COLUMNISTAS

La estrategia del desánimo

Por Ricardo Homs

La estrategia electoral que hoy está aplicando MORENA en contra de Xóchitl Gálvez consiste en inducir entre el electorado la sensación de que esta candidata casi tiene perdida la elección, cuando aún no inicia la campaña.

Se están publicando encuestas y comentarios de expertos que desde hoy dan por derrotada a la candidata del Frente Amplio por México, generando un ánimo colectivo pesimista. A partir de ésto, surgen las críticas que culpan a ella de una pésima campaña, para justificar su derrota anticipada.

De forma fraudulenta se utilizan encuestas simples, -que pueden estar amañadas  desde la estructuración del cuestionario que se aplica-, y ahora estas herramientas de investigación se convierten en una estrategia de promoción para inducir actitudes en el electorado.

Debemos reconocer que a partir de la candidatura de Xóchitl la oposición no ha estado más cerca del triunfo que ahora. Sin embargo, la campaña de desgaste que sale desde la mañanera, con críticas indirectas, -contraviniendo la Ley Electoral-, ha sido efectiva.

Muchos ejemplos existen de campañas donde el candidato opositor al gobierno en funciones, -estando abajo en las encuestas-, termina ganando la elección.

El caso más reciente fue el triunfo en Argentina del candidato opositor Javier Milei.

En un mundo tan inestable como el actual, no hay certeza de resultados de ninguna elección, pues los acontecimientos imprevistos son de aparición constante.

Desde acontecimientos imprevistos de alto impacto, que descarrilan un triunfo casi seguro, hasta errores graves del candidato puntero, -o entonces de su partido o de su gobierno-, hasta estrategias disruptivas afortunadas instrumentadas por quien iba perdiendo la contienda.

Un ejemplo clásico de este primer caso, -de un acontecimiento inesperado de origen externo e incontrolable-, fue el bombazo en la estación de ferrocarril de Atocha el 11 de marzo del 2004 en la ciudad de Madrid, España, donde fallecieron 193 personas y 2057 resultaron heridas.

Este acontecimiento sucedió tres días antes de la elección presidencial en España, donde el candidato del Partido Popular, PP, Mariano Rajoy, encabezaba las preferencias con amplio margen, por lo cual el partido político del presidente Aznar lograría gobernar un nuevo periodo derrotando al PSOE, Partido Socialista Obrero Español, representado en esa contienda por José Luis Rodríguez Zapatero.

Habiendo ocurrido la tragedia, la respuesta inmediata del gobierno del presidente Aznar, fue culpar del atentado al grupo terrorista ETA. Sin embargo, poco después en la reivindicación del ataque quedó claro que este ataque terrorista fue la respuesta del bloque islámico para castigar a España por su participación en la guerra de Irak y la invasión de Afganistán, la cual fue orquestada por el gobierno del presidente George Bush hijo.

De inmediato, el pueblo español castigó a su gobierno por esta medida impopular y por haber engañado a la ciudadanía en la declaratoria, culpando al grupo separatista vasco denominado ETA, manipulando la información y ocultando la verdad. De este modo el voto de castigo al gobierno del presidente Aznar le dio el triunfo al candidato Rodríguez Zapatero y al PSOE.

Por otra parte, el ejemplo de una desafortunada decisión que descarriló una exitosa  campaña lo tuvimos en 2018, cuando el candidato de la alianza opositora conformada entre PAN, PRD y MC, -Ricardo Anaya-, hizo una acusación directa contra el entonces presidente Enrique Peña Nieto. Anaya decretó que lo primero que haría al tomar posesión como presidente de la república sería meter en la cárcel a Enrique Peña Nieto por una administración caracterizada por la corrupción desbordada.

Sabiendo el presidente Peña Nieto que el candidato de su partido, el PRI, -José Meade-, no ganaría la elección, al sentirse amenazado realizó una alianza con el candidato López Obrador para apoyarlo. Para ello fabricó una carpeta de investigación en contra del panista por un supuesto fraude en la compra de unas bodegas, lo cual la FGR no pudo sustentar y después de la elección debió exonerarlo.

Sin embargo, ese montaje sí logró que Anaya fuese calificado como corrupto por el electorado y un importante sector de sus seguidores iniciales le diese la espalda y optase por darle la oportunidad a López Obrador, quien en campaña se presentaba como el paladín de la lucha contra la corrupción.

Un grave error de un candidato con posibilidades de ganar una elección generalmente abre oportunidades para que, -quienes iniciaron la campaña en posición vulnerable-, se fortalezcan.

A los ejemplos anteriores se le debe añadir la posibilidad de un cambio de estrategia del candidato en desventaja, que le ayude a tomar la delantera el día de la elección.

Por tanto, los estrategas de a campaña de Xóchitl deben desarrollar una narrativa que nulifique la campaña derrotista de desánimo y genere un ánimo competitivo y de reto.

A final de cuentas son las percepciones las que determinan el voto.

¿A usted qué le parece?

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