Nerviosismo y tensión a tope en el arranque de foros sobre reforma judicial
De un lado las sonrisas forzadas, los mentones rígidos, las miradas fijas en el horizonte o hacia algún punto indefinido. Del otro lado los semblantes altivos, las porras fuera del guión, el triunfalismo adelantado. La tensión se respira en un salón atiborrado. Las ausencias. Los discursos son punzantes, definitorios en el inicio del debate sobre el futuro del Poder Judicial.
El llamado “Plan C” del presidente Andrés Manuel López Obrador está en marcha. Y lo está en el sitio donde tuvo uno de sus primeros grandes encontronazos con la justicia, en la Cámara de Diputados, donde en 2005 acudió como jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal a enfrentar un proceso de desafuero.
Alejandro Gertz Manero, fiscal General de la República, cancela de último momento cuando horas antes había confirmado su asistencia. Esas señales también se sopesan en las horas definitorias del sistema judicial mexicano, quizá no vistas desde hace 30 años, la de 1994, al inicio del sexenio de Ernesto Zedillo, cuando una reforma constitucional redujo la integración de la Suprema Corte de 26 a 11 ministros.
Todos los focos están sobre la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández, la que se ha echado encima la defensa del Poder Judicial en el permanente conflicto con el Poder Ejecutivo, con el presidente de la República, la que ha alertado sobre los riesgos de aprobar una reforma judicial como la plantea el primer mandatario.
Ese amago presidencial se precipitó tras los comicios del 2 de junio y hoy, aquí, inicia ese camino, en el recinto legislativo de San Lázaro, a espaldas del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) y a diez calles de la sede de la SCJN, caminando por la calle Corregidora.
Una mesa circular donde todos se ven las caras. Un salón de protocolos adornado con las imágenes de José María Morelos y Pavón, Benito Juárez y Venustiano Carranza, los artífices de la Constitución de Apatzingán de 1814, durante la Guerra de Independencia; de la Constitución de 1857, la que detonó la Guerra de Reforma, y la Constitución de 1917, redactada y promulgada en medio de la Revolución Mexicana. Un espacio donde se observa con nerviosismo, a veces con desconfianza.
Fue el primer foro, con 35 participantes. Quedan ocho por delante, en Guadalajara, Toluca, Tuxtla Gutiérrez, Xalapa, Puebla, Saltillo, Culiacán y uno más en este sitio, en la Cámara de Diputados. Así hasta el 8 de agosto. Luego, a partir del 1 de septiembre, la discusión y eventual votación de esta polémica legislación que movilizó a millones de ciudadanos en las pasadas elecciones, la que ha acaparado el debate nacional en las últimas semanas y la que ha provocado sobresaltos en la economía mexicana.