COLUMNISTAS

Giro sorpresivo

Las elecciones presidenciales en cualquier nación, suelen poner en manifiesto los problemas reales de los países, porque los candidatos suelen hacer uso de estos temas como estandartes de campaña, y llenando de promesas al electorado, se pintan a ellos mismos como los salvadores ante las problemáticas actuales. Y cuando la problemática es muy grande, pocas son las esperanzas de los partidos gobernantes, porque muchos ven a los candidatos como una continuación de las presidencias fallidas, por eso es que ha sorprendido que en Argentina se diera un giro sorpresivo que pone al frente de las encuestas al candidato del partido que actualmente se encuentra en el poder, sobre todo cuando el candidato es el actual Ministro de Economía, Sergio Massa. Y ¿por qué sorprende? Porque la nación sudamericana se encuentra en medio de una grave crisis económica con una devaluación del peso del 1000% en menos de 4 años. Además de la inflación del 130%, y con el 40% de la población sumergida en la pobreza, y el hecho de que precisamente Massa sea el ministro de Economía, es lo que hace que muchos se cuestionen el cómo es que el candidato del partido peronista le haya dado la vuelta a los números dejando atrás a quien hasta hoy parecía ser el favorito, el ultraliberal Javier Milei, quien poco a poco fue ganando popularidad, con todo y que constantemente suele estar metido en polémicas por sus declaraciones poco convencionales, pero que hoy por hoy parece ir a la baja, y aunque si bien después de las últimas votaciones, pasó junto con Massa a la Segunda vuelta, no lo hizo de la forma avasalladora que muchos pensaban.

Es que es una realidad que en política nada está escrito, y los electores parece tienen sus propias razones e ideas, que muchas veces nada tienen que ver con los análisis ni con los pronósticos, por lo que habrá que ver si el 19 de noviembre los números cambian o se mantienen, porque es muy temprano para declarar un vencedor, pero lo que es un hecho es que ambos candidatos se están enfocando en atraer a los votantes que se mantienen desinteresados en las elecciones, como si en sus manos no estuviera el poder necesario para hacer un cambio, porque como bien dijo George Jean Nathan; “Los malos gobernantes son elegidos por buenos ciudadanos que no votan».

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