportunidad de preservar el poder a largo plazo, manipulando las necesidades básicas de la población a partir del agradecimiento que se convierte en votos a favor en los periodos electorales y la asistencia a movilizaciones callejeras.

Quizá esto explique, —no el desinterés por la educación de calidad—, sino el interés del gobierno del presidente López Obrador por preservar el poder y el control social a partir de una educación, —no formativa para el alumno—, sino ideologizante, como lo ha sido en Cuba y en todos los gobiernos totalitarios del mundo.

Utilizar la educación de baja calidad como un medio de divulgación ideológica es quizá la apuesta de largo plazo para mantener en el poder la ideología populista y totalitaria de la 4T, lo cual conlleva empobrecer al país y negar oportunidades de desarrollo y calidad de vida para la población más vulnerable de México, la cual se volverá adicta y dependiente de las ayudas gubernamentales que ofrecen los programas sociales denominados “bienestar”.

Esta es la traición más grande e invisible de la propuesta de campaña del presidente López Obrador: “primero los pobres”. 

 

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