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Medina Mora, corrupción en la Corte, Zaldivar, dignidad en la Corte

Por Jose Lima Cobos

Si el Presidente de la República tiene la facultad indeclinable de proponer a los ministros que integrarán la Suprema Corte de Justicia, la oposición, con mucho rencor y enojo quieren que ya no lo haga, aunque así lo disponga la Constitución, sin embargo, se niegan a que esos servidores públicos se elijan democráticamente, es decir, la negativa solo por la negativa sin que existan razones para impedirla, en síntesis, a quien se proclama como democrática, quieren que renuncie a ese privilegio, como es  que sea el ciudadano,  con su voto el  que determine quienes tienen que ser los jueces, ministros y magistrados y se expulse la negociación que es corrupción, o el dedo presidencial del que ahora se cuestiona.

Los insultos de los senadores de la oposición, integrados en el PRIAN , en contra de  Arturo Zaldívar que renuncia por dignidad a no querer estar más al servicio de la corrupción de la Suprema Corte  así lo  advierte en su renuncia para indicar que quiere estar al lado de la historia, es porque, si bien tarde, se dio cuenta que el proyecto que enarbola el presidente López Obrador, está vinculado estrechamente a la nación y ajeno a los intereses corruptos y corruptores de sus actuales integrantes, como ha quedado demostrado con las resoluciones que se han encaminado, todas, ha afectar los bienes de la nación y el bienestar de las mayorías.

Casos elocuentes están a la vista, pues dos de los ministros propuestos recientemente han sido señalados por el propio presidente de la república como traidores y  “conservas” que, conociendo el proyecto que viene ha profundizar en los cambios del país, han sido obstaculizados por los ministros González y Ortiz Farjat; el primero que violando la Constitución en el desafuero que  determinó el Congreso de la Unión en contra del gobernador Cabeza de Vaca, al dejar sin efectos una orden de aprehensión por delitos graves previstos en el artículo 20 constitucional y ante los antecedentes que los recientes tres gobernadores de Tamaulipas están detenidos  o andan “a salto de mata”, lo que confirma que los ministros están vinculados a delincuentes.

La causa suficiente del ministro Zaldívar para renunciar es más  que suficiente, cuando afirma  que se suma a la causa de la transformación, aunque  un llamado grupo plural encabezado por Germán Martínez, que nadie se explica como el candidato de López Obrador permitió que Morena lo postulara como senador de la república y luego lo designó como director del seguro social -y Claudia Anaya y Damián Zepeda, lo acusaron de sumiso y que se quitó la careta- cosa que no ha hecho del todo la oposición, pues navegan, entre  la corrupción y su hipocresía, y les ha redituado, pues la pitanza estatal es dorada y estar fuera del presupuesto es un error.

La diferencia abismal entre la renuncia de Zaldívar y  Medina Mora  evidencia una complicidad extrema de la oposición, pues mientras aquel lo hace por dignidad, este se escuda en la corrupción que envuelve a la corte, porque si llegó a la misma violándose el artículo 94 constitucional, -no  radicaba en el país seis meses antes, pues su estancia en Inglaterra y Estados Unidos lo inhabilitaba, aunque de la manga ancha se hayan sacado el cuento que no perdía su radicación- interpretación criminal de la constitución al aplicarle el código civil que habla de que no se pierde la residencia si se ocupa un cargo, lo peor, aunque no lo sea para los constitucionalistas adocenados,  que luego se fuga  como ministro de la corte y nadie diga nada, solo porque se le detectó enriquecimiento con recursos de procedencia ilícita, es decir, la ancheta amplia para la corrupción y estrecha para la dignidad de quien de manera abierta se niega a seguir siendo cómplice o complaciente con un sistema que se tiene que erradicar, pues visto está que el PRI,pan y prd, con su pacto de lealtad contra el país es más que evidente porque a toda consta se quiere volver al ominoso atraco  y saqueo de la nación.                                                     

Magnifico sería que los ministros González Carranca y Ortíz, -traidores a la transformación- se les llamara en el Senado para que informen si estaban enterados del proyecto de nación que anunció el presidente de la república y revisarles su conducta en la Corte, pues cómodamente perciben sueldos de más de setecientos mil pesos y tienen más de 42 privilegios, según lo apuntó en el senado Monreal, lo que es contrario a lo que prescribe el artículo 127 constitucional, la ley de austeridad republicana y la ley federal de contabilidad y responsabilidad hacendaria, violaciones que no hacen referencia en ningún momento y que las condenas de las cortes internacionales contra México radica en la responsabilidad de los jueces, ministros y magistrados y de eso no se habla.

Sería prudente que se les llamara a cuenta, con los expedientes a la vista, en la que según ellos hablan de su conducta justiciera y exhibirlos como lo que auténticamente son, porque si fuera lo contrario ninguna necesidad tendría el Estado, que representa el presidente de la republica de poner su cara de banqueta ante las violaciones a los derechos humanos que ese tribunal comete y, si se quiere algo enunciativo, salvo Ayotzinapa, donde un colegiado condenó al estado a esclarecerlo, los que existen, dan pena ajena, que de ninguna ruboriza a los ministros, magistrados y  jueces que, siguen con su toga y birrete.

 

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