COLUMNISTAS

Tensión creciente

 

Por Jessica Woolrich 

Hoy por hoy, una de las regiones más complicadas del mundo es la zona que abarca al Mar de Japón y al de China, en donde la tensión suele ser un elemento constante y en éstos últimos tiempos no ha sido la excepción, debido por un lado a los desacuerdos por el desfogó de aguas de la planta nuclear de Fukushima, y por el otro y más importante, por los conflictos con Corea del Norte y por sus continuas pruebas militares que amenazan la tranquilidad de la zona; y el último episodio fue el pasado sábado  2, cuando el gobierno encabezado por Kim Jong Un, lanzó hacia el mar occidental, dos misiles crucero de largo alcance, y debido a que aquel gobierno suele mantener en una gran secrecía todos sus movimientos y estrategias, dicha prueba tomó al mundo por sorpresa, logrando alertar a las naciones vecinas que pronto comenzaron a especular y a exigir una explicación para lo ocurrido. 

Aunque evidentemente todos sospechaban, que lo ocurrido era una más de las muchas pruebas con las que Kim Jong ha roto récords este año, eso no evitaba que existiera cierto nivel de preocupación porque finalmente nadie sabe en qué momento puede desatarse un conflicto bélico en dicha zona, ya que todas las pruebas que se han realizado, son la respuesta de Pyongyang ante la presencia militar estadounidenses en la zona, y por la alianza que existe con Corea del Sur, lo que claro está representa un riesgo para Corea del Norte, y quien no está dispuesto a dejarse intimidar y busca estar preparado ante cualquier situación. Es así que finalmente después de muchas discusiones, el gobierno de Kim Jong, anunció que las pruebas del pasado sábado, habían sido realizadas como un simulacro ante un posible ataque nuclear, para el cuál buscan estar listos, lo que evidencia que la incertidumbre de lo que pueda ocurrir en aquella región del mundo, no es excluyente de algunos países y todos los involucrados parecen estar a merced del otro y listos para las armas en caso de ser necesario.

Claro, los gobiernos pueden decirse listos, pero finalmente los ciudadanos en general lo que anhelan es que en vez de alistar la guerra, los gobiernos se propongan construir puentes para lograr treguas y devolverle así la paz, a una zona del mundo que parece haberse acostumbrado a vivir en la expectativa y con el miedo constante que cualquier cosa pueda despertar a una bestia difícil de domar, pero tendrían que comprender las palabras de John F. Kennedy, que dijo: “El hombre tiene que establecer un final para la guerra, si no esta establecerá un final para la humanidad”.

 


 

 

 

 

 

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