COLUMNISTAS

Atentan contra hijos de periodistas

La nula protección hacia los comunicadores los vuelve más vulnerables

Por Ángel Álvaro Peña

En cualquier enfrentamiento los periodistas son el sector más vulnerable.

Los delincuentes saben que la impunidad está garantizada cuando se ataca a un periodista.

Los periodistas en México son presa fácil de ser “levantados” y dependerá del área de donde provenga el secuestrador, la calificación que le den a la víctima convirtiéndola en un delincuente más, en lugar encender las alertas para evitar desapariciones.

Porque ahora son los hijos de los periodistas los que están en peligro, a partir de la desaparición de David Eduardo Martínez Meraz, tan solo de 20 años, hijo del reportero de nota roja Ernesto Martínez. Se lo llevó un grupo armado en el Sur de Culiacán.

La Fiscalía General del Estado de Sinaloa no se sabe nada. Se trata de una nueva manera de control de los reporteros, para mantener su trabajo del lado equivocado y manipular la información para hacerla parte de la estrategia del crimen organizado. El origen de los delincuentes puede ser cualquiera, desde el gobierno hasta la delincuencia común, nadie lo sabe, a pesar de los cientos de casos de asesinatos y desapariciones de comunicadores.

Esta nueva estrategia pone en peligro a un mayor número de personas, no sólo a los comunicadores sino a sus familiares.

En México los periodistas, y ahora sus familias, corren más riesgos que si vivieran en países en guerra. Los números muestran que caen uno tras otro y los delincuentes, no contentos con mantener controlados a los periodistas, van sobre sus familiares.

Ante esta situación instancias como el Mecanismo de Enrique Irazoque, muestra que los periodistas están más solos que nunca. La delincuencia conoce a la perfección la burocracia que existe en las oficinas del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, que ha llevado a esta defensoría gremial a convertirse en la peor vergüenza de la Secretaría de Gobernación a la que pertenece.

Ahora serán los hijos de los periodistas quienes deben contar con protección; sin embargo, la preocupación de esa oficina es la de ahorrar recursos económicos y humanos, con la obsesión por mantener lo que llaman “austeridad republicana” que ha costado la vida de muchos comunicadores.

Para los burócratas del Mecanismo, si no se consuma el asesinato no hay problema, porque finalmente regresan con vida aunque hayan sido torturados y maltratados.

Una vez dados de alta los periodistas son los escoltas que otorga el Mecanismo de Irazoque quienes vigilan a los periodistas y en la oficina del Mecanismo saben, paso a paso, la vida de quienes deben proteger como si fuera de ellos de quien debieran cuidarse.

Secuestrar a un adolescente para presionar al padre periodista para alguna acción o difusión, demuestra que la delincuencia o la alta burocracia lleva un paso adelante a las autoridades, y que tienen en los periodistas a su gremio más fácil de lesionar con la seguridad de que nunca serán molestados. Ahora, sus hijos también están en la mira.

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