Traición, ADN del PRD
Por Ángel Álvaro Peña
Xóchitl Gálvez se ha convertido en el tanque de oxígeno de tres partidos integrados en el Frente Amplio por México. La decisión que se tome a través del laberinto de condiciones que crearon para seleccionar a su candidata será importante, pero de ella dependerá la unidad de esa alianza opositora.
El hilo más delgado de esa alianza se llama Partido de la Revolución Democrática, organización que ha perdido el registro en 20 estados de la República y que se anuncia con el 2 por ciento de la intención del voto para 2024, con lo cual perdería su registro a nivel nacional.
Las pugnas internas del PRD empezaron en la creación de tribus que los intereses de cada grupo marcaban como mejores unos que otros. La violencia física que expresaron contra sus contrincantes políticos fue otro de los factores que marcaron las diferencias internas en un PRD que se partía en la parte violenta y la otra parte, política.
Dentro de varias divisiones que entre violencia, política y tribus se crearon, ese partido empezó a desmoronarse. No sin antes mostrar una serie de traiciones que hacían evidente sus intereses encontrados en sus filas. Había más fuego amigo en el PRD que contrincantes que les causara daño a su estructura.
Desde el momento en el que se apoderaron de la dirección del partido Los Chuchos, Ortega y Zambrano, la división fue más evidente, porque desde que se fundó el partido, las diferentes corrientes se manifestaron, cada una, como la que mayor poder tenía y esto empezó a crear no sólo divisiones sino enfrentamientos y muchas traiciones.
Una de las traiciones más conocidas fue la que se le hizo con alevosía y ventaja al ex dirigente estatal de ese partido en Veracruz, Rogelio Franco Castán, quien una vez detenido con un juicio inexistente, un perredista llamado Jesús Velázquez se ofreció como abogado defensor y lo único que hizo fue ocupar su curul como diputado federal plurinominal, siendo su suplente.
El dinero de la diputación ahora se reparte, como botín, entre los cómplices de la traición, es un dinero que se gana Jesús Velázquez y sus cómplices, protagonistas de la parte más oscura del perredismo veracruzano.
En realidad, a nadie le conviene que Rogelio Franco ocupe su curul, ni al partido Morena, al que fue invitado infructuosamente por el propio Presidente de la República, se trata de un perredista que nunca ha pertenecido a ningún otro partido.
El doble discurso de los perredistas los pinta de cuerpo entero, porque por un lado, exigían la liberación de Franco Castán, y, por el otro, lo hundían en la cárcel por un delito que nunca fueron capaces de descalificar, ya que se trataba de una ley derogada y resurgió para poder encarcelar a Rogelio, a grado tal que se le llamó la Ley Franco.
La detención y su larga estancia en la cárcel, de la que todavía sale, se realizó en contubernio entre la cúpula del PRD nacional, Jesús Zambrano; y estatal, Sergio Cadena Martínez; con las altas autoridades de todos los niveles de gobierno, entre quienes están el gobernador Cuitláhuac García Jiménez; el secretario de gobierno, Erick Cisneros; y la fiscal General de Veracruz, Verónica Gadians.
La traición se ensaña con un grupo específico de perredistas desde la cabeza del partido y muestra de ello es la detención del correligionario, amigo y compañero de Franco Castán, Arturo Hervis Reyes, ex candidato del partido a la gubernatura, por desviar recursos durante su administración cuando fue alcalde del municipio de Ángel R. Cabada, con la denuncia por 55 millones de pesos desviados durante los años de 2018 a 2021.
Seis horas después, el Juez de Proceso y Procedimiento Penal Oral impuso medida cautelar de firma periódica, garantía económica y la prohibición de salir del país por el tiempo que dure el proceso penal 277/2022. Mientras esto sucedía, los perredistas callaron, nunca fueron para defender a su correligionario ni para levantar la voz a su favor, ya que se trataba de un delito cuya autenticidad no está clara, como lo demuestra su posterior liberación.
Al PRD se le olvidó que era de izquierda y ahora se codea con la ultraderecha al declarar, con bombo y platillo, el apoyo a la panista Xóchitl Gálvez,
Jesús Zambrano, destacó pretencioso, como si encabezara un partido político normal, que la “crema y nata” del PRD está junto a Gálvez en esta importante iniciativa sin referirse a los sectores que se oponían a ello.
En el acto, Xóchitl Gálvez les restregó que tal decisión los convertía en traidores de Miguel Ángel Mancera, quien no asistió al evento.
El ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, denunció al Frente Amplio por México, por sacarlo de la jugada, ante el tribunal electoral, que falló en su favor, de tal manera que de proseguir la impugnación por haberlo dejado afuera de manera injustificada, el frente debería repetir, desde el principio, su proceso de selección. La decisión final está en debate en el Tribunal Superior de Justicia Electoral, quien lleva el asunto.
En lo que no hay duda es en la traición que hace la cúpula del partido a sus militantes. Esta es la forma de ver desde la dirección de un partido que tiene los días contados. Ante esa evidente traición Jesús Zambrano, informó que tanto Alejandro Moreno, líder del PRI, como Beatriz Paredes, la otra aspirante del frente, han sido notificados de esta decisión, que hace evidente darle la espalda a la lógica política y a la congruencia ideológica.
Hay una gran identificación de la cúpula perredista con Xóchitl Gálvez, quien, a pesar de los cuestionamientos, nunca ha aclarado nada; al contrario, se dice víctima de ser descubierta como una funcionaria corrupta al mostrar que al mismo tiempo que era empresaria, su empresa hacía negocios con el gobierno al que ella pertenecía.
Ningún funcionario público puede tener este doble papel sin cumplir varios años en la cárcel y ser inhabilitado por varios años para ser servidor público o competir por un cargo de elección popular.
La secuela de traiciones que identifican a sus militantes forma parte de la historia de los partidos políticos en México. Estas son sólo algunas de las vilezas que han cometido desde que se fundó el partido, en 1989, y motivó la salida de muchos militantes hasta quedar en las lamentables condiciones en las que ahora se encuentra.
El PRD agoniza, ojalá también con ese partido mueran las mentiras, chantajes y traiciones que han caracterizado la política en México, desde hace siglos.
PEGA Y CORRE
Desde que Xóchitl convocó a Ebrard a unirse, a éste le salen mal las cuentas como aquella del 130 por ciento de la senadora panista, respecto a las acciones de su empresa. El cierre de campaña de Marcelo, que se llevó a cabo en la Arena Ciudad de México, propiedad de Ricardo Salinas Pliego, tiene un aforo de 22,300 personas, pero el ex canciller aseguró que llegaron más de 200 mil.
Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes