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Remesas… ¿éxito o fracaso?

Por Ricardo Homs

La noticia dada a conocer por el Banco de México referente a que el flujo acumulado en los últimos doce meses, -diciembre del 2022 a noviembre del 2023-, de remesas recibidas de Estados Unidos, fue de 63,149 millones de dólares, amerita una reflexión.

Sin embargo, esta cifra comparada con el monto de 2018, -que fue de 33 mil 677 millones-, casi el doble en tan sólo cinco años de gobierno de la 4T, nos debiese llevar a profundos cuestionamientos.

En el extranjero ya circulan artículos que acreditan esa gran expansión del volumen de remesas a la repatriación del dinero del narco a través de sistemas de depósitos hormiga, -o sea de cantidades pequeñas-, utilizando la vía de los tradicionales depósitos que nuestros paisanos hacen a sus familias, recibiendo a cambio de este servicio una comisión.

 Esos artículos periodísticos acreditan también, -en parte-, la reciente fortaleza del peso frente al dólar y el euro.

Sin embargo, el tema de las remesas tiene, -por una parte-, el peso del impacto de éstas en la robustez de la economía mexicana, lo cual significa un fuerte impulso político. La economía nacional hoy representa una fortaleza electoral de este gobierno morenista para justificar la necesidad de crearle el “segundo piso” a la 4T para dar continuidad a los logros económicos del país, como dice Claudia Sheinbaum.

También considerar que las remesas no hablan de un logro de nuestra economía, -como lo presenta siempre el presidente López Obrador en su «mañanera-, sino de un fracaso, porque no hemos podido garantizar a todos los mexicanos oportunidades laborales en su región de residencia y por ello deben abandonar sus familias y correr riesgos, -que pueden ser fatales-, para viajar a Estados Unidos como migrantes ilegales y poder ofrecer a los suyos un estilo de vida digno.

Es obligación del Estado Mexicano es ofrecer a todos nuestros compatriotas, -sin excepción-, oportunidades de calidad de vida.

Sin embargo, la inseguridad provocada por el crimen organizado, los desplazamientos de familias que abandonan sus hogares y tierras, así como el reclutamiento forzado que hacen los cárteles, -de nuevos sicarios-, estimulan la migración hacia Estados Unidos.

Por tanto, se equivoca el presidente López Obrador al festejar la llegada de remesas, pues significan un fracaso de su política social, de su política económica y de la del combate al crimen organizado, origen quizá de un importante porcentaje de esas remesas.

En cualquier país de la importancia del nuestro, -como potencia económica-, exportar mano de obra representa un fracaso, por lo cual debemos analizar los factores vinculados a este fenómeno económico, -por una parte-, pero social por otro.

No es lo mismo migrar aprovechando las ventajas y facilidades de este mundo globalizado, -para obtener grandes oportunidades laborales-, que hacerlo simplemente para sobrevivir y afrontar los riesgos que esto implica.

La migración es uno de los grandes fenómenos de este mundo globalizado y no es buena ni mala. Son las razones de la migración y las condiciones en que se realiza lo que definen si es buena o mala.

Incluso, poco se habla de la migración como parte del mayor conflicto que enfrenta y confronta a los gobiernos de Estados Unidos y México.

Un gran reto digno de reconocer y aplaudir será que el equivalente al alto volumen de remesas actuales termine siendo el resultado de la productividad de los mexicanos y esos dólares sean el fruto de nuestras exportaciones. También que nuestros connacionales estén tan a gusto viviendo en sus comunidades en un entorno de alta calidad de vida, que no deseen migrar.

Por el momento, estas remesas son el indicador del mayor fracaso de las políticas sociales de este gobierno de la 4T.

¿A usted qué le parece?

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